
Por: Enrique R. Mirabal — 7 de septiembre, 2016
Ante el agotamiento de las fórmulas de antaño y la escasez de nuevos conflictos con héroes y anti-héroes de estatura suficiente para sostener el interés del espectador o lector en una obra de ficción, los escritores han volcado su interés por personajes reales de la vida polÃtica, cultural, religiosa, cientÃfica, del mundo de los deportes o, simplemente, históricos, clasificación que abarca paÃses y épocas diversas.
El teatro, el cine, la ópera, las series de televisión y netflix entre otras, retratan, con diversa suerte que va de la reverencia al sarcasmo, a figuras, queridas por unos y odiadas por otros, como la Reina Isabel, Richard Nixon, la Dama de Hierro, Liberace, Steve Jobs y, a contrarreloj, antes de que pierdan vigencia, a connotados hackers o el idÃlico encuentro entre Barack y Michelle en clave soap opera… Quién se atreve a verla.
En la cartelera de la Ciudad de México, coinciden dos obras que retratan un perÃodo especÃfico en la vida de personajes clave, de una u otra forma, en la historia del siglo XX y con el nazismo como fondo y esencia de los avatares de sus protagonistas: el compositor Richard Strauss y el escritor Stefan Zweig, en un encuentro según La colaboración de Ronald Harwood en puesta de la CompañÃa Nacional de Teatro y, en la que nos ocupa en esta ocasión, Winston Churchill en 3 dÃas en mayo de Ben Brown.
Sir Winston Churchill (1874-1965) fue un intelectual, artista y polÃtico británico cuyas decisiones determinaron el destino de su Reino Unido como el del resto de la humanidad en los cruciales dÃas que describe la obra de Brown y también en décadas previas y posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Controvertido, idolatrado casi por unanimidad en su paÃs y por sus aliados entre 1940-1945, asà como odiado por los laboristas, condenado por la masacre de Gallipoli en la Gran Guerra, Churchill ha sido caricaturizado hasta la saciedad por su contundente fÃsico con inseparable puro integrado.
Sólo Hitler, Napoleón y Franklin D. Roosevelt, entre mandatarios, pueden competir en número de imitadores. Reto para actores profesionales, británicos o no, a la hora de apropiarse del personaje, Churchill ha tenido a ilustres intérpretes en Joss Ackland, Edward Fox, el mismÃsimo Richard Burton y el definitorio Albert Finney. Muy reciente y aún por estrenarse, la aportación de Gary Oldman.
En la versión mexicana de 3 dÃas en mayo, la responsabilidad recae en el actor mexicano Sergio Zurita, quien comparte el escenario con Luis Miguel Lombana, José Carlos RodrÃguez, Fernando Bonilla, Pedro Mira, Miguel Conde, Nicolás Sotnikoff y Juan Carlos Beyer.
3 dÃas en mayo, no hay más que atender al tÃtulo, no pretende ser una biografÃa ni nada similar, se centra en las largas jornadas de discusión, verdaderas batallas, en busca de consenso entre los responsables directos acerca de la retirada o no de Gran Bretaña en la guerra emprendida contra la Alemania nazi.
La decisión tomada y sus consecuencias son bien conocidas por todos (aunque muchos polÃticos no hayan aprendido la lección) asà que descartamos un suspense hitchcockiano, ya sabemos qué va a pasar; sin embargo, los entretelones que llevaron a la toma de decisiones son los verdaderos factores de interés, cómo reacciona el ser humano ante una crisis de esta envergadura, máxime cuando la vida de millones de personas dependen de su decisión.
Los resortes de la mente, los atavismos y las convenciones, los intereses creados, los prejuicios, todo lo que puede influir en una elección que es como una ruleta rusa. Esta última referencia geográfica también es recurrente en la vida de Churchill, su relación con Stalin, la Cortina de Hierro, el reacomodo polÃtico después de la tormenta pero eso es materia para otra obra de teatro. Ben Brown, el autor de 3 dÃas… ya ha incursionado en otros momentos de la Historia que han definido el curso de los acontecimientos y han determinado el equilibrio de fuerzas en el mundo.
Su obra The promise de 2010, trata sobre la Declaración de Balfour que llevó al establecimiento del futuro estado sionista en Palestina. Tema polémico que se concatena con la SGM, el nazismo, el exterminio de judÃos en el Holocausto y el éxodo de millones de judÃos a lo que serÃa el estado de Israel. Todos los caminos nos llevan a Hitler.
3 dÃas en mayo data de 2011, tuvo una buena acogida de público y crÃtica en Londres y puso en la mira el papel de los polÃticos británicos durante la SGM. Como se expone en la obra, la tibieza, las conveniencias, las actitudes timoratas no tienen cabida en las crisis. Un ajuste de cuentas de Brown con su gente, con la clase polÃtica, sin justificarse con aquello de que “la ropa sucia se lava en casa”.
De todos es sabido, pero no siempre dicho, que los nazis contaron con adeptos, simpatizantes entre los ingleses, la monarquÃa tiene lazos sanguÃneos con Alemania y otra recién resucitada, por Madonna, Wallis Simpson, la causante de la abdicación a la corona del que serÃa Eduardo VIII, fue abiertamente pro-nazi.
De Francia, la otra potencia europea que reaccionó tardÃa y pusilánime al avance nazi, es mejor no hurgar en la lista de colaboradores de los nazis pues se nos caerÃan muchos iconos. Qué importa: entre varios cientos, Jean Cocteau, Coco Chanel, Piaf, Maurice Chevalier y el inefable Louis-Ferdinand Céline, tan buen escritor, tan miserable persona.
La puesta de 3 dÃas en mayo es una coproducción entre la SecretarÃa de Cultura y la Sociedad ArtÃstica Sinaloense, bravo por la iniciativa, y es dirigida por Lorena Maza con apoyo de Alberto Lomnitz, a partir de una traducción del inglés de Noé Morales. La escenografÃa de Sergio Villegas reproduce la atmósfera claustrofóbica y oscura de los encuentros con atinado mapeado de la geografÃa europea y el avance de las tropas hitlerianas. Los nazis se expanden y nosotros, en Londres, tomando té. En Francia, León Blum y los sindicatos… El Hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Welcome, bienvenu, willkommen… ISIS.
Dividida en dos partes, la primera, con minutos sobrados de exposición, ralentada a ratos y la segunda, con ágil resolución del conflicto tras intensa interacción de los actores, la obra logra meter al público en el dilema y simpatizar sin reservas con el personaje de Winston Churchill. Mucho se debe al trabajo de Sergio Zurita en un ejemplo canónico de buen casting.
De fÃsico y actitudes trabajadas a través de una acertada expresión corporal (discutible el timbre y el tono de voz), no elude lo arquetÃpico, asà parece haber sido el Primer Ministro, ni tampoco se aparta de las convenciones del género que mezcla realidad con ficción sin lÃmites precisos.
La catarsis en escena se contagia a la audiencia, quizás la inmediatez de lo vivencial induzca a la empatÃa; muy probable porque el tema es universal y nos lo han legado los griegos con la Guerra de Troya y el teatro en el Siglo de Pericles. La sala del Teatro Helénico, llena a rebosar y con standing ovation, válido el anglicismo por Churchill. 3 dÃas en mayo se presenta de viernes a domingo y finaliza temporada el 25 de septiembre. Si quiere meterse al túnel del tiempo y corroborar que el futuro es el pasado que nos alcanza, no se la pierda. Fotos: Arturo López.
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