Laleget, la danza como lenguaje de la creación escénica…

Por: Amanda García L. — 9 de agosto, 2018

“Un abrigo que se convierte en una persona por todo aquello que puede llegar a representar. Un objeto al que se le vincula con la protección o un escudo y que está íntimamente relacionado con la identidad. ¿Pero qué es la identidad hoy en día?”, Diego Vázquez, director de Laleget Danza.

Con una trilogía de obras dancísticas que comparten la precisión como común denominador, Diego Vázquez, director de Laleget Danza, presentó en el Palacio de Bellas Artes –el pasado viernes 3 de agosto–, parte del trabajo coreográfico desarrollado a lo largo de sus 13 años de trayectoria, en el que a partir de un alto nivel técnico se construyen partituras corporales leídas con claridad por el espectador.

Bajo un programa dividido en tres grandes momentos, False Cognate (2014), Manasés y la Esquizofrenia (2017) y el estreno de The Coat, el autor hace un close up al interior del ser humano desde distintos ángulos. El tercero de ellos, que fue la pieza que abrió la noche, recurre a un elemento ajeno al cuerpo, un abrigo, el cual se humaniza y llega a convertirse en una capa de piel de los intérpretes a partir de la relación interpersonal dada entre ambos.

El uso de la ropa adquiere una carga simbólica importante en cada una de las piezas coreográficas. Sin embargo, en The Coat se enfatiza este recurso para construir una metáfora del peso emocional, los miedos y escudos que el individuo lleva consigo todos los días, mientras debajo de ello se oculta la esencia de cada uno, el verdadero yo. Conforme las capas de tela se desprenden del cuerpo, la cercanía entre la pareja de intérpretes es mayor y el entendimiento es mutuo, lo cual decanta en un dueto de movimiento continuo.

Como resultado de un trabajo personal surgió False Cognate, la segunda pieza presentada en el programa de esa noche. En esta obra Diego Vázquez dialoga consigo mismo a manera de confrontación, para exponer cómo a lo largo de la vida el ser humano genera falsas ideas y creencias en torno a cosas que no siempre corresponden con la realidad.

Recuerdos volcados en hojas de papel son parte de la escenografía de la obra, que manifiesta la fuerza interna del bailarín mediante calidades de movimiento contrastantes y un gran manejo de la técnica.

Como final disruptivo se presentó Manasés y la Esquizofrenia, coreografía narrativa marcada por los recuerdos de un soldado que busca eliminar de su mente las imágenes manchadas de sangre guardadas después de la guerra. La obra se divide en seis escenas, momentos claramente marcados por los violines de Johannes Brahms, dos interludios de Andrés Solís y una pieza de Georg Friedrich Händel.

En esta obra la precisión corporal y clara ejecución del lenguaje dancístico se hace aún más evidente, gracias a la exactitud con la que los intérpretes coinciden musicalmente. El tormento mental que viven los personajes se traslada al espectador para expresar el poder que una enfermedad puede generar en la vida de un persona y al mismo tiempo en la escena dancística.

Laleget Danza cuenta con un repertorio innovador y polifacético. El uso de diversos recursos escénicos y plásticos en la ejecución del movimiento mantienen al espectador al borde el asiento. Fundada en 2015 por su actual director artístico, Diego Vázquez, esta compañía se ha visto directamente influenciada por el trabajo de coreógrafos como Jiří Kylián, Angelin Preljocaj, Tania Pérez Salas, Marco Antonio Silva y Anabelle López Ochoa.

Actualmente, Diego Vázquez dirige el Taller Coreográfico de la UNAM y recibe apoyo de diversas instituciones como la Secretaría de Cultura Federal y la Dirección de Danza UNAM, para la producción de sus obras y giras por el extranjero.

Hay que señalar que más allá de los cargos, la calidad de Diego Vázquez y Laleget Danza fue recompensada y reconocida al término de cada una de las obras coreográficas que presentó dentro de la Temporada Danza en el Palacio con un entusiasta aplauso y ovación más que impetuosa. Fotos: Carlos Quezada.