
Por: Amanda GarcÃa L. — 6 de septiembre, 2018
“Hay urgencia en hablar y mostrar cómo nos sentimos, contar nuestra historia, comenzar a poner sobre la mesa que estamos cansadas, que queremos caminar tranquilas y libres, o locas y boca abajo, pero caminar hacia donde nos apetezca”, Julia Irango, directora y fundadora de Dunatacá, compañÃa española que se presentó en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo.
Cuando una palabra no es suficiente el cuerpo se ve obligado a hablar desde muchos lugares, desde la piel, las entrañas o el corazón. Son esas voces que se esconden dentro de cada mujer las que siempre tendrán algo qué decir, ya sea a través de un grito desesperado, un susurro o un canto que entre letras llame a una vida digna.
En este sentido, la agrupación Dunatacá (expresión valenciana que significa En una misma acción), integrada únicamente por mujeres presentó –en su primera visita a nuestro paÃs– las puestas coreográficas Mujer y MUUchachitas, una rebelión dancÃstica en contra de los estereotipos y la matanza animal; una propuesta artÃstica que responde al objetivo del ensamble sobre presentar obras de carácter social con un llamado especial al universo femenino.
“Mujer parte del cuestionamiento: ¿Quién es siempre una misma persona? Yo soy muchas y al menos hoy quiero mostrarte varias versiones de la mujer que habito. MUUchachitas habla de una revolución en la granja de este siglo, de las omitidas y las oprimidas, de la sociedad de consumo, de todas nosotras”. Julia Irango.
A manera de soliloquio, la intérprete de Mujer –obra de la coreógrafa Sybila Gutiérrez– se valió de una silla, una lámpara, un vestido y un par de zapatos rojos para expresar las distintas personalidades que habitan dentro de cada persona. Una metáfora de la evolución de un cuerpo en tránsito al pasar por distintos estados fÃsicos, desde la animalidad hasta la docilidad, desde la hominización hasta el amaestramiento humano. Una atmósfera de bruma generada por una luz tenue, alumbró al espectador para vislumbrar los distintos caminos que guarda la mujer en su interior.
MUUchachitas fue la segunda obra que conformó el programa de la noche. La trama de la historia se ubica en una granja, habitada por un grupo de vacas intolerantes al maltrato humano bajo el que se ven sometidas todos los dÃas. Los animales que integran la granja confrontan directamente al espectador desde la escena para hacer una reflexión respecto a la falta de sensibilidad y el abuso del poder que el individuo ejerce sobre la naturaleza y las personas que lo rodean.
Entre cantos, gritos y mujidos las bailarinas manifestaron el descontento social que impera en la sociedad. Expusieron a través del lenguaje dancÃstico contemporáneo y recursos propios del teatro, a una mujer vulnerable y doblegada que, pese al paso del tiempo y las “batallas ganadas en pro de la igualdad”, su posición social es desigual a la del hombre.
MUUchachitas es una invitación que emana desde múltiples voces, cansadas de las repercusiones que puede tener vivir en una sociedad patriarcal. Es una invitación a terminar con la carnicerÃa femenina, los feminicidios, la violencia doméstica y el desplazamiento en puestos laborales de importancia.
En este sentido Mujer y MUUchachitas son piezas que buscan reivindicar el papel de la mujer, sin olvidar la importancia que la naturaleza tiene en nuestras vidas. A través una pieza dancÃstica multidisciplinaria, las nueve integrantes de Dunatacá hicieron visible el poder del arte en escena, el cual puede llevar al público de la risa al llanto o viceversa. Para ellas la revolución femenina es posible mediante el lenguaje artÃstico, capaz de tocar la mente y el cuerpo de Muuchas maneras.
“Este diálogo en escena surgió a partir de la necesidad de mostrar el estado anÃmico de cada una de ellas, sin importar fuera molestia, repudio, tristeza, nerviosismo o fascinación por aquello que les rodea”, Sybila Gutiérrez. Fotos: Gloria Minauro/Isoptica
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