
Por: Gabriela Jiménez Bernal — 26 de mayo, 2017
“El hombre es bueno por naturaleza. Posee una suerte de inocencia natural. Es en su estado primigenio donde prevale la bondad. Sin embargo, es la sociedad la que lo corrompe…”
Quién no recuerda esta reflexión que el gran filósofo francés Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) plasmó en uno de sus tantos legados literarios, para Óscar Ruvalcaba Pérez esta máxima representa la creación de un singular montaje dancÃstico que lleva por tÃtulo, El Buen Salvaje.
Rousseau en breve…
Jean-Jacques Rousseau es un reconocido escritor y filósofo de la época de la Ilustración. No obstante que fue identificado como ilustrado, siempre demostró grandes contradicciones que lo separaron de los principales representantes de ese periodo. Como pensador se le recuerda como un radical revolucionario, cuyo legado quedó plasmado en grandes obras literarias, como lo son El hombre nace libre y El hombre es bueno por naturaleza, dos obras que hasta hoy siguen siendo una referencia para entender al hombre y su comportamiento ante la vida.
Sobre esta última idea, Rousseau pensó que el hombre era originariamente Ãntegro, biológicamente y moralmente sano, por ende, nunca malvado, opresor o injusto. Estaba convencido que la “maldad” en el hombre era un derivado de la sociedad, de ahà que en sus obras se vean reflejadas una especie de nostalgia por aquellas relaciones que pudieran recuperar los sentimientos más profundos del ser humano.
Detonador de El Buen Salvaje…
En entrevista, el maestro Ruvalcaba confiesa que desde su infancia siempre tuvo acceso a la literatura de grandes autores, entre ellos a Rousseau. Al preguntarle cómo fue su primera experiencia con este autor francés, el maestro rememora:
“Son memorias de una época en la que estaba lleno de preguntas y construyendo mi propia persona para confrontarme con el mundo. En especial recuerdo que me impactó mucho El Contrato Social y la idea de que el hombre es esencialmente bueno. Soy de la generación de los setenta, de los idealismos de los estudiantes, del hambre de acabar con las estructuras sociales y ser libres. Asà que era normal que me impactara de sobremanera Rousseau”.
¿Volvió a leer la obra de Rousseau para poder crear su pieza dancÃstica…?
“Es un poco como decÃa Buñuel: leà el libro hace mucho tiempo y ahora sólo es una revaloración de lo que generó en mÃ. Hay que aclarar que mi propuesta no es una trascripción de la visión de Rousseau, sólo me di cuenta que lo que habÃa escrito él tenÃa mucho sentido con cosas que estamos viviendo”.
El Buen Salvaje surge de una trilogÃa que el maestro Ruvalcaba realiza –como parte de la beca que tiene del FONCA– a través de una propuesta que tiene que ver con la naturaleza humana. Ésta es la segunda de las tres que conformarán el proyecto.
¿Por qué hacer una danza…?
Ruvalcaba explica que hoy más que nunca, cuando se vive una especie de desencanto con las promesas de todo tipo, sentÃa la necesidad de hacer un montaje inspirado en la esencia del pensamiento del filósofo francés:
“La idea del buen salvaje me remite mucho al ParaÃso perdido. Es decir, de reflexionar en lo que éramos antes de la caÃda. Una especia de existencia inocente que recuerda que siempre tenemos necesidad de regresar a ello. En ese sentido, creo que la imagen de el buen salvaje está tomando mucha fuerza porque me parece que hemos perdido mucho la inocencia y necesitamos recuperarla”.
El mensaje…
El coreógrafo asegura que el significado de su propuesta es muy claro, “seamos nuevamente inocentes, y no por ello ingenuos. Me parece que la inocencia es un elemento fundamental en el sentido de felicidad porque podemos conocer muchas cosas, pero la inocencia nos permite contactarnos con una experiencia más amplia y abrirnos a otros universos que no están en el conocimiento directo y horizontal de la materia. Ser inocentes es una revaloración de muchas cosas”.
¿De alguna manera, el hombre es un buen salvaje…?
“SÃ, en la medida que nos permitamos serlo. No puedo decir si sea bueno o malo ser un buen salvaje. Es una cuestión de contacto. Habrá situaciones en las que es necesario ser ese buen salvaje y otras en las que no. Creo que asumirlo como una forma permanente de vida es una muestra de valor”.
La propuesta escénica…
El Buen Salvaje está estructurado en tres imágenes escénicas. La primera representa a una ciudad salvaje. La segunda muestra al buen salvaje como un estereotipo. La tercera es el estado de inocencia antes del conocimiento. Escenas coreográficas que para Ruvalcaba representan:
“Tres metáforas que desarrollé a nivel de movimiento, en ellas el espectador puede ver cada una de manera independiente, pero al juntarse asemeja un trÃptico escénico que genera emociones y sentimientos en el espectador”.
Los bailarines que dan vida a El Buen Salvaje son YazmÃn RodrÃguez, Marcos Sánchez, Saúl Gurrola y Gerardo Guerrero, tres cuerpos que aportan la expresión poética de aquella inocencia que hemos perdido como seres humanos y la imperante necesidad de recuperarla.
Como dice el maestro Ruvalcaba, se trata de una interpretación donde el sustento coreográfico se engloba en una frase que él y los integrantes de su compañÃa sintetizan como: “El paraÃso pérdido es el paraÃso de los salvajes”.
El Buen Salvaje se presenta este fin de semana en el marco de la Temporada de Danza X la Libre que celebra el Centro Cultural Los Talleres en Coyoacán, un juego escénico que Óscar Ruvalcaba abre como una ventana a la filosofÃa de Jean-Jacques Rousseau a partir de imágenes arquetÃpicas que permiten al espectador abrirse al mundo de la danza. Fotos: Gloria Minauro.
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