Danza

Jessica Lang Dance Company: Una incógnita por descifrar

Por: Enrique R. Mirabal — 26 de julio, 2016

Jessica Lang Dance se presenta en el Palacio de Bellas Artes, julio 2016. Foto Takao Komaru Entre las múltiples compañías de danza contemporánea norteamericanas, a veces, es difícil encontrar algún elemento que pueda establecer alguna diferencia entre ellas. Se repiten los mismos esquemas cual fórmula que busca el sentido de pertenencia en este universo marcado por la uniformidad, la ausencia de una verdadera búsqueda de nuevos caminos y la sensación de sobrevivir en medio de la mediocridad y la fácil complacencia.

No todo es negativo ni tan sombrío en el panorama actual. De cuando en cuando, nos tropezamos con atisbos de creatividad bien encauzada, cierta continuidad dentro del sendero seguro de los pioneros y el innegable alto nivel técnico de los bailarines y, por supuesto, del equipo de creadores de la imagen virtual y las animaciones que acompañan al baile. Todo funciona de maravillas según lo planeado, bien cronometrado y sin tropiezos pero en función de…

Jessica Lang Dance se presenta en el Palacio de Bellas Artes, julio 2016. Foto Todd Burnsed Sirva el preámbulo a propósito de la llegada a México de la Jessica Lang Dance, la compañía fundada por la bailarina y coreógrafa epónima formada en las filas de Twyla Tharp cuyos seguidores presumen de la labor transformadora de su gurú en la danza de los ochenta y noventa del pasado siglo.

Cada quien es muy libre de rendir tributo a quien le plazca pero para quien esto escribe, la Tharp sólo aportó más clichés para armar el adictivo cóctel que se nos persigue desde entonces en cada convocatoria de los contemporáneos (no confundir con el grupo literario mexicano con mecenazgo de Antonieta Rivas Mercado).

La compañía de Jessica Lang no se ha presentado antes en Bellas Artes y, por lo tanto, se espera como una importación que valga la pena dar a conocer al público mexicano. Inevitable, en estos tiempos cibernéticos, navegar por internet para ver de qué se trata la JLD, esa compañía afincada en Long Island, Queens, New York y participante de las temporadas veraniegas del Jacob’s Pillow Dance Festival, una creación de Ted Shawn que permitió el desarrollo de la danza moderna norteamericana a un nivel equiparable a su análoga europea. ¿Qué vimos en los clips del repertorio de la JLD?

Jessica Lang Dance se presenta en el Palacio de Bellas Artes, julio 2016. Foto Takao Komaru Con la salvedad imperiosa de ver en vivo todo espectáculo antes de formarnos un juicio crítico –eso esperamos– la línea creativa de Lang (insisto, según lo visto en la web) poco se diferencia del común de los mortales grupos norteamericanos que nos hayan visitado o que hubiéramos visto en el extranjero: hiperquinesia a la carta, giros a pecho en tierra y a trasero ídem, harto florilegio en animación, construcciones en metal o madera más escenográficas que funcionales para la danza.

Y sobre todo un vestuario llamativo, para quienes no conozcan los orígenes de la danza moderna en el siglo XX, v. gr., en The Calling, una falda de varios metros de diámetro para jugar con ella durante la duración del solo que, ¡Oh, novedad!, puede ser interpretado por hombre o mujer con la misma propiedad. Búsquense filmaciones o fotos de Ruth Saint Denis, algo de Graham o del music-hall de los años veinte y veremos maravillas. Todavía más atrás en la máquina del tiempo, invoquemos a la serpentine Loïe Fuller.

Jessica Lang Dance se presenta en el Palacio de Bellas Artes, julio 2016. Foto Rosalie O Connor A vista de pájaro cibernético, éstas son las impresiones que nos deja la JLD. Eso sí, como apuntáramos antes, los bailarines despliegan una técnica fuerte y muy rica en saltos, giros y contorsiones varias. El desplazamiento grupal y la interacción entre los bailarines son notorios.

Esperemos a comprobarlo en el repertorio que presentarán en Bellas Artes: Sweet Silent Thought, en homenaje los 400 años del fallecimiento de William Shakespeare; Thousand Yard Stare, inspirada en la mirada de la gente que se ha visto afectada por las guerras y la violencia; Among the Stars, dueto de ballet; además, Mendelssohn/Incomplete y Lines Cubed. Y por supuesto, la antes mencionada The Calling, fragmento que se desprende de Splendid Isolation II.

Los recursos visuales y el look de todas las obras revisadas exhiben una bonanza que no es común en grupos actuales, en otras palabras, no carece de recursos la compañía de Jessica Lang. Ah, las bailarinas pueden bailar en puntas sin que agredan a la ortodoxia de lo seguidores de la danza contemporánea. Esto es sólo un primer acercamiento. Hay que ver a la Jessica Lang Dance en vivo: viernes 29 y sábado 30 de julio en el Palacio de Bellas Artes y después, concluyamos.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.