Danza

Merce Cunningham, canónico de la danza norteamericana de la segunda mitad del siglo XX

Por: Enrique R. Mirabal — 1 de agosto, 2011

Merce Cunningham Dance Company, The Legacy Tour en México, Palacio de Bellas Artes, agosto 2011 Merce Cunningham Dance Company, The Legacy Tour en México, Palacio de Bellas Artes del 23 al 27 agosto.

De la danza moderna de Martha Graham a la multiplicidad de coreógrafos y compañías surgidas desde 1940 hasta la fecha, Estados Unidos de Norteamérica ha sido el país más prolífico en el género.

Caminos diversos, a veces convergentes y, otras, en el lado opuesto, han sentado sus bases para no desaparecer e, inclusive, poner la semilla más allá del Atlántico y del Pacífico; aquí y allá, podría decirse que hay sobreabundancia de grupos entre los que no se aprecia una diferencia significativa: todos bailan, es un decir, de la misma manera y no tienen la menor intención de evolucionar… hasta el momento.

Merce Cunningham (1919- 2009) supo encontrar ese camino definitorio en cuanto se independizó de la influencia mas no del aprendizaje de la sacerdotisa Martha Graham en cuya compañía dio los primeros pasos y, elucubramos, se percató de que lo suyo no era contar historias ni dramatizar, un primer punto discordante con relación a su maestra.

A juzgar por este aserto, podría pensarse que lo suyo tendría más afinidades con los inicios de la danza moderna alemana –Mary Wigman, Kurt Joss…– que con la norteamericana: líneas de tensión, exploración del espacio, utilización de la energía del bailarín en la construcción de la coreografía… pero hasta ahí llega la comparación.

Merce Cunningham: The Legacy Tour en México, Palacio de Bellas Artes, agosto 2011. Foto Mark Seliger Merce Cunningham Dance Company es un producto típico y canónico de la danza norteamericana de la segunda mitad del siglo XX en correspondencia directa y unívoca con sus raíces culturales, un equivalente en danza de la manera de ser y de expresarse corporalmente del norteamericano común.

Pareja en lo afectivo y en lo profesional del artista multidisciplinario John Cage (1912- 1992) compartió con él cerca de cincuenta años, de hecho, la música de Cage con sus experimentos formales y acústicos tiene una correspondencia evidente en los trabajos de Cunningham pero… a Merce, la música no lo iba a constreñir en su diseño espacial, no habría subordinaciones posibles: He ahí la palabra clave en la poética del coreógrafo: el bailarín es tan libre como le sea posible para adueñarse del terreno por donde se desplaza.

En muchas de las creaciones de Cunningham, hay una colaboración estrecha con artistas visuales de Norteamérica así como lo hizo con Cage en la música: Jasper Johns, Robert Rauschenberg, Andy Warhol: de lo abstracto no figurativo a la cultura op/pop y el neo-expresionismo.

La geometría, el diseño de líneas que se imbrican, trazos nítidos y en proporción con el espacio, fugas visuales y la concepción misma de la escena aportan a los danzantes un campo magnético sobre el cual gravitar. No hay que estar muy enterados para identificar fácilmente las leyes de la dinámica y los principios de la inercia en cada coreografía suya.

Merce Cunningham Dance Company, The Legacy Tour en México, Palacio de Bellas Artes, agosto 2011 A la muerte del creador, su compañía ha subsistido por casi tres años pero sus bailarines, presionados o no por la mentada crisis económica o por convicción de que los tiempos han cambiado, decidieron emprender un viaje de despedida a través de puntos cardinales en la danza y han escogido a la Ciudad de México como uno de esos destinos en los que será obligado cantar que “no es un triste adiós…” pero sí lo es.

El Tour del “Legado” (artístico) del bailarín y coreógrafo es aprovechado para mostrar trabajos significativos a través de décadas y sirve como marco referencial a una trayectoria y como clase magistral para público, especialistas y críticos y, sobre todo, para noveles coreógrafos y bailarines para acometer –hasta donde su cultura y su ego se lo permita– una anagnórisis necesaria, urgente y crucial.

Merce Cunningham Dance Company, The Legacy Tour en México, Palacio de Bellas Artes, agosto 2011 ¿Hasta cuándo podrá sobrevivir el mencionado legado de Cunningham? No sabemos. En el caso de Balanchine, por ejemplo, la línea sucesoria está bien clara dentro del New York City Ballet pero hay otros ejemplos como la compañía de José Limón, de futuro incierto. Sólo a través de una compañía establecida podría perdurar el corpus de la obra de Cunningham.

Si bien montó obras para diversas compañías, incluidas las grandes del ballet clásico, su presencia en ellas fue efímera y no determinante. Quizás su escuela languidezca como el latín clásico hasta convertirse en lengua muerta o recibirá un segundo aire insuflado por algún coreógrafo que lo redescubra.

Por lo pronto, el primer paso es acercarnos a sus obras y ya después veremos. Es así, que la cita obligada es estar en Bellas Artes para presenciar el legado de Merce Cunningham.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.