Danza

La bella durmiente se muda al Castillo de Chapultepec

Por: Enrique R. Mirabal — 2 de abril, 2007

Aprovechando el éxito de la temporada anual de El lago de los cisnes en el Bosque de Chapultepec, Dariusz Blajer, director de la Compañía Nacional de Danza del INBA creó y puso en marcha un nuevo proyecto en 2005 y, dada la respuesta del público, lo ha repetido en los años subsiguientes.

La Compania Nacional de Danza presenta La bella durmiente 2007 A unos cuantos metros de la isleta del Bosque donde bailan las princesas cisne, en la explanada del Castillo, inserto también en Chapultepec, se ha adecuado el espacio para que fachada y terrazas sirvan de marco apropiado para La bella durmiente, el cuento de Perrault convertido en ballet por Marius Petipa a partir de la magistral partitura de Piotr Ilich Tchaikovsky. En un escenario central, los principales números bailables, en el sentido académico del término.

Para agilizar el desarrollo del ballet y hacerlo más atractivo para los niños y familiares que llenan el lugar, se han seleccionado escenas clave, las más espectaculares y conocidas como son el bautizo de la princesa Aurora, la llegada de la malvada Carabosse, los festejos por el cumpleaños dieciséis de la protagonista, su hechizo y finalmente, las Bodas de Aurora y el príncipe Desiré, el momento culminante del ballet y en el que participan además de la pareja central, los principales solistas de la compañía representando una selección de cuentos de Perrault.

Espectáculo pensado para el gran público familiar más que para balletómanos, La bella durmiente cumple su cometido en cuanto proporcionar una agradable velada a padres, abuelos y niños en una especie de viaje fantástico con bosque, castillo y efectos especiales incluidos que emociona y entretiene por igual. Una especie de viaje a Disney sin necesidad de sacar el pasaporte y con entradas a precios muy accesibles.

La Compania Nacional de Danza presenta La bella durmiente 2007 La bella durmiente es el segundo de los tres ballets (el primero, El lago de los cisnes y el último, El cascanueces) que Tchaikovsky escribió y el primero en el que colaboró directamente con el coreógrafo francés Marius Petipa. Desde el punto de vista musical y estrictamente sinfónico, es el más redondo y sólido de los tres. La inagotable vena melódica se hace patente en cada frase y la inspiración reina en las danzas de corte, los divertissments y los pas de action que se alternan a todo lo largo y ancho de la partitura. Magia, misterio y un especial encanto recorren el ballet de principio a fin sin que quede un solo punto muerto.

Los solistas y primeros bailarines de la CND tienen la oportunidad de foguearse en esta funciones primaverales y suponemos que tendrá lugar algún que otro debut del que se desprenderá tal vez una futura estrella del ballet mexicano, algo que necesitamos urgentemente.

Del 6 al 12 de abril esta temporada, en representaciones que se darán los jueves y viernes a las 8 de la noche, sábados a las 7 de la tarde y los domingos a las 6 de la tarde, es posible que, gracias a la demanda de boletos, se prolongue por otros fines de semana antes de que comiencen las lluvias. Un buen rato, excelente música y el suficiente baile para crear el sano hábito de ir al ballet.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.