Compania Lizt Alfonso Dance Cuba… una fiesta donde se canta, se baila y se viven historias llenas de vida con sabor trópical

Por: Claudia Magun — 9 de agosto, 2018

La música y los bailes que le han dado sabor a la Isla son llevados a escena en el espectáculo llamado ¡Cuba vibra!, un carnaval caribeño donde se canta, se baila y se viven historias llenas de vida que son contadas a ritmo del chachachá, mambo, rumba, conga, bolero…

Una fiesta al estilo de los años 50 -del siglo XX- con el sabor del Caribe que en su nombre ¡Cuba vibra! encierra una composición de Lizt Alfonso, quien al frente de 36 artistas, entre músicos y bailarines, contagia la alegría en un recorrido de estilos, música y baile que le han dado fama a sus creaciones. Un imaginario donde, ella comparte esa herencia africana y a la vez tan española que lleva en la historia del pueblo cubano. Esa que en sus entrañas lleva alegorías que vive su gente y se entrelaza en sonoridades que acompañan las historias de una tierra tan cálida como sabrosa.

Escenas de música y danza que reproducen sentimientos de una gente que vive su día con día acompañados por aquellos matices azulados de su mar y la tersura de sus suaves arenas, el verdegal de sus plantíos de la caña de azúcar que además de su dulce sabor se transforma en esa sabrosa bebida fermentada que nace en las colonias antillanas, esa dulce melaza de caña que ilumina el espíritu de la cotidianidad del trópico, una tierra que lleva en su génesis la música y el baile que como melcocha de caña endulza al público que asiste a la fiesta: ¡Cuba vibra!.

Un espectáculo con la calidad de los grandes escenarios, pero con el sabor latino que juega con el vaivén de la buena música y el cachondeo que se sucedía en los elegantes salones de los años 50, ese es el escenario de ¡Cuba vibra!, aquel que revive ese tórrido sabor de su gente, esa danza que se acompaña con elementos de flamenco y ballet y otros ritmos afrocubanos que descubren el colorido de una producción que encierra tanto la naturaleza tropical como la exigencia del ballet clásico en una creación que lleva la firma de Lizt Alfonso quien en cada producción ostenta el rigor y la técnica de la danza clásica aunada a la alegría de un trópico que vive con el jubileo del entretenimiento y los colores de una tierra caliente y sabrosa.

Compania Lizt Alfonso Dance Cuba, además de ser reconocida como una institución con una trayectoria artística que se escribe desde 1990, apoya el desarrollo de la danza en su país a partir de la necesidad de contar con un relevo de bailarines preparados. Así, en 2002 funda el Ballet Infantil y Juvenil, una premisa que atrae a niños y jóvenes que gusten de este arte que significa estabilidad, disciplina, constancia y sobre todo sensibilidad para estabilizar su comportamiento.

Una instancia, que además de apoyar la educación, es una oportunidad para aquellos que posean cualidades y aptitudes pueden formarse como futuros bailarines de este emblemático ballet. Una obra social encaminada al beneficio de la población y pensando no solo en su recreación, sino en la interacción con el trabajo cultural que las nuevas instituciones desarrollen.

No hay que perderse este gran espectáculo hoy jueves 9 de agosto, una noche que marca el debut de la Compania Lizt Alfonso Dance Cuba en el Auditorio Nacional, una alegoría que revive el pasado y saluda al presente con un manifestó que evoca la vida del cabaret en la Havana de los años 50. Un encuentro de pasiones donde los bailarines y los músicos son protagonistas de un musical al estilo Broadway donde el público descubre el talento que sustenta la identidad de este ensamble cubano. Una mascarada de cuadros artísticos que llevan el imaginario de una mujer nació para bailar y hacer bailar.

Fuerza y compás, Alas para existir, Hombre, Fuerza y compás, Té bailable, De Novo, Hombre, Rumbatucada, Se armó la rumba, De tierra y aire, así como la nostalgia de Bésame mucho de Consuelito Velázquez y Quizás, quizás… del cubano Osvaldo Farrés, un manifiesto musical que lleva como gran final Música y estrellas, una pieza que en su nombre lleva la esencia del jubileo de la Isla Caribeña.