
Por: Fritzi Mazari — 18 de noviembre, 2016
Edwin Salas presenta Maya genocidio, una aproximación contemporánea que parte de un suceso que vivió el coreógrafo cuando estuvo en la Antigua Guatemala, hace cinco años, mientras impartÃa unos talleres, fue ahà donde se encontré un libro que para él significó una revelación: Rescatando nuestra memoria: represión, refugio y recuperación de las poblaciones desarraigadas por la violencia en Guatemala, fotografÃas de Jonathan “Jonás” Moller y Derrill Bazzy.
Imágenes que dan cuenta de una de las matanzas más terribles en la historia de este continente: el asesinato de más de 250 mil indÃgenas guatemaltecos. Un episodio que irónicamente le movió las fibras sensibles. Fue asà que basado en esta brutal circunstancia concibió esta pieza que busca hacer una denuncia sobre el racismo, asumiendo asà un compromiso social y polÃtico a través de su estética.
Se dice que esta tragedia ocurrió en la región petrolera del Triángulo Ixil en la década de 1980, especÃficamente entre 1981 y 1983. Las vÃctimas –más de 200 mil– pertenecÃan a la población rural de la etnia Ixil, que habitaba en las regiones petroleras de la Franja Transversal del Norte al norte del departamento de El Quiché.
“Me parecÃa increÃble que un genocidio pasara al lado de mi paÃs y no se supiera absolutamente nada. Asà que pensé en la necesidad de que esto se tenÃa que saber, y esto me motivó a pensar en montar una obra. No podemos permanecer en la ignorancia de que mataron 250 mil vecinos. Y el único medio que tengo para difundir este hecho son mis creaciones, tenÃa que llevarlo a escena”, Edwin Salas.
Fue asÃ, que surgió Maya genocidio, una obra que gira en torno a la historia del protagonista Ixil que participa en un juego de pelota mesoamericano para salvar sus tierras del antagonista rey Kiq’ab. Al ser maldecido por este rey por no dejarse sacrificar lo maldice a él y a todos los Ixiles, al escapar Ixil cruza la barrera del tiempo, se encuentra con sus descendientes que huyen a la montaña, para esconderse porque el ejercito los masacra.
Los otros personajes que se descubren son una madre buscando a sus hijas en una fosa común, Kot el Aguila de dos cabezas y, al final al Rey brujo reencarnado en un Mara Salvatrucha que cumple la profecÃa de asesinar al último Ixil. Todos se suscitan como excusa para dar paso al epilogo donde se encarna el genocida para ser devorado: “tomad y comed eucaristÃa del mal”.
Cabe destacar que en esta pieza, Edwin, además del lenguaje escénico que aporta la danza, hace uso de tÃteres y máscaras, como simbologÃa de manos artesanas, se trata de objetos que él mismo coreógrafo construye, sobre esta inclusión explica: “En el Popol Vuh, cuando se crearon los hombres, antes de hacer los de maÃz, crearon los de madera. Esos son los que representan en esta obra. Además, por cuestiones técnicas como el desmembramiento en escena de un personaje y el acto canÃbal de otro, el hacerlo con actores reales era imposible”.
También se utilizan las proyecciones, con sistemas análogos y diapositivas, como mecanismos que cobijan a los bailarines: Fer Zam y Bernardo Castrejón que son los animadores de Ixil, que bailan acompañados por la voz de Patricia Ordaz Xochitzin, quien lleva la narrativa de esta historia que se puede ver como un evento escénico que parte de una fantasÃa épica que entremezcla pasajes verdaderos del genocidio con hechos jamás ocurridos.
Maya genocidio de Edwin Salas, se presenta mañana sábado 19 y el domingo 20 de noviembre en el espacio de laCantera, un escenario que sirve al creador para provocar en el espectador una reflexión sobre el racismo en todas sus manifestaciones y sus repercusiones polÃticas, especialmente en los actuales gobiernos.
“El mensaje es que puede volver a ocurrir un genocidio Mapuche o un genocidio Maya o Tarahumara. Tenemos que estar alertas de lo que es capaz de hacer el ser humano a otro por sus caracterÃsticas fÃsicas, religiosas, sexuales o étnicas. No me canso ni me cansaré de decirlo: Nunca más. Nunca más”, Edwin Salas. Fotos: David Flores.
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Gracias por su nota es muy importante porque mas por el espectaculo, coopera para un NUNCA MAS, NUNCA MAS.