Danza

Blanco… en la danza es un espacio de luz y de reflexión

Por: Claudia Magun — 6 de noviembre, 2016

Magdalena Brezzo presenta Blanco en el Teatro de la Ciudad, noviembre 2016 Magdalena Brezzo, estrenó Blanco en el Teatro de la Ciudad, última creación de esta coreógrafa que se le reconoce por su búsqueda de nuevos discursos donde quebranta los criterio formales. Una concepción innovadora que descubre un arte escénico donde la danza, sin ser lineal, apuesta por temas sustanciales para el ser humano.

Una nueva creación, donde Magdalena nos dejo ver un discurso estético, para nada político, que expone el angustioso problema que padecen muchas de las mujeres en nuestro país, el feminicidio. Ante esa realidad, hace del lenguaje un espacio de luz donde surgen preguntas sobre el porqué de esta situación y la complejidad de este grave contexto, causa y consecuencia.

Así, a través de la poética del cuerpo hace suyo el compromiso ante la mujer para hablar de esta situación de vida que alcanza desde las realidades más paupérrimas hasta las más altas esferas de nuestra ciudadanía, una problemática social con una infinidad de matices, desde los familiares hasta llegar a los negocios amafiados, provocada por una idiosincrasia machista que prevalece en los conceptos de vida y desarrollo educativo, además de situaciones económicas y directrices políticas.

Magdalena Brezzo presenta Blanco en el Teatro de la Ciudad, noviembre 2016 “A partir de lo vivido en el país comencé a tomar conciencia de que tenía que aportar algo a nivel político y no solo a nivel estético. Es casi imposible frente a este momento de tanta fragilidad y violencia no tomar voz”, Magdalena Brezzo.

En Blanco, la coreógrafa propone un espacio de luz y de reflexión, sin pretender dar respuestas. Como ella misma dice es: “No creo en las obras como denuncias, al menos no es donde surge mi interés por hablar de este tema”.

“Escogí este color porque para mí significa justo lo contrario a pureza o inocencia. Desde mi punto de vista, el blanco es el color del poder. Por ejemplo blanco como el color de la piel blanca, la Casa Blanca, la trata de blancas, la cocaína, entre otras. Considero que es un color que claramente no representa a la mayoría. De ahí que el título de mi pieza surja como una crítica a ese color”, Magdalena Brezzo.

Magdalena Brezzo presenta Blanco en el Teatro de la Ciudad, noviembre 2016 Como en todas sus obras, Magdalena propone el encuentro de la danza con otras artes, en esta propuesta lleva el diseño sonoro de Aristóteles Benites y la visión multimedia de la fotoperiodista Mayra Martell –quien en este montaje presenta Ensayo de la identidad, una visual sobre las desaparecidas en Ciudad Juárez–; además, como hecho sin precedentes cuenta con la participación de mamás con bebés en lactancia que irrupen el escenario como un símbolo de reflexión.

Un concepto escénico único que en su totalidad provoca en la intértprete la afección de los hechos, es “un diseño complejo sin duda, pero al hablar de estos temas hay que tener en cuenta que lo ético en la escena pesa más que el leguaje en sí mismo”.

En Blanco, la la llevan a cabo tres integrantes de Camerino 4, el ensamble creado hace casí dos décadas por Magdalena Brezzo como estandarte de su creación, una estructura que las bailarinas describen como una guía que “irrumpe dentro de un lenguaje que no se puede describir como una simple comodidad, pero tiene una claridad que como intérprete te deja jugar con tu entendimiento sobre aquello que debes proyectar a través de imágenes corporales. Es trabajar con el tema como un esquema del imaginario en la escena, la cadencia como algo que puede descubrir una realidad. Es ofrecer posibilidad de un mundo donde algo mejor pueda suceder”.

Magdalena Brezzo presenta Blanco en el Teatro de la Ciudad, noviembre 2016 Blanco se presenta en una última función hoy domingo 6 de noviembre, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, una obra de Magdalena Brezzo que en su proyección no pretende crear un panfleto, más bien es tratar de hacer una pieza documental, o simplemente es un granito de arena que pretende crear conciencia para plantear la realidad que vivimos.

“No es una obra de ficción, en ella las bailarinas no son personajes, son ellas mismas en representación de las mujeres y de historias muy intimas que simplemente son abordarlas como espacio de confianza, una profunda convicción de aquello que descubres con la vulnerabilidad por ser mujer. Como si se tratara de un micro gesto a través de una luz de esperanza que responde a lo que sucede”, Magdalena Brezzo.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.