
Por: Nina Ines Jung — 10 de mayo, 2010
¿Cada oveja con su pareja? Más bien dirÃa que los contrarios se atraen. Aunque sea por coincidencia, como sucede en la obra La piel del cielo escrita por Enrique RenterÃa y dirigida por Emmanuel Márquez.
En la realidad, dos personas no pueden ser más diferentes que los personajes de esta obra, Estrella (interpretada por Sonia Cohuo) y Diana (Paulina Treviño). Desde su carácter, su vida y clase social, hasta su ropa son literalmente asÃmiles, como blanco y negro.
Dos mujeres diferentes entre sÃ, separadas por su cultura, su formación y condición social, pero unidas por un lazo de fraternidad y un espÃritu solidario, demostrando asà el poder de la amistad sobre cualquier cosa.
Estrella es una niña de la calle, mal hablada, grosera y violenta que no tiene mucha esperanza a una mejora social mientras Diana es la tÃpica niña fresa, inocente y cuidada que vive en Polanco y estudió en la Ibero.
“Es una tragicomedia a través de la cual el espectador reflexionará sobre los motivos que sostienen una verdadera amistad y la posibilidad de diálogo que puede existir entre dos personas con culturas contrarias entre sÃ. Un texto que analiza las absurdas situaciones que se dan en México, donde las mujeres huyen tanto de su riqueza como de su miseria porque en ningún lado encuentra un sitio propio para ellasâ€, Emmanuel Márquez.
La historia empieza cuando las dos mujeres se encuentran en un lugar desagradable y peligroso cerca del aeropuerto de la Ciudad de México. Después, inicia entre ellas un lazo de amistad y solidaridad muy peculiar.
¿Cómo llegaron ah� Diana, vestida de novia, se escapó de su propia boda, sin un lugar a donde ir, hecho que comparte con Estrella, su abandono la obliga a quedarse dormina en ese inhóspito paraje sobre un pedazo de muro.
Estrella, quien pertenece al mundo dark y está iniciando una nueva vida dentro del narcotráfico llega corriendo a este mismo lugar, vestida y maquillada como chica “darqueta†y con una maleta en su mano. Por andar de prisa se cae y se lastima su tobillo, situación por la cual Diana despierta y le ayuda.
Estrella está esperando a un tipo llamado Durango para entregarle la maleta y a la hora de encontrarse a una chica vestida de novia, que obviamente no pertenece a ese lugar, se queda confundida, al pensarlo le queda claro que Diana está ahà de pura casualidad. Mal lugar, mal tiempo.
Pero más importante que la pregunta de cómo llegaron a ese lugar es ¿cómo se van a ir de ah� Toda esta interacción entre las dos chicas es una discusión sobre dinero y libertad, algo que la una tiene y la otra carece y viceversa.
A partir de esto, las dos mujeres se dan cuenta que a pesar de todo tienen algo en común: Un gran sueño, como de pelÃcula: escaparse de sus vidas.
Las dos se sienten engañadas. Estrella creció sin sus papás y su jefe siempre la trataba muy mal. El papá de Diana se fue a vivir a Miami, para estar lejos de ella y de su mamá. Ni siquiera iba a aparecer en la boda.
Al final, Diana concluye que las dos son un “desmadreâ€, aun cuando no en el mismo sentido y no por esto tenÃan que sufrir de la misma manera en sus vidas. Al final deciden hacer un viaje juntas –un road trip a la Thelma y Louise pero en versión chilanga– a Texas donde el cielo es tan azul, tan lizo que parece una piel. Un viaje lleno de peligro y amistad.
Representada los sábados en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico, La piel del cielo juega con muchos prejuicios y estereotipos, aquellos que supuestamente los personajes se quieren quitar. Si bien puede ser vista por todo público, esta obra es una propuesta que moverá más la conciencia del público femenino, ya que evidencia la condición de desventaja que tiene la mujer como género en la sociedad.
Al final queda decir que a través de la obra las dos actrices protagonistas, Sonia Couoh y Paulina Treviño apoyan y promueven a una fundación que ayuda a las niñas de la calle y los espectadores están invitados a apoyarla. Fotos: Ramona Miranda/Conaculta.
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