Danza

Lola Lince, artista del cuerpo que apuesta por la experimentación como detonador del proceso creativo

Por: Josué Romero — 26 de julio, 2012

Lola Lince celebra 20 años de trayectoria con Las Máscaras de Lilith, hipérbole de la memoria en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, julio 2012. Foto Alicia V Leycegui “Es celebrar que la energía y la llama interior siga encendida, lo que estos 20 años me dejan es un lenguaje con el que estoy trabajando y modelando mis figuras y la conquista de espacios interiores que me parecen regalos espléndidos”, Lola Lince.

¿Quién es Lola Lince? Esa pregunta me la hice cuando iba camino al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. Es de Jalisco –me dijeron– y celebra el vigésimo aniversario de su compañía de danza. Si, está bien, pero quien es Lola Lince. Me quedé intrigado.

Lola Lince es bailarina, me dicen. No, se escucha en el fondo, es una creadora experimental –la mayoría asiente– y todos empiezan a contar anécdotas de Lola. Una de ellas me llamó la atención. Cuentan que cuando era bailarina clásica tuvo un accidente y se fracturo el tobillo. Tardó en recuperarse y no sanó, el tobillo, de la mejor manera. Ahí empezó, afirman sin temor a equivocarse, la leyenda de Lola.

Lola Lince celebra 20 años de trayectoria con Las Máscaras de Lilith, hipérbole de la memoria en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, julio 2012. Foto Karina Orozco Quienes conocen a Lola dicen que, después de conocer y dominar todas las técnicas de la danza, empezó a buscar una nueva percepción del cuerpo sin ligarse a ningún vocabulario coreográfico; pues según ella, “si el movimiento es cambio y nos estamos transformando constantemente ¿por qué me tengo que mover solamente de una manera si mi cuerpo quiere explorar otras?”. Ahí nació, creo yo, la Compañía de Danza Experimental de Lola Lince.

Desde entonces y a 20 años de creación artística a través el cuerpo (más que de experimentación y nuevas formas de hacer danza) Lola está convencida de que los temas no se escogen, crecen dentro del cuerpo y van demandando expresión. Así han nacido piezas como: El agua, La Tierra, Los gatos lo sabrán, Flor de las fogatas, La media luna, La cajita, Un regalo de Eva, Féminas del Mundo, Las máscaras de Lilith, hipérbole de la memoria y su proyecto más reciente Estudios y fragmentos sobre el sueño.

Lola Lince celebra 20 años de trayectoria con Las Máscaras de Lilith, hipérbole de la memoria en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, julio 2012. Foto Ashley Fell. “Para mí, el trabajar con el cuerpo es una fuerte necesidad de alejarme de los códigos aprendidos, hablar desde el cuerpo y apostar por una fidelidad absoluta al impulso que generan los gestos, movimientos e imágenes kinéticas en el espacio”, Lola Lince.

En esta ocasión y para celebrar el vigésimo aniversario de esta compañía originaria de Guadalajara y que actualmente tiene su sede en Guanajuato, Lola festejó en grande, el pasado viernes 20 de julio en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris con el espectáculo Las Máscaras de Lilith, hipérbole de la memoria, bajo la dirección de ella misma en mancuerna con Natsu Nakajima.

Esta pieza coreográfica data de 2008 y muestra, asegura Lola, la parte oscura que todos tenemos dentro. Es una pieza que integra elementos de la danza butoh y se divide en cuatro escenas: El fin de la infancia a través de Inana; Bosque nocturno, El ánimo de Lilith y El reencantamiento del mundo.

Lola Lince celebra 20 años de trayectoria con Las Máscaras de Lilith, hipérbole de la memoria en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, julio 2012. Foto Karina Orozco. En la primera escena se “habla” –con el cuerpo mismo– de un viaje que comienza con El fin de la infancia de Inana, figura luminosa del panteón Sumerio, y el descenso al inframundo. Posteriormente, en Bosque nocturno se descubre el descenso y el cómo a nivel simbólico se pierde la inocencia, pues enfrenta a este mundo amenazante, caótico y salvaje a través imágenes que se han tejido de la manera más orgánica para lograr hacer visible la ligadura entre forma y concepto la imagen artística de esta segunda escena.

En Dreamy Pillow se evoca el ánimo de Lilith, con la posibilidad de integración de dos polos, que son Lilith y Eva, como dos figuras radicalmente distintas. Por último, en el cuadro final, El reencantamiento del mundo es una recapitulación de todos los anteriores donde en este principio de lo femenino, se integra un rostro interesante en la tradición cristiana que es la de María, como la máscara de Lilith, pero totalmente purificada.

Lola Lince celebra 20 años de trayectoria con Las Máscaras de Lilith, hipérbole de la memoria en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, julio 2012. Foto Ashley Fell. “En esta última escena sentí que era un momento de desprendimiento para poder integrar un lado oscuro que ha sido rechazado por una sociedad patriarcal muy vertical”, Lola Lince.

En este montaje participaron cuatro intérpretes: Laura Zermeño, Beatriz Cruz, Tlathui Benavides y la propia Lola Lince, las cuáles contaron con el apoyo de un equipo creativo determinante para la representación de este discurso coreográfico. Marcos García está en el diseño sonoro; Gustavo Domínguez en la iluminación; Adriana Díaz y Enciso en los textos, y Penélope Downes en el diseño escenográfico y en el vestuario.

Sobre los festejos de este aniversario, Lola Lince explicó que además de representar 20 años de trabajo experimental, también han sido de confrontaciones y logros: “no ha sido fácil mantenerse en alto como una compañía independiente, pero al mismo tiempo esta libertad nos ha dado la posibilidad de seguir generando arte”. Arte con el cuerpo, diría yo.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.