
Por: Miguel G. Calero — 31 de agosto, 2016
“SÃ, sà me suicidé, pero del otro lado de la vida tampoco habÃa espacio para mÃ…”, fragmento de Muerte Súbita, texto de Sabina Berman.
Bajo la dirección de Rodolfo Guillén, Muerte Súbita, obra de Sabina Berman, es una trama impactante de inicio a fin, todo está trazado para que el público entre a escena y sea motivado a actuar.
Su objetivo, es claro, desnudar las fibras más sensibles en el inconsciente del espectador, desenmarañar sentimientos provocados por situaciones de la vida cotidiana y destruir toda muralla que haya entrado en el foro teatral. Las murallas más grandes a derribar: nosotros mismos.
La compañÃa Teatro en Exceso y Otras PatologÃas construye un ambiente envolvente, no hay forma de escapar ni un segundo de la historia. La puesta en escena gira en torno tres personajes: Andrés, un escritor frustrado encerrado en la monotonÃa de su ego y a las cuatro paredes de su hogar; vÃctima de un autoengaño, una relación monótona y un terrible miedo a que todo se salga de su control y orden ideal, egoÃsta y enojado de su propia persona, la muerte es necesaria para él.
Gloria, novia de Andrés, es una modelo que sufre el estigma y estereotipo que se tiene de las mujeres hermosas: el menosprecio. Ella lleva guardado un grito en el fondo de su ser que la guiará a un estallido estruendoso.
Por último, tenemos a Odiseo, viejo amigo de Andrés, un radical de la vida y de las letras. Gracias a su sorpresiva llegada, la vida de la pareja da un vuelco total. Odiseo es un torbellino vivo, es el extremo de llevar la vida hasta el último lÃmite sin regatear en las consecuencias.
Los actores son su propio escenario y su propia escenografÃa, los actos son también ensayos donde reúnen a todos los nuevos actores que son las personas que tienen por público. Son tantas las murallas que caen que no hay lÃmites claros (ni fÃsicos ni ideales), hay fusión entre el escenario y los asientos, los cuerpos y las pulsiones, el guión y los pensamientos del público, todo junto empieza a construir la historia a partir de un punto final (y de principio): la muerte.
El contenido psicológico desarticulará poco a poco los hilos de las más encriptadas emociones, cada metáfora es hecha realidad… Muerte Súbita es una excelente obra que hará que el público reflexione en la necesidad de tirar todos los ladrillos cuando se quiere construir algo nuevo.
Muy recomendable para los que gustan de un teatro underground, temas de actualidad como: género, formas de vida, problemas de pareja, mecanismos de poder y el ritmo creciente y agitante de una distópica ciudad.
Cuidado con los intelectuales de gran ego, el guión, la trama y el potencial actoral son contundentes en la esfera ética de la vida, donde no importa qué tan “inteligente” o no puedas ser, todos tienen la misma capacidad y necesidad de amar, de construir puentes que guÃen a la felicidad plena, construir estructuras móviles que pongan en relieve que existen otros además de ti.
Con las actuaciones de Fernanda Vizzuet, Fatima Favela, Daniel Bretón, Fabian Varona y Kevin Carlock, Muerte Súbita se presenta viernes y sábado hasta el 22 de octubre en el Foro Marlowe (Juan Escutia 126, Col. Condesa), una obra ideal para una noche que se busque un juego entre tensión y explosión. Aquél que entre a escena no saldrá vivo, tal vez ni siquiera la muerte le será una salida final. Sin embargo algo es seguro, si en el banquillo uno se destruye (y es seguro que lo hará), juntará los ladrillos para construir a alguien nuevo.
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