
Por: Josué Romero — 13 de noviembre, 2011
La CND presenta La fierecilla domada los dÃas 15, 17 y 20 de noviembre en el Palacio de Bellas Artes.
Los antiguos griegos dividieron a las artes en superiores y menores, siendo las artes superiores aquellas que permitÃan gozar las obras por medio de los sentidos superiores —la vista y el oÃdo—, mismos con los que no hace falta entrar en contacto fÃsico para apreciarlas. Las Bellas Artes eran seis: arquitectura, escultura, pintura, música, declamación y danza. La declamación incluÃa poesÃa, y con la música contenÃa el teatro.
¿Y por qué todo esto? Es que llevo dÃas preguntándome cuál es la expresión artÃstica más bella. Un lunes pensaba que era la pintura. Al dÃa siguiente, al caminar por el Centro Histórico de la Ciudad de México me decidà por la arquitectura. El miércoles pensaba que la escultura. Al terminar de leer mi libro de cabecera pensaba, que la literatura. El viernes definitivamente creÃa que era la música. Sin embargo, el domingo, después de ver La fierecilla domada, me quedo con la danza.
Una función muy especial donde lo que observé fue la necesidad de la CompañÃa Nacional de Danza de expresarse y comunicarse mediante formas, colores, sonidos y movimientos. Sin diálogos de por medio y utilizando tan sólo el lenguaje coreográfico conserva el humor, la ironÃa y los elementos dramáticos de una de las obras más traducidas de William Shakespeare.
Escrita entre 1593 y 1594, La fierecilla domada es una comedia romántica cuya adaptación al ballet fue hecha por el afamado coreógrafo sudafricano John Cranko en 1969 y retomada hace cuatro años –en su primer montaje en el Palacio de Bellas Artes– por la CND, ya bajo la dirección de Silvie Reynaud, con la música del alemán Kurt-Heinz Stolze, a partir de la obra barroca de Domenico Scarlatti. La percepción de este compositor generó una música colorida, variada y vital, excelente extensión para el trabajo de Cranko, y significó una fuente de inspiración para los bailarines.
En la presentación de esta temporada 2011, la interpretación de la música corre a cargo de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes bajo la batuta del director huésped José Areán. Asimismo, la belleza y encanto de los diseños escenográficos de Elisabeth Dalton hacen un homenaje arquitectónico al escenario teatral shakesperiano. El vestuario, también diseñado por Dalton, resalta el carácter humorÃstico de los personajes.
Contada con la asesorÃa del bailarÃn Richard Cragun – repositor oficial de Cranko –, tiene en Catalina al personaje principal. Ella, quien es joven y de carácter tempestuoso, rudo y poco femenino, se interpone entre su hermana Bianca y sus tres pretendientes (Hortensio, Lucencio y Gremio).
Al contrario de Catalina, Bianca es de personalidad más dulce y dócil. Sin embargo no podrá casarse hasta que su hermana mayor lo haga primero. Al ver frustrados sus intentos de cortejo, los candidatos a la mano de Bianca traman un plan y convencen a Petruchio, caballero generoso pero con pocos recursos económicos, para que conquiste a la “fierecilla”.
A pesar de que Catalina reacciona violentamente a las propuestas de Petruchio, al final éste la convence de casarse. A partir de ahà vendrán muchas lecciones para todos los personajes y se darán cuenta que las apariencias engañan.
En fin, que esta historia shakesperiana plantea la naturaleza engañosa de las apariencias, y de cómo una mujer que parecÃa indomable y con quien nadie deseaba casarse, termina siendo una esposa cariñosa y obediente. Y nuevamente las apariencias pueden estar engañando, porque tal vez ella no resulte domada sino, mediante el cambio que sufre, puede dominar la situación, al esposo y a su casa.
“Cuando trabajo con los bailarines de la CND pongo énfasis en la construcción de personajes, tratando de reinventar y usando como fondo no sólo la coreografÃa sino también la literatura de Shakespeare. Lo que intento enseñar es que aborden al personaje, desde el principio, de una manera nueva y fresca. El propósito de remontar la obra y trabajar con los bailarines es enseñarles exactamente aquello en lo que Cranko ponÃa énfasis: la interpretación, y no sólo aprender pasos y coreografÃa. No le gustaba que alguien copiara los pasos de otro, buscaba la motivación, y su genio estaba en cómo interpretaba los papelesâ€, Richard Cragun.
John Cranko, a través de su genio y creatividad, conjuntó varias circunstancias y personalidades para llevar La fierecilla domada a la danza, una de la grandes creaciones que junto con Romeo y Julieta y Onegin representan las tres joyas dancÃsticas más importantes de Cranko. La CompañÃa Nacional de Danza invita a todos aquellos que gustan del ballet a disfrutar de esta pieza que con orgullo forma parte de su repertorio.
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