
Por: Enrique R. Mirabal — 1 de junio, 2009
Homenaje póstumo al diseñador VÃctor Flores
Cuatro coreografÃas sustentadas por la técnica del ballet clásico y sus derivaciones en el siglo XX componen esta Gala de la CompañÃa Nacional de Danza (CND). Las obras con las que abre y cierra el programa establecen una revisión de piezas clave en el repertorio de las principales compañÃas de ballet occidental que se formaron a partir de Los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev y los grupos en que se subdividió la troupe a la muerte del artista/empresario en 1929.
Nos referimos a Las SÃlfides y a Baile de graduación. Entre ambas obras, se insertan dos coreografÃas de Alberto Méndez, Rara avis y Tarde en la siesta, en las que se podrá medir cuánto evolucionó (o todo lo contrario) el ballet clásico en el pasado siglo.
Las SÃlfides (Les Sylphides) se estrenó en el Teatro Châtelet de ParÃs el 2 de junio de 1909. A cien años del acontecimiento y por la importancia de esta imprescindible reposición de la CND que dirige Sylvie Reynaud, no podemos menos que revisar la historia de esta coreografÃa definitoria en la consolidación del ballet clásico fuera de Rusia.
El primer antecedente notable viene más por el lado musical que por el danzario: Alexander Glazunov, compositor y excelente orquestador ruso reunió varias piezas para piano de Federico Chopin y las orquestó bajo el nombre de Chopiniana.
A partir de estos fragmentos, MijaÃl Fokin, el coreógrafo favorito de Diaghilev por estos años, creó en 1907 un ejercicio de ensoñación romántica, una especie de ensayo general que sirvió de base para la primera presentación de Las sÃlfides.
A partir de su estreno francés en 1909, el trazo y los pasos del ballet asà como el orden de la partitura sufrieron sucesivos cambios que, hasta el dÃa de hoy, han propiciado las variaciones entre una y otra versión, según la compañÃa de que se trate (inclusive hay diferentes orquestaciones).
Los rusos del Mariinsky (donde germinó la concepción del ballet) y del Bolshoi, conservan las ideas primigenias de Fokin y el tÃtulo de Chopiniana haciendo caso omiso a los apuntes del coreógrafo en sus posteriores montajes en los que definió y perfeccionó su estilo y maduró la idea original.
Los ingleses, a partir del estreno en el Covent Garden de Londres en 1911, han conservado la visión neoromántica y el diseño de telón con castillo medieval de fondo (Haskell fue un decidido defensor de esta idea) a diferencia del que comúnmente vemos y que evoca el pincel de los pintores pre-impresionistas.
El decorado original se debe al artista ruso Alexandre Benois, cuya impronta en el diseño escénico influyó en varias generaciones posteriores además de haber exhibido sus apuntes e impresionantes lienzos en importantes museos y galerÃas de Europa.
En 1940, el American Ballet Theater incluyó en su repertorio la que se considera la última y definitiva versión de Las SÃlfides, revisión hecha por el propio Fokin. Directamente de este montaje, llegó a la CND, de la mano de Fernando Alonso, los últimos detalles del creador original.
Recordemos que los Alonso (Fernando, Alberto y Alicia) se nutrieron de la rica y vasta herencia rusa a través de los bailarines y coreógrafos de la Rusia zarista que se exiliaron en Estados Unidos. De ahà el que debamos ver el mencionado ballet no con propósitos arqueológicos sino de legitimación que preserva el importante legado de un ballet que inició una corriente válida y muy viva hasta nuestros dÃas con epÃgonos no siempre a la altura del maestro.
En el elenco original de Las SÃlfides aquel 2 de junio de 1909, Anna Pavlova, Tamara Karsavina, Vaslav Nijinski y Alexandra Baldina. Como antecedentes de este ballet sin argumento, están las dos versiones de La SÃlfide (y el escocés) que en el siglo XIX aparecieron en ParÃs y después en Dinamarca. Una debida a Filipo Taglioni y la otra, a Bournonville, con diferentes partituras de fondo cada una. Décadas después del trabajo de Fokin, Balanchine utilizó la SinfonÃa Escocesa de Mendelssohn para un ballet de idéntico nombre.
Los dÃas 5, 6 y 7 de junio, la CompañÃa Nacional de Danza presumirá a sus mejores bailarines en un montaje de Las SÃlfides que Fernando Alonso supervisó en su breve lapso al frente de la compañÃa.
Baile de graduación (Australia , 1940) de David Lichine –uno de los tantos ballets que ocupó las temporadas de los remanentes del Ballet Ruso convertidos en Ballet de Monte Carlo o Ballet del Marquis de Cuevas a su paso por el Mediterráneo, América y Australia– se ha mantenido en el repertorio de varios grupos gracias a su fresca e ingenua anécdota, a la chispeante música de Johann Strauss hijo, orquestada por Antal Dorati,y a sus momentos bailables en los que se alternan el lirismo romántico (pas de deux escocés en el que reaparecen La SÃlfide y James del ballet de Taglioni ), solos a redoble de tambor o la famosa y difÃcil competencia de fouettés.
Nostálgico divertimento que evoca los felices dÃas y noches en un internado de señoritas en el Imperio Austro-Húngaro y el inocente encuentro con cadetes y oficiales del ejército, sin semejanza alguna con novelas de Wedekind o pelÃculas de Leontine Sagan.
Recordando a los rusos de la época de oro, una Gala de la CompañÃa Nacional de Danza que podrá disfrutar en el Teatro Esperanza Iris del Centro de la Ciudad.
CompañÃa Nacional de Danza
Gala de Ballet
Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris”
Funciones: Viernes 5 de junio, 20:30 hrs. (Homenaje Póstumo a VÃctor Flores); sábado 6, 20:00 hrs.; domingo 7, 18:00 hrs.
Programa
Las SÃlfides
CoreografÃa: Michel Fokine
Música: Frederic Chopin
Montaje coreográfico: Clara Carranco y Diana Angelini bajo la supervisión de
Fernando Alonso
Rara avis
CoreografÃa: Alberto Méndez
Música: Georg Friederich Haendel y Benedetto Marcello
Diseño de vestuario: VÃctor Flores
Tarde en la siesta
CoreografÃa, vestuario y escenografÃa: Alberto Méndez
Música: Ernesto Lecuona
Baile de graduación
CoreografÃa: Enrique MartÃnez basada en la original de David Lichine
Música: Johann Strauss
Diseño de escenografÃa y vestuario: Eugenio ServÃn
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Me ha costado mucho trabajo saber que era de un Festival de México.Me gustaria saber más de un diseñador que se merece tal homenaje, debe ser un especial personaje de México.