
Por: Arturo Carrasco — 20 de mayo, 2016
“Cuando emprendas tu viaje a Ãtaca”, escribió el poeta, “pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias…”. Cuando Constantino Cavafis escribió esto muy probablemente estaba pensando en la vida y sus vicisitudes, pero también en la dicha y en todo lo que uno aprende en ella…
“Diez y ocho años no se cumplen todos los dÃas”, se dice asà misma Lehoia, una joven que justo acaba de cumplir esa edad y que a partir de este momento tan impotante, decidirá conocer quién es y que debe esperar de la vida; es decir, sus dieciocho años se vuelven el inicio de un viaje que no sólo la llevará de la adolescencia a la madurez, también a un viaje donde –piensa– encontrará el sentido de su vida, sin imaginar que aquello que hallará será el origen de la misma.
Esta es el planteamiento que descubre el espectador en La deriva, un texto de Stephanie León, joven dramaturga, autora de Más allá del amor, que lo escribe a partir de sus vivencias adquiridas en sus viajes alrededor del mundo, y con el cual busca dar a conocer aquello que sucede cuando uno crece y anhela descubrirse a sà misma. Una historia profunda que habla sobre cómo aliviar el alma y aquellas dudas que nos aquejan.
Como dijimos la trama gira en torno a Lehoia, una joven que tras enterarse que su madre vendió el bote de su padre, el único recuerdo que le quedaba de él después de que éste desapareciera hace más de seis años, decide emprender un viaje que no sólo la llevará a recuperar el pequeño barco, también a indagar qué fue lo que pasó con su padre y con ello descubrir quién era y cuál fue su pasado.
Este viaje que emprende, cual Odiseo moderno, no sólo la llevará por Europa y Ãfrica sino más importante aún, a conocerse a sà misma, a desnudar la vasta gama de matices y contradicciones que habitan dentro de los seres humanos (y que en la obra son plasmados a través de diálogos conmovedores, pero también llenos de humor), a pillar dónde y cómo es el entorno en el que vive y los peligros que esconde, a asimilar en quién confiar y sobre todo a enterarse de que aunque todo parezca estar a la deriva, siempre existe una esperanza.
La deriva es una propuesta escénica que lleva la dirección de Gerardo del Razo y las actuaciones de Estela Rivera, Rodrigo del RÃo, Milena Pitombo y Marcela Feregrino. Un proyecto que destaca por su sencilla escenografÃa, compuesta tan sólo por unas sábanas y dos baúles que lo mismo hacen de escritorio, mesa y hasta un vagón de tren.
Una ambientación bien lograda, que no es casualidad, pues para la autora del texto, más que un escenario fastuoso lo que se busca es destacar es el trabajo actoral, el cual propone como un juego de sombras que logra que el público imagine todos los lugares que son mencionados en la historia y con esto encontrar momentos que permitan exteriorizar sentimientos que enriquecen el alma.
La deriva, que se presenta los miércoles –hasta el 29 de junio–, forma parte del ciclo Ópera prima, impulsado por el Centro Cultural Helénico que ofrece a jóvenes dramaturgos, directores de escena y actores para contribuir a la exploración de las diversas expresiones teatrales.
AsÃ, es como este espacio da la bienvenida a la propuesta de Gerardo del Razo, una obra que más allá de la grandilocuencia escénica, en su concepto teatral permite al espectador descubrir pasajes de vida que enriquecen el alma. Fotos: Francisco Segura.
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