Philippe Jaroussky en Bellas Artes, un recital entronizado por el poeta Paul Verlaine

Por: Enrique R. Mirabal — 12 de mayo, 2016

Philippe Jaroussky se presenta en el Palacio de Bellas Artes mayo 2016. Foto Simon Fowler Así como la música pop y el rock han generado sus ídolos a los que legiones de fans rinden pleitesía, también en los terrenos de la música de concierto, clásica o como se quiera clasificar, se ha dado un fenómeno que, a otra escala, presenta sus analogías relacionadas con las modas al uso.

La atracción inicial en los años 70 fueron los instrumentos antiguos y la música barroca; a continuación, más cercanos a los 90, el gran público descubrió que existían unos señores que cantaban como señoras, los contratenores.

Gradualmente y siempre a la búsqueda de El Dorado, el gusto y las preferencias del selecto y culto público –como se dirigían a la audiencia los locutores de la extinta XELA- ha ido evolucionando hacia novedades que, por orden cronológico, se sitúan entre las más antiguas en la historia de la música. Hombres que cantaran en un registro cercano al de la voz femenina no era nada inusual en el Renacimiento pero, a reserva de los falsetes del mariachi, nadie les prestaba mucha atención hasta finales del siglo XX.

Philippe Jaroussky se presenta en el Palacio de Bellas Artes mayo 2016.  Testigo del paso de varios contratenores cuando no causaban tanto asombro, el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México tuvo entre sus huéspedes distinguidos al británico Alfred Deller y, en décadas posteriores, al Deller Consort que se encargaba de conservar el legado de su fundador con un repertorio en el que no podían faltar ni Dowland ni Purcell.

Ahora, le sigue el contratenor del momento, el francés Philippe Jaroussky, nacido en 1978 y famoso a partir de los inicios de este siglo XXI. Antes, varios de sus colegas como el recién fallecido Brian Asawa, bien conocido por el público mexicano, elevaron esta tesitura a un nivel de popularidad similar al de tenores y sopranos.

Philippe Jaroussky, músico de estricta formación académica en el Conservatorio de París, sintió una afinidad temprana por la música antigua, etiqueta que abarca desde la Edad Media hasta el primer Beethoven sentado al pianoforte. Al descubrir las maravillosas coloraturas que podía alcanzar como sopranista, entró de lleno en un repertorio que maneja con total soltura y propiedad, de Monteverdi hasta Vivaldi y varias incursiones en la música del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX como nos demostrará con un programa afincado en la poesía del francés Paul Verlaine (1844-1896) que nos cantará este domingo 15 de mayo en el Palacio de Bellas Artes.

Philippe Jaroussky, acompanado al piano por Jerome Ducros, se presenta en el Palacio de Bellas Artes mayo 2016.  A partir de los inspirados pero nada comunes poemas del simbolista Verlaine, la promenade de Jaroussky por la música francesa incluye a lo más granado de una época que comienza en el post-romanticismo de Saint-Saëns, continúa con los aires impresionistas de Claude Debussy y el rumbo intermedio de Gabriel Fauré para seguir con los inclasificables Ernest Chausson y Emmanuel Chabrier. Quizás el nombre más afín con el universo de Verlaine en esta lista sea el del franco-venezolano Reynaldo Hahn, un músico de exquisita inspiración y resonancias proustianas en su vida personal. Otros compositores menos conocidos pero no por eso menos interesantes completan la extensa lista de músicos inspirados por el cercano a los malditos que fue Verlaine.

En esta gala en Bellas Artes, Philippe Jaroussky será acompañado al piano por Jérôme Ducros al que imaginamos dúctil para captar el espíritu de los autores mencionados y saber incursionar en el lenguaje de Honegger y relajarse con las tonadas de Leo Ferré y del maravilloso bon vivant de Charles Trenet.

Philippe Jaroussky, se presenta en el Palacio de Bellas Artes mayo 2016. Foto Marc Ribes Sinceramente, preferimos paladear esta incursión en un repertorio no tradicional de los contratenores promedio en su trillado acomodo con las melodías y arias de coloratura escritas para los castrati aunque, de seguro, Jaroussky guardará este repertorio para los encores que le reclame el público, entre los que habrá muchos que visiten por primera vez el Palacio de Bellas Artes.

Si algo le reconocemos al contratenor francés y a sus publicistas es la esmerada imagen entre contemporáneo chic y angelote que han creado para el cantante. Funciona más allá de la avalada calidad vocal de éste pero se ajusta a los imperativos y exigencias con las que el público de hoy se relaciona con sus divos. Philippe Jaroussky ya entró en esta categoría, algo difícil a los treinta y tantos. Con el programa de este recital que lleva por título Green, llamado así por su más reciente disco, el cual reúne una serie de canciones francesas sobre los poemas de Verlaine, demuestra que aspira a un repertorio más rico para su tesitura y una amplitud de miras que lo distancia del común de sus colegas.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.