
Por: Miguel G. Calero — 22 de diciembre, 2017
“Navidades en México, propone un viaje por la tradición y la modernidad, por la danza y la arquitectura, en una experiencia al alcance de todos”, Salvador Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec
La cuantiosa diversidad que sostiene la historia de nuestro paÃs, como son las expresiones populares, culturales y religiosas han forjado una identidad única y fácil de reconocer; en particular el sello de las fiestas decembrinas se hace patente en nuestra idiosencrasia cuando se proponen con el sentido estético de las artes. Una de estas tradiciones hoy arraigadas en nuestra cultura es el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, toda una institución de la danza que cada año cierra sus actividades con Navidades en México, un espectáculo especial creado para las fiestas decembrinas que además del entretenimiento tiene la finalidad de que prevalezca la autenticidad de nuestras costumbres y asà sigan siendo parte importante de la narrativa de nuestra cultura.
Navidades en México, como tÃtulo de esta propuesta, forma parte de un muy significativo homenaje que a lo largo de este 2017 las instituciones culturales de nuestro paÃs han venido realizando con motivo del centenario del Natalicio de Amalia Hernández, durante este mes la Ciudad de México ha sido testigo de este colorido recorrido de danza y música que refleja la inmensa riqueza de las tradiciones en las que nuestra patria se ve envuelta.
Con la dirección general de Salvador López López, esta producción reúne en 30 actos la increÃble cantidad de más de 60 artistas y 32 personas que participan en el desarrollo de una compleja logÃstica que da vida a una magna escenificación que sucede en una de las edificación más representativas de la Ciudad y de México, El Castillo de Chapultepec, marco perfecto para que el espectador descubra los origenes de una fusión entre las raÃces indÃgenas y la influencia española.
Un plato de degustaciones artÃsticas bien amasado en un mismo tenor: danza (tradición mexicana y vanguardia contemporánea), canto (potencia de cámara, ejecución mexicana), musicalización (desde el folklor ancestral más puro hasta lo más huapachoso del jarocho y la ardiente bravura charra) y, como escondido en medio de todas las ornamentas, la narrativa histriónica que nos lleva por un arquetipo clásico sobre lo que vive cada mexicano en las celebraciones navideñas a través de coloridas escenas coreográficas que representan las posadas, las pastorelas y la visita de los Reyes Magos.
Como es de esperarse, la ambientación es algo fuera de lo común. El espectáculo inicia desde antes de llegar al Castillo: la frescura invernal que prevalce en la noche y la visión de esta emblemática edificación vista desde la parte baja de Chapultepec ofrece una atmósfera que a media luz brinda cierta calidez invitante. Una vez sentado y expectante, la iluminación, a cargo de Roberto Carlos Arellano Ramos, permite apreciar de una manera única la arquitectura que muchos ya conocen, y sin embargo pocas veces se puede observar con tal detalle los acabados soberbios del Patio de Armas.
La primera impresión es hacÃa los llamativos vestuarios, a cargo de José Barrios Gómez y Pedro Cedillo, cada pieza refleja la espléndida fusión entre las raÃces indÃgenas y la influencia española aderezada con el alto diseño de modas; el segundo golpe visual viene con los danzantes, la casi divina secuencia de movimientos invita a los ojos a abrirse más para no perder el más mÃnimo detalle de esta representación de nuestras costumbres prehispánicas.
La mirada ha tomado delantera, pero pronto es alcanzada ferozmente por el oÃdo que irrumpe en la atención con la irrupción de la violenta y a la vez armónica entrada de las cuerdas del arpa, charango y bandolón, las maderas de marimba, los vientos de las flautas y las angelicáles voces que anuncian el nacimiento y la redención traÃda por Jesús el Cristo, Dios hecho hombre.
El tono divino pero también popular que tiene esta oda es un profundo toque a nuestro capital cultural como mexicanos, uno escucha, mira y siente el llamado ante tantos sÃmbolos, figuras y remates de escenas en los que encontramos el calor del hogar añorado. Considero que ésta es la mayor virtud de la expresión artÃstica, una sensible representación que logra, como dice Salvador Rueda: “Estar al alcance de todos, a partir de los distintos planos en los que penetra, tanto intelectuales y estéticos, como emocionales y sentimentales. Más allá de entender o descubrir alguna novedad, lo que nos regala esta puesta en escena es sentir vigorosamente la plenitud del espÃritu. Sentir más allá de comprender”.
Como buen espectáculo internacional que se digne de presumirlo, Navidades en México conjuga en su repertorio costumbres ancestrales con influencias y tendencias de la vanguardia contemporánea, los trazos europeos son casi obviados, pero las alusiones asiáticas, africanas, latinas y árabes son un bocado delicioso para el más exigente de los comenzales del circuito estético de la Ciudad.
Sin embargo, siempre existen las tendencias contrarias y crÃticas que postulan la poca fidelidad hacÃa la danza folklórica tradicional; puede ser que las escuelas de este género se suscriban como más ortodoxas, empero la visión artÃstica del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández pretende provocar nuevas imágenes que aporten actualidad al espectáculo.
AsÃ, Viviana Basanta Hernandez, en la coordinación artÃstica, como conocedora de aquello que hoy ocurre en los escenarios internacionales donde este ensamble llega y triunfa, transgrede el imaginario a un espacio que se actualiza y se renueva en conformidad con las exigencias del entretenimiento, llevando la expresión coreógrafica, la dramaturgia, la iluminación y la sonoridad aunada al desarrollo vocal a una perfecta integración del folklor con aquellas tendencias artÃsticas que proyectan la evolución de las artes en el siglo XXI.
Resulta imposible nombrar a todos aquellos que hacen posible Navidades en México, este montaje de grandes dimensiones (¡son más de 90 talentosas personas!), que se presenta en el Castillo de Chapultepec (miércoles, sábado y domingo hasta el 7 de enero), pero a todos les agradezco el regalo que este espectáculo tan nuestro representa en estas fechas, una fabulosa opción para cerrar el 2017 con esta tradición que retoma parte de la historia de México, desde sus divinidades indÃgenas, hasta la llegada de los españoles con el cristianismo, creando un sincretismo de culturas que ha permitido nuevas reinterpretaciones artÃsticas… Un maravilloso momento que nos es regalado en memoria de las queridas Amalia Hernández y Norma López Hernandez.
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