De nuevo en esta plaza, CARMEN

Por: Enrique R. Mirabal — 15 de septiembre, 2006

Cuando la tauromaquia tuvo un encuentro feliz con la música, surgió Carmen, la más representada (en realidad casi la única con excepción de Los pescadores de perla) de las catorce óperas compuestas por Georges Bizet (1838-1875). Un fracaso absoluto en su estreno parisino debido más al conservadurismo y a la estrechez de mentes de los habituales al género que a factores técnicos como los diálogos y el sinfonismo por el que fue atacada la ópera. Carmen se convirtió a la muerte prematura del autor en una obra obligada casi en toda temporada lírica.

Convertida en ballet por Roland Petit y también por Ruth Page y posteriormente por Alberto Alonso e infinidad de coreógrafos españoles, la partitura de Bizet ha servido también como banda sonora de los filmes dedicados a la heroína de Ronda.

De su música, los elogios sobran pero quizás el más sincero fue el de Chaikovski que admiraba sin reservas la partitura y consideraba a Bizet como un gran maestro a considerar como guía y ejemplo a los noveles compositores.

Carmen con libreto de Henry Meilhac y Ludovic Halévy, basado en una breve historia de Próspero Mérimée –estrenada en el Teatro de la Opera Cómica de París, el 3 de marzo de 1875- regresa al escenario de Bellas Artes, bajo la dirección escénica del experimentado director José Antonio Morales, quién con esta ópera muestra su vocación por el baile flamenco, el gusto por la fiesta brava y, por supuesto, la formación artística y sensibilidad de Morales, determinantes para la concepción de este montaje que el director escenificó por primera vez en 1985 en el mismo escenario de Bellas Artes.

“Carmen me estimula y dirigirla me emociona como si fuera la primera vez. Ha sido para mí algo más que un trabajo, ha sido un cambio en mi vida. Me dio la oportunidad de estar presente en la ópera, de aficionarme, de tener mejores elementos para trabajar las diferentes propuestas” José Antonio Morales.

Este representación operística requiere de una gran calidad interpretativa por parte de la protagonista femenina, el reto para María Luisa Taméz y Belem Rodríguez, quienes representarán alternadamente a la pasional mujer, será, además, del compromiso vocal, una faena histriónica entre las tablas y la presencia escénica de la primera, y la juventud, belleza y sensualidad de la segunda, que en esta su primera caracterización de Carmen puede demostrar que posee la técnica vocal, la personalidad, sentido escénico y el sentimiento que se requiere para ser la bella y sensual gitana inmortalizada por Georges Bizet en su ópera homónima.

“Carmen tiene una profundidad que no siempre se toca; se ve más el lado frívolo y aparente de este hermoso personaje: una mujer coqueta, frívola, que conquista a los hombres. Carmen, debe soñar, reír y caminar como el célebre personaje que cautivó a Marimée, a Bizet y a los públicos del mundo, con su belleza y sensualidad. Carmen debe ser, ante todo, libre. Porque lo dice en una frase: libre nací y libre moriré, José Antonio Morales.

Por su parte Fernando de la Mora y Alfredo Portilla harán lo propio con el huidizo oficial militar Don José; Belinda Ramírez y Silvia Rizzo interpretarán a Micaela; Jorge Lagunes se vestirá de luces para dar vida a Escamillo.

En el papel de Zúñiga estará Carlos Arturo Mendoza; Verónica Alexanderson será Mercedes; Gabriela Miranda será Frasquita; Dancario estará a cargo de Martín Luna; Remendado será Oscar de la Torre y Roberto Aznar interpreta a Morales.

Después de presentarse en el Coloso de mármol los días 24, 26 y 28 de este mes, la Compañía Nacional de Opera representará Carmen en Guanajuato para abril XXXIV edición del Festival Internacional Cervantino. Kamal Khan, joven músico estadounidense, especialista en piano, fungirá como director concertador. La coreografía estará a cargo de la maestra María Antonia “La Morris”; el trabajo de iluminación es de Rosa Blanes Rex. Además, participan el Coro y Orquesta del Teatro de Bellas Artes y la Schola Cantorum de México-Club España.

Carmen constituye un paradigma en la obra de Bizet, más sin embargo, este falleció justo tres meses después de su estreno sin haber sido testigo del rotundo éxito y fama de esta magna obra a la que Nietzsche se refirió como la expresión de lo que él llamaba ‘arte mediterráneo’. Fotos: Gerardo Peña