Danza

Las sílfides y Carmen, juntas y de puntas en Bellas Artes

Por: Enrique R. Mirabal — 1 de diciembre, 2006

La Compania Nacional de Danza presenta Carmen y Las silfides Si diciembre ha sido un mes en el que El cascanueces ha tenido el derecho de exclusividad con la Compañía Nacional de Danza (CND), este año final de dirección artística de Dariusz Blajer (salvo una ratificación tras bambalinas), la agrupación ha decidido compartir democráticamente su caballito de batalla navideño con un programa doble en Bellas Artes y dejarle al ballet de Chaikovski el Auditorio Nacional en comodato a partir de la segunda semana de diciembre y hasta el día 23. Del otro lado de la ciudad, el Palacio de Bellas Artes contrastará a Las sílfides y a Carmen en cuanto a estilos y preferencias, sin llegar a una pelea callejera entre cigarreras gitanas y las habitantes del bosque.

Esta breve temporada de la CND en el recinto de marmol se presentará el martes 5, el jueves 7, el viernes 8 y el sábado 9 de diciembre.

Las sílfides ha permanecido en el repertorio de casi todas las compañías de ballet tradicional como un ejemplar distintivo del denominado neo-romanticismo de la danza clásica. El término es justo porque esta pieza recrea los ballets del periodo romántico en el que abundaron las criaturas sobrenaturales como willis, las mencionadas sílfides, ondinas, náyades y otras tantas delicadas, virginales y virtuales personajes.

Compania Nacional de Danza se presenta en Bellas Artes El romance imposible entre una sílfide y un mortal escocés fue la línea anecdótica de un ballet que hizo célebre a Maria Taglioni. Siguiendo el estilo y las pautas con las que Filipo Taglioni y Bournonvile hicieron bailar y volar a las sílfides. Mijaíl Fokin, el coreógrafo ruso que forjó, entre otros, el futuro de la danza clásica en los Ballets Rusos de Diaghilev, creó Las sílfides, conocido en Rusia como Chopiniana (la base musical es una suite de obras para piano de Federico Chopin orquestadas por Alexander Glazunov).

Entre los intérpretes originales fiuguraron Vaslav Nijinsky y Tamara Karsavina. En occidente, el ballet pasó de una compañía a otra y el propio Fokin lo recreó y revisó en varias ocasiones, dándose por buena la última que data de circa 1941 para el que sería el American Ballet Theater.

Sobre el ballet de Carmen, las palabras del propio coreógrafo cubano Alberto Alonso son las que mejor definen su obra y la esencia de la misma: “la vida es un juego, es complicada y nada sencilla; hay que saberla jugar y luchar contra ella. A veces nos arriesgamos y tomamos decisiones importantes porque la vida también tiene aspectos profundos; depende del curso que uno elija”.

Dariusz Blajer, director de la CND presenta Las silfides y Carmen A partir de este planteamiento podemos decir que la historia de Carmen está llena de pasión y de sensualidad, características por medio de las cuales se explora en dicho ballet una gama de emociones que se mueven entre el amor y la muerte, en una lucha constante librada por el personaje central contra las fuerzas que lo limitan y a la que se entrega con obstinación. La presente pieza dancística encierra un mundo de contradicciones, de instintos que llegan incluso a lo salvaje.

Desde el estreno en México de este clásico musicalizado con la Suite de Rodion Shchedrin sobre la original de George Bizet, ha tenido gran aceptación y ha cautivado al público, por el gran poder de síntesis en danza de esta tragedia.

Carmen, fue estrenada en México, en 1988, con motivo de la despedida de la primerísima bailarina mexicana Susana Benavides, y ha sido interpretado por Sylvie Reynaud, Laura Morelos (su mejor intérprete entre las mexicanas hasta la fecha), Irma Morales, Sandra Bárcenas, Carmen Correa y Tihui Gutiérrez.

En esta temporada 2006, La Compañía Nacional de Danza la lleva a escena con la interpretación de Sandra Bárcenas, Irma Morales y Laura Morelos alternando el papel de Carmen. El diseño de escenografía es de Boris Messerer; el diseño de vestuario fue creado por Salvador Fernández y el diseño de iluminación fue realizado por Víctor Flores.

Carmen lucha por ser libre, por ser ella, y por tal motivo no se doblega. No es tan solo una gitana hermosa: es una mujer que defiende su identidad. El público convertido en tribuna, juzga, acepta o condena, y en el ruedo al igual que el toro y el torero, los personajes antagónicos se entregan a una lucha de vida o muerte.
Ella, Carmen, se lanza al ruedo de sangre y elige la muerte antes de doblegarse al poder.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.