¿Qué sigue?

Por: Susana Fernández — 6 de agosto, 2006

Las manifestaciones de apoyo y en contra que ha recibido la coalición Por el bien de todos, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, debido al plantón permanente que mantienen en el Zócalo y en toda Avenida Reforma es sólo un reflejo de lo que ocurre en todo el país.

Es innegable que el ex Jefe de Gobierno de la Ciudad cuenta con una gran simpatía entre los gremios más diversos, incluido el artístico- cultural, que se han mantenido en la propuesta de un recuento de “voto por voto, casilla por casilla” que les otorgue una victoria que para ellos es certera.

Más allá de las tendencias personales, el punto de acuerdo que debemos compartir es la necesidad de un recuento de los votos que limpie de toda sospecha la designación de quien gobernará nuestro país los próximos seis años. Y esta necesidad no sólo es asunto de los seguidores de López Obrador es y debe ser un reclamo de toda la sociedad mexicana, en esta demanda coincidimos.

Sin embargo, a pesar de que el objetivo es un punto de acuerdo, no lo es las vías para lograrlo, en este caso particular la toma de una avenida tan importante como lo es Reforma y las repercusiones que hemos visto en los recintos culturales, además de la larga lista que día a día los medios han difundido en la última semana y las vividas personalmente y que se escuchan cada vez que miles de automovilistas pasan por los puntos de tránsito. Existe un malestar, enojo e impotencia real, incluso entre aquellos que hace poco más de un mes le otorgaron su voto a López Obrador, además de otros tantos que presa del temor causado por las campañas de violencia votaron contra él y que después de las medidas tomadas están más que convencidos de que hicieron lo correcto.

Si bien es cierto que un amplio sector de la comunidad artística ha apoyado el plantón a través de la música, el teatro, las actividades infantiles, el cine, la fotografía, además de otras manifestaciones y ha utilizado su quehacer para levantar la voz y demandar la limpieza de esta elección o defender el triunfo lopezobradorista, también es cierto que el Unidad Artística y Cultural del Bosque, que alberga cuatro espacios teatrales y uno de danza, ha sufrido con el bloqueo y ha resentido en la baja de su público.

Asimismo, el Auditorio Nacional ha sido otro espacio escénico que ha visto menguada su asistencia debido a difícil acceso con la principal ruta de llegada bloqueada. Por otro lado, el recién inaugurado Festival Viva Vivaldi que tuvo su inauguración el mismo día que inició el plantón y que tiene previsto diferentes espectáculos en algunos espacios del Centro Histórico, como el Casino Español y el Teatro de la Ciudad, también ha visto afectado su poder de convocatoria por esta medida.

Algunos podrán argumentar que son sólo algunos inconveniente causados en comparación con la agresión a la vida democrática del país, pero lo cierto es que este bloqueo ha castigado a demasiados, y existe un malestar y enojo de aquellos que están siendo afectados diariamente: vecinos, empleados y tantos otros, incluidos los centros culturales…

Sin embargo todo podría cambiar si se accediera a limpiar de toda duda la elección pasada. ¿Podría haber esperanza de que en ambos lados que se disputan el poder hubiera una preocupación real por un país que hoy es motín? ¿Existe una verdadera clase política que anteponga el bien de todos a los triunfos individuales? ¿Hay madurez en cualquiera de los bandos para aceptar la derrota? o ¿La única alternativa es observar cómo unos y otros mantienen a la sociedad secuestrada? ¿Qué sigue?

Susana Fernández
susana@interescena.com

Claudia Magun
cmagun@interescena.com

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.