Por: Josué Romero — 22 de agosto, 2013
“Es importante que La Cenicienta sea lo más danzable posible; la compuse sobre esquemas tradicionales del ballet clásico, para expresar en la música todo el valor poético entre Cenicienta y el PrÃncipeâ€, Sergei Prokófiev.
Uno de los cuentos clásicos por excelencia es, sin duda alguna, La Cenicienta. Casi todos recordamos cuando la calabaza se convierte en un grandioso carruaje y los ratones en corceles blancos; y qué decir cuando los pájaros bordan el hermoso vestido azul para ir a la fiesta donde conocerá al prÃncipe; o cuando dan las doce campanadas y el hermoso personaje del cuento sale huyendo de la fiesta y es en ese momento cuando se le cae su zapato de cristal.
Ahora tenemos la oportunidad, una vez más, de recordar y vivir este cuento de hadas sólo que de una manera diferente. En esta historia vamos a cambiar el zapato de cristal por una zapatilla de ballet, porque ahora se trata de un cuento coreográfico llevado a escena por la CompañÃa Nacional de Danza (CND) que en su celebración por su 50 aniversario reúne toda la magia de la literatura de Charles Perrault en el espectacular escenario del Palacio de Bellas Artes.
AhÃ, en el espacio cultural por excelencia de nuestra ciudad, cuando se escucha la tercera campanilla (porque en este lugar no se da la tercera llamada), se abre el telón y aparece una grandiosa escenografÃa –que juega un papel fundamental en la historia–, el marco perfecto para recrear la magia y las coloridas escenas de La Cenicienta, un trabajo de la CND que hoy dirige Laura Morelos.
Una maravillosa coreografÃa que inicia en la cocina, donde conoceremos no sólo a Cenicienta, sino a sus siniestras (y divertidas) hermanastras asà como a su malvada madrastra. Por su puesto, también estará su papá, y claro, no podÃa faltar uno de los personajes más importantes de esta historia: el hada madrina, que primero aparece como una pordiosera para después transformarse en una hermosa bailarina.
De ahà nos trasladaremos a la estancia, donde un modisto y un peluquero tratarán de hacer bellas a dos mujeres sin gracia, y un maestro de danza que se aplicará, por todos los medios, para enseñar los pasos de baile a las torpes hermanastras.
De regreso en la cocina vemos a Cenicienta bailar, delicadamente, con una escoba que imagina que es su compañero de baile. En este ir y venir, de la cocina nos vamos a un bosque encantado donde hacen su aparición las hadas de primavera, verano, otoño e invierno, quienes confeccionan, de manera mágica, el vestido de Cenicienta para que asista al baile, y claro, no podÃa faltar la escena donde la calabaza y los cuatros ratones se conviertan en el genial carruaje con sus hermosos corceles blancos.
Ya en el Palacio, nos da la bienvenida un colorido bufón con grandes dotes dancÃsticas. Ahà hará su aparición el PrÃncipe, quien al ver a Cenicienta quedará perdidamente enamorado de ella.
También bailarán sus hermanastras y harán gala de sus torpes y ágiles movimientos que te provocarán sonreir más de una vez, y después de estas simpáticas escenas veremos como se acaba la magia cuando el reloj con sus doce campanadas marca la media noche.
De nuevo en la cocina y ya con una sola zapatilla de cristal, Cenicienta piensa que todo fue un sueño. Sin embargo, llega el PrÃncipe con su corte, y claro con su bufón, buscando a su enamorada que habÃa huido la noche anterior. Es cuando las hermanastras tratan de calzar en sus toscos pies la zapatilla perdida. Pero también cuando el PrÃncipe pide matrimonio a Cenicienta al descubrir que la zapatilla de cristal es de ella. ¡¡¡Que romántico!!!
La Cenicienta, la hermosa creación de Charles Perrault se estrenó en su versión para ballet en 1822 con el nombre de Cendrillon ou la petite pantoufle de verre (Cenicienta o la pequeña zapatilla de cristal) en el King’s Theatre de Londres con un libreto de Albert Decomte y música de Fernando Sor.
Años más tarde, en 1945, al término de la Segunda Guerra Mundial, se retomó la coreografÃa en una nueva versión de Vladimir Zakharov con la música de Sergei Prokófiev y la ejecucioÌn de la primera bailarina Olga Lepescinskaia, en el Teatro Bolshoi de MoscuÌ. Esta es La Cenicienta que se presentará hasta el 25 de agosto en el Palacio de Bellas Artes.
Un montaje del afamado coreoÌgrafo britaÌnico Ben Stevenson que se compenetroÌ directamente con la muÌsica de ProkoÌfiev para contar esta bella historia en 1970. Y asà fue que Stevenson con Tom O’Keefe –encargado de supervisar la obra a nivel mundial–, fueron invitados en 2010 por la CND a México para llevar a cabo el estreno de esta obra en el Auditorio Nacional.
La Cenicienta, un espectaÌculo de gran calidad que la CompañÃa Nacional de Danza lleva a escena con los diseños de vestuario y escenografÃa de René Durón y el diseño de la iluminación a cargo de Rafael Mendoza.
Una joya del ballet que implica una gran calidad técnica e interpretativa representado por más de 70 bailarines y la participación estelar de Blanca RÃos, Agustina Galizzi, Elisa Ramos y Ana Elisa Mena en el papel la Cenicienta, mientras que en el papel del prÃncipe alternarán funciones Erick RodrÃguez, Luis Amorano y Roberto RodrÃguez. Además de la interpretación de la música en vivo a cargo de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes.
Existen todos los elementos para no dejar de ir a ver a La Cenicienta. Una madrastra severa, un padre atormentado, unas hermanastras geniales, unas hadas majestuosas, una carroza con sus caballos blancos espectaculares, un prÃncipe en busca del amor y, por supuesto a la Cenicienta, la hermosa y siempre noble heroÃna que ve cumplidos sus deseos de felicidad.
No se pierda, las dos últimas representación de esta Temporada 2013, este sábado 24 y domingo 25 de agosto en el Palacio de Bellas Artes, … Una experiencia única que seduce a través de su música, el valor literario y el disfrute de la poesÃa corporal de sus intérpretes.
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