
Por: Claudia Magun — 12 de febrero, 2019
“Mi capacidad de soñar, aunque no está intacta al ciento por ciento, aún la mantengo vigente…”, Joan Manuel Serrat.
Después de varios años, Joan Manuel Serrat llegó a la Ciudad de México para ofrecer una serie de conciertos que iniciaron el pasado jueves 7 de febrero en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, una noche donde el cantautor catalán abrió una celebración más que se desprende de su gira Mediterraneo da capo, un homenaje que transformó los recuerdos en una velada de poesÃa y música en la que flotaron las palabras de Antonio Machado, León Felipe y Jaime Sabines, entre otros autores muy del gusto de quien es llamado el “aprendiz de ruiseñor”.
AsÃ, en la primera noche de Serrat en Bellas Artes, el público pudo disfrutar ese homenaje a Mediterraneo con canciones que traen memorables recuerdos para el cantante ibérico de “ese disco que se publicó hace 48 años, un número polÃticamente correcto para realizar unas efemérides, porque no tenÃa tiempo para esperar a celebrar los 50 del material”.
Una producción dedicada a esa ruta de viaje que da nombre a Mediterraneo da capo, ese nuevo caminar por el mundo que comenzó a sentirse con “El rostro del hermano se ilumina suavemente”, ese verso de Antonio Machado que como preludio de una gran noche también celebró 75 años de vida para Serrat y recordó esa tan nostálgica relación que mantiene el poeta con Bellas Artes.
Aquella primera presentación en este escenario de la Capital mexicana, que se remonta al año de 1969 y que para él como artista y amigo de México representa, “un lugar tan hermoso, ya que es aquà donde he acumulado un montón de recuerdos hermosÃsimos. Y también, me significa una celebración de 50 años de una intensa relación con este paÃs que ha sido mi casa y mi patio de juegos”.
Fueron muchas los aplausos que se escucharon para agradecer la interpretación de canciones como TÃo Alberto, Penélope, Fiesta, Aquellas pequeñas cosas, Cantares y muchas más que como en un viaje mágico y misterioso, Serrat, como los antiguos trovadores medievales, desempolvaba al mismo tiempo que, con la naturalidad y la afable personalidad que le caracteriza, compartÃa cavilaciones donde las palabras sonaban como esa poesÃa que habla de la existencia y el sentir de los hombres, aquellos momentos que ayer y hoy se viven en el camino al andar, como bien dice el poeta en Cantares.
Pensamientos en homenaje a Alonso Quijano, cuyo amor por Dulcinea del Toboso le hizo perder la cordura y, a Ulises, cuyas aventuras aún entusiasman a los más intrépidos. Lecturas sabias que Serrat guarda en su memoria como enseñanza de una literatura que lo llevó entender aquello que le acercarÃa a esa filosofÃa de vida que el transmite y comparte en sus canciones.
“Leo para escribir, porque uno aprende de lo que hacen otros y a las musas les doy todo el valor que puedan tener; soy un lector de poesÃa y estoy preocupado por escribir”, Joan Manuel Serrat.
AsÃ, cantando en español, catalán y en francés, Joan Manuel Serrat dedicó esta presentación a ese mar que da nombre al disco y a su gira. Una noche donde las canciones versan sobre el por qué el romanticismo y el amor seguirán en el gusto popular, porque para él, como buen amante de aquello que dicen los poetas, “La poesÃa nunca, dejará de ser escrita y leÃda porque las palabras son parte del alma. Es tiempo de darle valor a la palabra y a la importancia del lenguaje”.
Para aquellos que no pudieron estar presentes en los primeros conciertos, todavÃa pueden asistir a otras tres presentaciones de Joan Manuel Serrat, este jueves 14, sábado 16 y domingo 17 de febrero en el Palacio de Bellas Artes y para cerrar su visita a la Ciudad de México, el chico del Pueblo Seco ofrecerá un concierto menos Ãntimo, el sábado 23 de febrero, en el Auditorio Nacional.
Dos escenarios que el cantautor siente como su casa y vuelve con aquellos temas que hablan de un recuerdo que trae la rebeldÃa de los 20 años, la utopÃa de creer en un mundo mejor y vivir como un hombre que le gusta la alegrÃa de la vida porque como él mismo dice: “soy cantor, embustero y gusto del juego y el vino. Que puedo decir, tengo alma de marinero”.
Mediterraneo da capo, un concierto que da memoria a aquella su legendaria canción con la que apoyó a las mujeres, hombres y niños que se han atrevido a cruzar el gran afluente desde paÃses del continente africano. Un pensamiento que afirma esa visión de Serrat por hacer del arte un diálogo intercultural y construcción de paz con las migraciones que dejan atrás su lugar de origen para encontrar mejores caminos.
Una muestra de solidaridad con esa postura que hace casi cinco décadas empezaba aquello que hoy sucede en ese su Mediterráneo amado, aquel paraÃso de la naturaleza que duele al verlo convertido en sarcófago por las vidas de quienes mueren en aras de migrar hacia sueños truncados. ¿Cómo imaginar que nosotros los Ãbamos a enterrar?, se pregunta el poeta en una de sus filosofÃas cantadas.
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