
Por: Aracely Cortés — 21 de mayo, 2012
“Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias”. CapÃtulo XI, segunda parte. El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha
Después de un pequeño receso que hizo la CompañÃa Nacional de Danza bajo la dirección de Sylvie Reynaud, en sus presentaciones en el Palacio de Bellas Artes (antes de estas actuaciones estuvo con El Cascanueces y La Bella Durmiente, en la Isleta del Viejo Bosque de Chapultepec y en el Castillo, respectivamente), el primer ensamble nacional volvió, y lo hizo con una fuerza espectacular plasmada en la breve temporada de Don Quijote que se escenifica el martes 22, jueves 24 y domingo 27, en el recinto más importante del paÃs a nivel cultural.
Acompañada de la Orquesta del Palacio de Bellas Artes, bajo la batuta Alekei Baklán, como director huésped, la CND presentó unos pasajes del caballero de La Mancha, sobre los caminos que tanto y tan bien nos acercan a un espacio que sigue vivo, a la España, a la Iberia de la que se describen sus costumbres, sus ritos y sus pasiones.
Con más de 50 intérpretes en escena, teniendo como protagonista al cubano Yosvani Ramos del Australian Ballet y con los bailarines Agustina Galizzi, Blanca RÃos, Aurora Vázquez, Erick RodrÃguez, Harold Quintero y José Urrutia, Don Quijote, coreografÃa de Caroline Llorca es un ballet en cuatro actos que toma como base la obra original de Marius Petipa y se enmarca con la música de León Minkus.
Yosvani Ramos nació en Camagûey, Cuba, donde realizó sus estudios de ballet en la Escuela Nacional del Ballet de Cuba. Al graduarse se integró al Joven Ballet de Francia y al ganar la Medalla de Oro en el Concurso Internacional de Ballet de ParÃs formó parte del Ballet de la Opera de ParÃs.
En 1999 fue contratado como Solista en el English National Ballet de Londres y cuatro años después promovido a primer bailarÃn. En el 2008 se integró como primer bailarÃn en el Australian Ballet donde se encuentra actualmente.
Muchas cosas que destacar hay en la célebre obra de Miguel de Cervantes, pero existe un elemento indispensable para las representaciones en escenarios, ya sea ópera, teatro, cine o en éste caso danza, es el colorido y los vestuarios de los personajes; estos son clave para dar vida a los disÃmbolos personajes imaginados por aquel frenético lector del siglo XVI.
Los cuatro actos en los que está dividida esta reposición de Laura EcheverrÃa tienen como referencia literaria el capÃtulo XIX del Quijote; donde la joven Kitri es vista por Sancho Panza y Don Quijote, quien la confunde con su amada Dulcinea; desde entonces la busca, la observa y de alguna manera, la cuida de cualquier mal o bien de que la casen con un viejo rico del pueblo al que la joven rechaza porque su amor está reservado para Basilio.
Cuando el Ingenioso Hidalgo y su fiel amigo Sancho –quien aunque, como lo dice el propio Quijote, tiene poca sal en la mollera, siempre lo acompaña, lo protege y cumple las funciones de escudero– están en el JardÃn de las Delicias, en convivencia con la Reina de las DrÃades, caminando entre ninfas, llevan a quien cree su amada, a un lugar secreto para poder mantenerla a salvo.
Pero tanto al viejo Gamache, como a Lorenzo, padre de la joven Kitri, no se les dificulta encontrar el escondite de la dama, por lo tanto es sorprendida en medio de una danza con los amigos de Basilio.
Kitri es llevada al altar sin su consentimiento pero los héroes manchegos aparecen y luchando contra los molinos de viento y enfrentando a todo aquel que se oponga a sus espadas logran que los enamorados cumplan su deseo de permanecer juntos; es entonces que se unen en un ritual amoroso y dan paso a que los caballeros andantes partan hacia su destino, en busca de nuevas aventuras.
En esta presentación de Don Quijote, la ejecución de los bailarines es impecable, los músicos permiten una sincronÃa perfecta entre ritmo y movimiento; no obstante, merece un reconocimiento especial el responsable del vestuario y la escenografÃa, el artista ruso Alexandre Vassiliev, quien ha trabajado en diferentes escenarios de varias partes del mundo, desde el mÃtico Ballet Bolshoi hasta los grandes teatros franceses.
En el trabajo apreciado de la CND en la interpretación de Don Quijote, el experimentado escenógrafo logra un ambiente propio del siglo XVI; un colorido en el vestuario donde dominan las tonalidades en rojo, relacionados siempre con la pasión, con la fuerza que de suyo tiene una de las obras clásicas de la literatura universal y que en ésta ocasión se fusiona con otras artes, la música y la danza clásica, dándole al público la oportunidad de ver un espectáculo de nivel mundial.
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