
Por: Oswaldo Valdovinos — 1 de febrero, 2007
Los lenguajes escénicos son un excelente punto de partida para recrear y multiplicar las posibilidades estéticas y conceptuales que un proyecto puede tener. Conjugarlos no es tarea fácil, sobre todo cuando se parte de elementos visuales que las más de las veces son utilizados como factores complementarios, que si bien pueden llegar a ser por sà mismos elementos independientes, adquieren significado en función de que llegan a enmarcar.
En el caso del teatro, lo común es que el director teatral conciba un proyecto y llame, entre otros creadores escénicos, al escenógrafo para trabajar con él. Si bien hay un intercambio de ideas entre ambos, al final es el director quien, las más de las veces, decide qué elementos escenográficos son los que quedan y cuáles no, pues al fin y al cabo el concepto primario es suyo.
Sin embargo, esta tendencia se rompe con la CompañÃa Divádlo, fundada en noviembre de 2003 por cuatro escenógrafos, quienes llaman a tres actores a unirse a esta iniciativa de creación colectiva y formación integral del individuo a través de un arte que destaca la promoción de la ópera, el teatro de tÃteres, la poética de la imagen y la formación de nuevas audiencias, y cuyo montaje más reciente es Hansel y Gretel, basado en la ópera de Engelbert Humperdinck, que se presenta, hasta el 20 de mayo, los sábados y domingos a las 12 horas en el Teatro Julio Castillo.
Si bien no se puede omitir una dirección escénica, en este caso de Haydeé Boetto y Emmanuel Márquez (muy bien lograda cabe mencionar), sà se puede hablar de una influencia innegable de la escenografÃa para definir y plantear los trazos escénicos. Asà pues, quizás sea ocioso preguntarse ¿hasta dónde la escenografÃa determina las acciones de los actores y hasta dónde responde a una necesidad del director? En realidad en este caso es lo de menos pues ambos aspectos están integrados de una manera tal que es casi imposible disociarlos.
De este modo, lo que empieza siendo una cabaña rústica llena de trebejos y escobas colgando, de repente se transforma en un bosque formado de esas mismas varas de las escobas, lazos y telas entrelazados, para después transmutarse nuevamente y ser un sendero oscuro y tenebroso por el que hay que pasar. Y algo parecido se puede decir de la tela que lo mismo es un mar agitado, un terreno pantanoso o una espléndida montaña.
Cabe mencionar que el trabajo de marionetas y tÃteres es otro elemento muy bien logrado, amén de la interpretación actoral y la integración de extractos musicales de la ópera original, de tal modo que si bien no es una ópera como tal es una muy buena manera de aproximar al público infantil a esta expresión escénica. Ejemplo de esto son las escenas de la Bruja, que habla alemán, baila, canta y vuela para atrapar a los niños mediante sus hechizos y conjuros.
Ya sea en foros convencionales o en espacios alternativos, asà como en festivales o ferias de cultura, la compañÃa ha presentado tres de sus producciones: La princesa Turandot, adaptación de la ópera de Puccini; El rey Nabuco, adaptación de la ópera de Verdi y Mictlán.
Hansel y Gretel, una producción que rompe con la idea de que todo inicio puede no empezar por el principio necesariamente.
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