Joaquín Cortés regresa a México con su nuevo espectáculo Cale

Por: Claudia Magun — 1 de junio, 2009

Cale, un homenaje del bailaor a la memoria de su madre.

En un viaje a través de sus emociones personales, plasmando sus influencias, vivencias y recogiendo la esencia de las seis historias que ha dirigido y coreografiado Joaquín Cortés da la vuelta al mundo en una retrospectiva de sus 20 años de carrera.

Cale, un elegante repaso muy al estilo de esta alma gitana que conquistó al mundo con su elegante Cibayí, una noche de gala en Madrid que lo llevaría allá por el 92 a ser reconocido como el principal protagonista del flamenco.

Desde Pasión Gitana (1995), Soul (1999) y Live (2001), hasta Mi Soledad (2006), Cortés vuelve a sorprendernos con Cale, espectáculo que contiene esa característica tan suya –a la manera de las grandes producciones– en la que el artista deja entrever sus sentimientos y sensaciones.

Acompañado por 16 músicos, una decena de bailarinas y uno que otro cantaor, Cale es una garantía de calidad escénica avalada con ese estilo propio de Cortés, en el cual como comparsa se integra de siete cuadros –cuatro de ellos protagonizados por él mismo–, que reflejan las vivencias de un hombre que en cada movimiento desnuda su alma con esa pasión gitana que lleva en la sangre…

Cale, un encuentro de talentos, donde las palmas, el cajón y el zapateado coquetean con la salsa, el soul, el gospel, el jazz y algunos destellos de música árabe llevando la visión flamenca de Cortés a una fusión mestiza sobre la que gira el jaleo del tablao.

“La idea es recoger la esencia de cada obra y colocar todo eso para que tenga un sentido, aunque sin seguir un orden cronológico y sin que haya un hilo conductor”, explica el artista, que también se plantea incluir en el montaje parte del vestuario que han creado para él, en producciones anteriores, diseñadores de la talla de Giorgio Armani y Jean Paul Gaultier.

Una vuelta por cinco lustros de una trayectoria artística de la que el coreógrafo se siente más que orgulloso dan forma a Cale, un crucigrama dancístico donde aquel gitano que salió de Córdoba al mundo captura la esencia de eso que él llama “el antes y el después del flamenco”, esa rebeldía llamada Cortés.

Una marca sí, que entre ironía y conocimiento de su arte, el coreógrafo se reconoce a si mismo como un emblema del flamenco contemporáneo.

“Hace 20 años, ese enfant terrible que era yo, se inventó la fusión flamenca. Y lo hice de una manera natural, porque de pequeño tuve la suerte de cultivarme en todos los tipos de danza, desde la clásica a la contemporánea”… Un Joaquín Cortés que a los 15 años ingresó en el Ballet Nacional de España, a los 20 ya era primera figura y de ahí pal´real.

Cale –que oficialmente se estrenó el pasado 14 de mayo en el Bacon Theatre de Nueva York–, una vez más sedujo a varios de los más acérrimos críticos de este escenario que pocos artistas en el mundo conquistan, pero que cuando lo hacen, realmente se pueden jactar de ser parte de la “creme de la creme”.

Ahora Cale llega a nuestra Ciudad, que el propio bailarín reconoce como “un pedazo de su vida”, el próximo lunes 22 de junio al escenario de las grandes estrellas, el Auditorio Nacional.

A Joaquín Cortés ya se le puede llamar “leyenda”, su baile ha aportado al patrimonio flamenco un sello propio. Un baile virtuosista que es el resultado de un trabajo serio, riguroso y continuo en el que refleja todas las influencias de su insaciable búsqueda por una identidad propia.