Soliloquios y diálogos bailados 2009… La bienvenida a nuevos aires en la danza contemporánea

Por: C. Magun y S. Fernández — 3 de febrero, 2009

“Yo no acuñé el término soliloquio, pero se dio a conocer a través de este planteamiento específicamente y lo usé para diferenciarlo de un solo de alguien que se mueve muy bien ¿pero qué está diciendo?, aparte de que sea una fiesta para los ojos ¿más allá de eso qué? Así se generó un concepto que ha sido retomado con variantes en otros lados, pero muchos años después”, Isabel Beteta.

Para iniciar este año sus actividades escénicas, el Centro Cultural Los Talleres presenta Soliloquios y diálogos bailados, tradicional temporada que durante casi veinte años ha brindado oportunidad a los amantes de la danza contemporánea de aproximarse a las expresiones más individuales que representan los principales bailarines y coreógrafos de nuestro país, siempre con una estimulante presencia extranjera. Durante este mes de febrero, Los Talleres presenta una selecta selección de artistas del cuerpo originarios de Irlanda, Italia, Argentina y México.

Soliloquios y diálogos bailados” inicia con “una de las iniciativas en danza más interesantes e intrigantes de Irlanda”, Legitimate Bodies Dance Company, que comparte este programa inicial con la coreógrafa mexicana Paola Aimée Rodríguez.

Este interesante e intrigante grupo irlandés dirigido por Nick Bryson y Cristina Goletti, presentan Touching distance: “un provocativo trabajo dancístico que aborda el comportamiento conmovedor entre los seres humanos así como las diferentes dinámicas que se establecen en las relaciones personales”.

En esta actuación compartirán el escenario con la bailarina mexicana Paola Aimée que interpreta la obra Primera Premisa, un solo de su creación basado en el esquema psicoanalítico de Freud (super yo, yo y ello) con la cual plantea “hacer mofa de las actitudes que nos exigen y nos son impuestas por parte de la sociedad”.

Este trabajo es el resultado de la primera parte de un proyecto de investigación sobre la relación psique-música-danza entendida como una unidad estructural, utilizando para ello música del periodo Barroco con autores como Vivaldi, Bach y Albinioni, “por lo tanto esta obra representa en el proceso de la investigación una primera premisa”, explica su autora.

Hay que señalar que en esta edición de Soliloquios, su principal impulsora Isabel Beteta, culminará su festejo por quince años de trayectoria en el segundo programa con la representación de Las moiras, obra que integra un trío de mujeres y cada una habla de un momento de la vida: la juventud, la madurez y la vejez, tres aspectos de una misma persona, reflexiones sobre un proceso de vida de tres mujeres que son una misma.

En este segundo programa la maestra Beteta, compartirá el escenario con el coreógrafo Hiram Abif que presenta Corazón de arena, interpretada por las bailarinas Carolina Ramírez y Alejandra Ibáñez de la compañía Gineceo, fundada en 1990 en la ciudad de Guadalajara.

Esta obra donde la arena simboliza lo finito de la vida, la memoria, el tiempo y las posesiones, representa según Abif: “Mujeres generadoras de vida, sensualidad, soledad y fortaleza, mujer de aquí y de todas partes, arena transportada por el viento, soplo del corazón, mujeres que se fundirán con la arena, volarán y volverán”.

Llama nuestra atención la presencia de esta compañía invitada de la Universidad de Guadalajara, la cual es dirigida el propio Hiram Abif, quien considera que: “Gineceo no hace obras lineales o narrativas, renuncia a eso porque aspira a exponer un lenguaje poético de la danza, sin apartar la emoción en el espectador, desde una experiencia que nos permite mantener la esencia de lo que queremos transmitir”

En el tercer programa, el bailarín y coreógrafo Edgar Robles, lleva al lado de la bailarina Penélope Huerta, Se presume muerto, un pieza compuesta de dos solos creados por Robles, e interpretados por ambos.

El cuerpo es el tema central de esta pieza coreográfica en la que sobre todo cuestiona el valor que se le da al cuerpo, donde lo que importa es “encajar” con los patrones de belleza para así sentirse “parte de” o simplemente estar bien consigo mismo. La obra representa la relación de un cuerpo fragmentado, que es violentado para aspirar a la idea de belleza.

“Para mí esta temporada es muy importante, con el tiempo ha cobrado un gran valor por la variedad de bailarines y de propuestas de artistas de aquí y de afuera, es un espacio muy especial que ha marcado mi carrera”, Edgar Robles.

Este día el escenario de Los Talleres propone otra propuesta de la argentina Daniela Lieban, una obra multidisciplinaria titulada Un latido para Esculapio, donde la coreógrafa baila al lado de un esqueleto para cuestionar acerca de “¿qué nos mueve?, ¿la estructura, las emociones, los recuerdos, los mandatos, nuestros muertos, el deseo, la curiosidad, los músculos, el aliento, la ilusión, la evolución de la especie?”.

La necesidad de contextualizar el rito en la actualidad y de manifestar la espiritualidad, la necesidad del ser humano de expresarse por medio de los rituales y de manifestar su fe, son el motivo del trabajo coreográfico del mexicano Jaciel Neri y la checa Hana Ruzanska, jóvenes coreógrafos que se presentan en el cuarto programa de la temporada de los Los Talleres.

La Ruzanska presenta Sunday afternoon, pieza que baila acompañada por Leilani Maciel Cabañas; le sigue Life steps, una reflexión coreográfica acerca de las etapas a través de la vida y los diferentes procesos como ser humano, una evocación que explora “la dramaturgia de los sonidos de la vida cotidiana y la fuerza histórica de algunos instrumentos del mundo y sus melodías”, interpretada por Jaciel Neri.

Estos dos creadores comparten el escenario con otro de los talentos invitados a este foro, el bailarín Narciso Sánchez, quien se presenta como solista dentro del cuarto programa con la interpretación de Un otro lado del deseo…, en la cual el coreógrafo muestra a un hombre y los episodios de su vida marcados por el amor, el deseo, la esperanza, la violencia o el erotismo.

La obra surge de una lectura del filósofo y crítico de arte John Berger, y de algunas partes de Rayuela de Julio Cortázar, con el propósito, según Sánchez “No de que la gente lea, sino que a través de las imágenes se permitan sentir. Todas las experiencias que vivo las reflexiono por medio del arte, el movimiento de la danza, más que por las palabras; mi estilo sería esta búsqueda en todo lo que me rodea, y en el proceso creativo dar un producto honesto y sincero al espectador”.

Otra de las experiencia que se antoja no perderse, es la participación del mexicano que triunfa en la Gran Manzana, Guillermo Ortega Tanus, fundador de Da·Da·Dance Project, quien conjuntamente con Eun Jung Choi-Gonzalez –tambien fundador de la compañía–, declaran que “la inspiración del grupo proviene del celebre movimiento artístico Dadá (surgido durante la segunda década del siglo XX), donde nace su ánimo de contravenir las nociones tradicionales del arte, a lo que añaden las cualidades que ofrecen los multimedia y el videoarte”.

Aquellos que conocen a Guillermo –egresado de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del CENART– saben que desde sus inicios atrajo fuertemente la atención en sus participaciones con algunas de los grupos más proposititos de México, como UX Onodanza Danza Bizarra, A Pop A Poc y Eterno Caracol, entre otros.

Su talento y éxito en el extranjero le valen ser elegido para presentarse este año en el quinto programa de la Temporada con Presa y predador, actuación especialmente diseñada para Los Talleres, en la que se integra solos y duetos creados por el mexicano y su compañero Jung.

Las obras para este programa son Blood orange, donde lo absurdo de las nociones convencionales de los roles masculino y femenino en nuestra sociedad crean la tensión entre nuestros impulsos/instintos y elecciones intelectuales; Adentro es azul, coreografía donde se aborda la indecisión como un detonante que lleva a la locura temporal, a un estado en el que la conciencia entra en callejones sin salida; la tercera llamada Presa y predador es una creación de Eun Jumg donde una serie de juegos de movimiento definen su relación, la cual es frecuentemente referida como el balance entre diferentes especies animales (incluyendo a la especie humana); por último, Da·Da·Dance Project presenta el estreno del dueto Tiny voices de la coreógrafa sueca Helena Franzén.

Para cerrar este ciclo, Onírico de Gilberto González y Juan Ramírez, presenta dos duetos: el estreno de Esperando a llegar (dos chicas que huyen de su pasado, o de su presente, buscan cambiar su vida, y están a mitad de la carretera esperando un camión que probablemente no pasará), y El camino más largo (a un mensajero le urge entregar una carta, no se sabe a quién, mientras una chica prepara su maleta donde cada vestido tiene una cierta carga emotiva; se trata de la incapacidad de llegar a tiempo).

Según los integrantes de Onírico, “somos un tipo de juguete escénico. Somos una compañía que crea a partir del espectador, de afuera hacia adentro. Onírico crea a partir de ilusiones, las nuestras son imágenes poéticas, como ver una bicicleta rodar todo el tiempo sin que se desplace”.

Es así, que en la historia que ha logrado forjarse en estos diecinueve años que lleva de realizarse –ininterrumpidamente– Soliloquios y diálogos bailados, ha sido catalizador de nuevos aires en la danza.

En este sentido, se puede decir el trabajo de Isabel Beteta es de enorme valía, no sólo como gestor, sino como estímulo a la imaginación, a la búsqueda de fronteras corporales y encuentro de ecos estéticos entre los nacionales y las corrientes extranjeras. Su esfuerzo ha permitido al espectador acceder a propuestas coreográficas que van más allá del movimiento, en ocasiones rayando en lo bizarro, pero siempre estimulantes al ojo alerta en busca del mensaje que contiene la danza. Foto Da Da Dance Project: Eric Bandiero