Dance Magazine, pionera y perseverante revista de danza.

Por: Claudia Magun — 2 de octubre, 2005

De intermitente aparición en nuestras librerías y puestos de revistas, Dance Magazine ha desaparecido de la circulación en México desde hace algún tiempo, lástima porque era la única ventana para mantenernos actualizados de lo que ocurre en el mundo de esta disciplina. Si al menos tuviéramos similares publicaciones a la venta, el daño no sería tan irreparable… pero no sucede así. En el mismo tenor, resentimos la ausencia de material sobre ópera internacional pero ese tema será objeto de un futuro comentario.

¿Por qué lamentar la ausencia de DM? Porque nos perdemos instantes, noticias, actualización de creadores y sus obras e inclusive notas frívolas de un arte que , se quiera o no, ha sido decisivo en el desarrollo de la cultura del mundo moderno, desde el Rey Sol hasta nuestros días y, sin embargo, no parece importarle a muchos. Cierto es que el público cautivo de la revista es limitado, no alcanza las cifras de los fumadores y cazadores que tienen varias revistas a su mortífero alcance. En otras palabras, los importadores de DM han de haber decidido que no era rentable el esfuerzo. Otro detalle en su contra era el precio en pesos tan elevado cuando la revista no rebasa los 5 dólares en su país de origen, USA. La única alternativa es suscribirse a DM, localizarla en la web y hacer los trámites correspondientes.

Mucho ha cambiado Dance Magazine desde que apareció en el mundo editorial allá por los roaring twenties , en los que se bailó con singular alegría. Filmes, fotos e historias acerca del alocado período dan fe de tal afirmación. Eran también los años en los que America (léase Estados Unidos de Norte…) despertaba del aletargante complejo de inferioridad ante Europa y comenzaba a producir y consumir arte, en la mayoría de los casos, de primerísima calidad: cine , literatura, artes plásticas y una danza novedosa y llena de vida con Martha Graham a la cabeza. Y fue, precisamente DM, un espejo de este florecimiento de las artes, un escaparate de las tendencias artísticas, de las modas y el gusto de la sociedad norteamericana.

DM ha sabido evolucionar con los tiempos y eso se percibe, no sólo en el diseño de la revista sino también en su contenido. Se escribe sobre danza contemporánea, de la salud y la fisiología aplicada a los bailarines, de las diferentes terapias, métodos y variantes de la cultura del cuerpo, en sus páginas aparece la danza popular, los bailes de moda y, sobre todo, es el mejor índice del mundo del ballet internacional, con noticias, críticas y entrevistas de las personalidades más hot. Calendarios de actividades, de concursos y festivales, bolsa de trabajo, publicidad de las firmas más reconocidas y atractivas relacionadas con la danza y la sección Attitudes con el inefable Clive Barnes. Ah, también está la columna de obituarios para saber quiénes nos han dejado para siempre pero hablemos de lo vital, de la savia fresca que circula por las páginas de Dance Magazine, una revista que se lee y se hojea con gran deleite.

Si la intención del lector es seguirle la pista a un bailarín, a una compañía o a un coreógrafo, ninguna publicación se equipara en rigor y documentación a Dance Magazine,. Las ediciones conmemorativas y los números especiales, dedicados a un autor o a un ballet en específico son antológicos. Recordamos la exhaustiva investigación sobre Giselle que se editó a finales de los 70: el proyecto original, las adiciones y cambios debidos a maestros de baile y compositores de música por encargo así como las versiones realizadas en el siglo XX. Igualmente se han realizado números dedicados a las figuras prominentes de la danza que usted podrá encontrar en los archivos de la revista. Ya sabe, no hay de otra más que suscribirse.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.