Ricard Salvat dijo adiós a la escena catalana y el teatro universal

Por: Luciana Martínez Suárez — 28 de marzo, 2009

Ricard Salvat i Ferré (1934-2009) el gran agitador de las artes escénicas en la Barcelona de la posguerra, cuya influencia decayó hasta prácticamente desaparecer a partir de la década de 1990, pero nunca su denodada lucha por reflotar su prestigio personal en el mundo del teatro, que ya hacía años que lo había arrinconado… Este fascinante personaje de la historia del teatro catalán en la segunda mitad del XX, falleció el pasado 25 de marzo en Barcelona, España.

En esta semana que se celebra el Día Internacional del Teatro, la comunidad artística mundial pierde a este hombre de profunda lucidez y gran conocimiento de de este género, fundador, presidente y director de Assaig de Teatre; doctor en Filosofía, catedrático emérito de Historia de las Artes Escénicas de la Universidad de Barcelona y académico de la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi.

Para la comunidad teatral mexicana su nombre será recordado como uno de los personajes afines a la escena de nuestro país que generosamente dedicó buena parte de su capacidad de reflexión haciendo aportaciones a nuestra memoria y desarrollo del arte teatral y compromiso con la escena.

El maestro Salvat fue gran amigo y admirador de la producción teatral en nuestro país y un hombre solidario con las actividades de formación, investigación y documentación del trabajo de creativos mexicanos.

Todo ello lo demostró en sus continuos acercamientos con instituciones como la Escuela Nacional de Arte Teatral a través de actividades como los Encuentros Internacionales de Escuelas Superiores de Teatro y con la Coordinación Nacional de Teatro mediante la Muestra Nacional de Teatro, a la que dedicó un número doble de la revista Assaig de Teatre en 2007 dando voz a creativos de la escena nacional.

Ricard Salvat i Ferré, quien nació en Tortosa (Tarragona) en 1934, desde pequeño descubrió su vocación teatral, su entusiasmo por este género empezó cuando en el colegio comenzó a inventarse obras teatrales que representaba junto con sus compañeros en noveles teatrines de cartón.

Ya en la Universidad de Barcelona -donde cursó Filosofía y Letras- fundó su propia compañía de teatro experimental (1953-1956) y junto a Miquel Porter creó el 1956 el grupo Teatre Viu (Teatre Vivo) que al año siguiente se integró como Agrupación Dramática de Barcelona.

Una beca del Instituto Alemán le concedió ampliar su formación en Heidelberg, donde estudió Sociología y Filosofía, y posteriormente en Colonia, donde cursó Ciencias Teatrales. Fue en este país germano donde profundizó en la obra de Bertolt Brecht.

De esta manera, al regresar a Barcelona, aquello que inició como un grupo de aficionados lo llevaría a establecer en 1960 la Escuela de Arte Dramático Adrià Gual y la Escuela de Estudios Artísticos del Hospitalet de Llobregat en 1975; dos años más tarde dirigió, hasta 1986, el Festival Internacional de Teatro de Sitges y en 2004 el Festival Internacional de Teatro de Tortosa EntreCultures.

En su larga trayectoria como director, dramaturgo, ensayista, historiador y profesor universitario de teatro fue honrado con el Premio Joanot Martorell de novela (1959), La Creu de Sant Jordi (1996), el Premio Nacional de Teatro (1999), la Medalla de Oro al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Barcelona (2003), el Premio Arlequí (2008) y la Butaca de Honor (2008), por mencionar sólo algunos.

De esta manera, este señor de la escena con 74 años, con la reedición de su única novela, Animals destructors de lleis (Animales destructores de leyes, Editorial Meteora), ganadora en 1959 del Premio Joanot Martorell de Literatura Catalana –la cual esta semana ya se distribuyó en las librerías españolas– y con un inconcluso ensayo sobre la historia del teatro catalán en el siglo XIX –en el cual estaba trabajando actualmente–, dijo adiós a la puesta universal.