
Por: Susana Fernández — 3 de noviembre, 2009
Palabras vacÃas en un mundo de incomunicación que evidencia el talante que destina el compromiso. El teatro del absurdo, se ampara en la palabra para manifestar la falta de contacto y comunicación…
En medio de un escenario caótico donde los libros viven regados por doquier y además de guardar el saber pareciera que protegen otros oscuros secretos, un estrepitoso derrumbe anuncia la llegada de una alumna, que sin saberlo ha comenzado un peligroso camino a merced de un ser tirano.
Con una bienvenida, que dicta y controla a través de una mirada vigilante Cecilia Romo, quien da vida a la ama de llaves, anuncia el inicio de La Lección, de Eugène Ionesco, obra representativa del teatro del absurdo, que bajo la dirección de Enrique Singer muestra un mundo violento, donde una sencilla clase va transformándose en un encuentro que deja al descubierto la verdadera identidad del profesor –protagonizado por Arturo RÃos-, quien después de una primera actitud casi tÃmida y condescendiente con su alumna –interpretada por Mónica Torres– inicia una sesión de agresión e intimidación que lo despoja de toda máscara de humanidad.
A través de una serie de diálogos irracionales –que obedecen a las caracterÃsticas propias del teatro del absurdo- y actitudes que van develando secretos, miedos y una rabia incontenible por parte del profesor, la historia deja ver la vulnerabilidad de una joven frente a una absurda y desenfrenada verborrea del maestro.
Mientras ella, la alumna tiende a aferrarse a cierta lógica de su materia de estudio, el profesor –a quien RÃos hace lucir a lo grande gracias a su oficio actoral desde la timidez y fragilidad hasta la vehemencia y locura– la acorrala a través de un discurso desprovisto de todo sentido que encierra la satisfacción de oscuros deseos sexuales. Enfrentamiento de razonamientos que nos muestran la violencia y dominio de uno sobre el otro.
Conforme avanza la historia, se observa el dolor y desesperación de la alumna –ocasionado en principio por un simple dolor de muelas–, quien queda indefensa frente a los embates sicológicos del profesor, quien poco a poco la va llevando al lÃmite, siempre bajo el ojo vigilante y cómplice del ama de llaves.
La lección que se se presenta domingo y lunes, hasta el 14 de diciembre, en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico, cuenta con la escenografÃa de Auda Caraza y Atenea Chávez, dos jóvenes talentos que sitúan al espectador en una casa que denota el dominio del maestro, un pasillo inteminable dónde sólo se hace escuchar su voz; por su parte la iluminación de Juliana Faesler acentúa el trabajo de los actores en escena.
“La lección tiene el propósito de dar a conocer un clásico poco escenificado y encontrar un vÃnculo entre la dramaturgia clásica y la representación contemporánea. Revelar lo vigente que suele ser un texto que fue escrito hace más de 50 años, en otro lugar del mundo es hablar de nuestra sociedad hoy en dÃaâ€, Enrique Singer. Fotos: Fernando Moguel.
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