
Por: Gabriela Jiménez Bernal — 13 de agosto, 2010
Mitrovica Danza Contemporánea presenta Ambiente familiar los dÃas 13, 14 y 15 de agosto en el Centro Cultural Los Talleres (Francisco Sosa 29, Coyoacán).
Una ventana en movimiento se abre de par en par ante el espectador para que, sin censura alguna, se sumerja en el universo familiar y lo visualice como un laboratorio donde se construyen y reconstruyen distintas personalidades que hacen crecer a los seres humanos.
Tal es la propuesta de la bailarina y coreógrafa Andrea Chirinos planteada en la coreografÃa Ambiente familiar, que este fin de semana abre la temporada Post…post, un proyecto encaminado a mostrar aquellos trabajos basados en la exploración y la experimentación, donde el video, la instalación y el paisaje sonoro cobran gran relevancia.
Chirinos, directora de Mitrovica Danza Contemporánea –grupo que interpretará su coreografÃa-, comparte los pormenores de esta obra que viene a enriquecer el repertorio de la compañÃa, la cual se ha caracterizado por pulir el lenguaje corporal desde su origen en Nueva York en 1998.
La coreógrafa relata que dos son los interés primordiales que la llevaron a abordar dicha temática. Uno es la posibilidad de desarrollar diversos lenguajes corporales en escena, partiendo de las relaciones interpersonales que se dan entre los miembros de una familia; para ello se basó en el texto El gesto japonés, que da cuenta del lenguaje de señas.
Otro es el valor social que posee este núcleo: “Siempre he pensado que la familia es como un laboratorio. Quizá no sea exactamente un lugar donde se te prepare integralmente, pero si pienso que te brinda las herramientas para reaccionar e interactuar con el exterior de cierta manera. Confieso que me divierte mucho cómo se relacionan los integrantes de una familia, pues cada uno piensa y se expresa de distinta forma, de tal manera que el lenguaje corporal de ellos es muy especÃficoâ€.
Por ello, Ambiente familiar es una coreografÃa donde las señas corporales tiene una fuerza inquebrantable que es llevada al lÃmite por los cinco ejecutantes que aparecen el escenario, representando cada uno de ellos los principales roles dentro de una familia (los padres y los hijos).
Más que contar una historia, el montaje representa momentos, sensaciones, emociones que se entretejen entre los personajes. Cada cuadro es una provocación para sentir lo mismo amor y comunicación, que rencor y soledad.
Chirinos aclara que lejos de ofrecer una moraleja, su pieza es una invitación a realizar un ejercicio de introspección, cuyos resultados dependerán del historial familiar de cada espectador: “No hay un mensaje como tal, simplemente es observar cómo se crean lenguajes y situaciones entre estos personajesâ€.
-Dices que no hay moraleja como tal; sin embargo, sà debe existir un planteamiento personal sobre el concepto de la familia ¿cuál serÃa?-
“A partir de mi experiencia con mi familia y de la que yo misma he formado, puedo decir que hay familias de todo tipo, no sólo la que nos han manejado un tanto de manera idealizada o tradicional, como de postal. De alguna manera se está planteado como un laboratorio donde ya no se siguen los mismos patrones, sino un espacio de libertad donde se puede aprender para defenderse mejor en el exteriorâ€.
Para Andrea Chirinos, era fundamental jugar con varios elementos escenográficos para lograr el efecto buscado. Sobresale la presencia de un televisor que si bien para muchos representa un elemento de enajenación, para la coreógrafa es un objeto de comunión: “En esta pieza utilizo la televisión como un elemento unificador entre la familia y su exterior. Es el canal por medio del cual los personajes se confrontan con el mundo que está afuera de las cuatro paredes donde vivenâ€. Foto: Daniel Ochoa.
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