
Por: Susana Fernández — 12 de octubre, 2012
A riesgo de caer en el consabido cliché y asegurar que “el Festival Internacional Cervantino es la máxima fiesta cultural de nuestro paÃs a la que no debemos faltarâ€, en esta ocasión no hay aseveración más justa después de haber presenciado, ayer jueves 11 de octubre en el Teatro Cervantes de Guanajuato, la última actuación de la compañÃa Sadari Movement Laboratory.
Con un trabajo que conjuga disciplinas (teatro fÃsico, teatro del cuerpo y música), el ensamble coreano presentó tres funciones de su versión de Woyzeck, un sorprendente proyecto que parte del icónico texto alemán escrito por Georg Büchner en combinación con un extenuante y bien estructurado movimiento corporal hilvanado por la música de uno de los argentinos más universales, Astor Piazzolla.
Utilizando una simples sillas como herramienta escénica que ayudan a percibir el ambiente violento que vive y sufre el protagonista, la compañÃa logra recrear con gran acierto la atmósfera asfixiante que experimenta el soldado –que en esta ocación, estuvo interpretado extraordinariamente por Yu Cheon Seo– en el ambiente hostil del ejército; la impotencia de sentirse utilizado por médicos insensibles; la desilusión de verse engañado por el ser amado y la ira de uno celos producto del resentimiento y el flagelo.
En contraposición están también aquellas escenas de sensualidad donde Marie –interpretada por Jae-Sun Shim– y Tambor Mayor –personificado por Sung-Won Jang– se entregan al deseo y al engaño.
Se trata de un trabajo que bien podrÃa ser calificado como simplemente danza, lenguaje en movimiento donde la música de Piazzolla narra la historia de un ser atormentado por los sucesos que le rodean. Aquà no importa el idioma del texto (aunque se agradece los subtÃtulos que aparecen en la pantalla superior) porque la expresión corporal y el trabajo gestual de cada integrante transmite los múltiples matices de quienes se entregan con pasión en el escenario.
Desde el escarnio y la burla con que tratan el Capitán y la tropa al humilde soldado; la sensualidad y ambición de la traicionera Marie, la desesperación y angustia del propio Woyzeck, además del trabajo expresivo de toda la compañÃa en si, esta producción está bordada con la intensidad de sentimientos y pasiones de la vida misma trasladada a la escena.
Empero en respeto a la concepción escénica de su director, vale citar lo expresado por él. “Woyzeck no es danza ni teatro coreográfico, ya que se parte de un texto dramático, para crear un espectáculo cuya base es el cuerpo y la coreografÃa corporalâ€, Do-Wan IM.
Después de haberse presentado en más de 20 paÃses desde su estreno, en el año 2000, Woyzeck es una compleja radiografÃa de una sociedad, atemporal y cruel. Que con un gesto de deseperación pareciera gritar “Todos somos Woyzeckâ€, obligados a marchar al ritmo que el poder –llámese económico, social o polÃtico– nos impone.
Ganadora del premio de teatro que otorga el Festival Fringe de Edimburgo, en 2011 e incluida por la BBC de Londres en la lista de las mejores 10 propuestas presentadas en dicho festival, la versión de Woyzeck que nos presentó la compañÃa Sadari Movement Laboratory en asociación con AsiaNow Productions, confirma la regla de que los mejor de la cultura universal se da cita en el Festival Internacional Cervantino.
Teatro que nos hace reflexionar en el poder y responsabilidad de la libertad, en el teatro sin parafernalia escénica que basa su poder en la fuerza de sus intérpretes y que culminó con una poderosa interpretación de Hora cero de Piazzolla que nos hizo erizar la piel.
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