
Por: Claudia Magun — 1 de junio, 2007
La CompañÃa Nacional de Danza se presenta en el Palacio de Bellas Artes
La nostalgia por una ciudad que ha quedado en el pasado, con personajes que hoy pertenecen a la literatura o la historia, se funde con la rebeldÃa de un presente para dar paso a una danza que guarda el gusto por el ayer pero que mira su entorno interpretando su propia traducción a través del lenguaje del cuerpo.
La CompañÃa Nacional de Danza realiza en su programa de junio una remembranza corporal a través de ritmos populares como el mambo, el rock and roll, el swing y el romántico bolero hasta llegar a los acordes del heavy metal en versión cello.
¡Esquina bajan!, es la imagen de un México que la coreógrafa Nelly Happe recuerda con añoranza, con tranvÃas cruzando la ciudad a paso lento pero seguro, el algodonero en La Alameda y el organillero afuera del Cine Roble… ¡Esquina bajan! es una de las tres coreografÃas con que la CompañÃa que dirige Dariusz Blajer abre su presentación este mes en el Palacio de Bellas Artes, -los dÃas 10, 14, 17 y 19- una puesta que la maestra realizó como un homenaje a la Ciudad que la vio crecer en los escenarios como bailarina, coreógrafa y gran amante de la danza.
Por su parte, Deseo (Désir), creación de James Kudelka, con música de Sergei Prokofiev, es una obra sugerente, sensual y atrevida donde se encuentran la ternura y delicadeza del ballet, La Cenicienta, con la agresividad y fuerza de la ópera Guerra y Paz. Pasando por alto los requisitos de una narración rigurosa, Kudelka proyecta una visión coreográfica donde la partitura da vida a siete parejas que celebran la pasión, el placer y el deseo bajo la luz de la luna.
Finalmente, el talento de James Kelly impone el escenario con SinfonÃa para nueve hombres, obra donde el lenguaje corporal permea en un juego intrÃnseco entre las polaridades de la oscuridad de la música de Apocalyptica y la belleza de lo masculino. SinfonÃa para nueve hombres, una respuesta clásica a una música moderna.
Con música de diferentes estilos, la CompañÃa Nacional de Danza muestra en cada uno de estos trabajos la exigencia y técnica para delinear la armonÃa corporal y el sentido escénico con precisión y fuerza interpretativa. Tres coreografÃas creadas en los noventas, tres lenguajes que encontraron en su momento la expresión emotiva, pasional y rigurosa que debe conservar la danza para seguir existiendo.
“Ver la danza clásica a través de los ojos del siglo XXI, que es en el que vivimos, es un reto de pericia y rigor, por las posibilidades que posee la técnica, confrontada en fondo y forma ante los temas del presenteâ€, James Nelly. Fotos: Guillermo Galindo.
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