
Por: Aracely Cortés — 14 de noviembre, 2008
“Todo sucede un instante antes de morir y el espacio escénico se convierte en lo que pasa por la mente de Ofelia en esa fracción de tiempo. El mundo tangible e intangible se desenvuelven dentro de la obra Ofelia o la madre muerta, de Marco Antonio de la Parra dirigida por MarÃa Morett… la propuesta sugerente texto e imagen se complementan enriquecedoramente en esta puesta en escena. MarÃa Morett logra crear un mundo onÃrico que al mismo tiempo se arraiga en un ambiente opresivo impregnado de violencia y locura como puede ser una clÃnica siquiátrica.“ Estela Leñero Franco.
Las funciones sociales del teatro son muchas, pero en una donde su participación ha sido fundamental es en lo referente a la psicologÃa y psiquiatrÃa, ha estado al servicio tanto de artistas, dramaturgos, actores como del público en general.
En la historia del teatro podemos ver decenas de obras cuyas caracterÃsticas nos permiten reflexionar a cerca de diferentes ordenes y desórdenes mentales cuyo sustrato son la sociedad, la familia o los individuos mismos; asÃ, los dramaturgos sin importar género, escuela teatral o tiempo han sido atraÃdos por la psique humana y con base en ello hemos podido ver cosas muy importantes sobre el tema.
No es la excepción, la obra Ofelia y la madre muerta, que bajo la dirección MarÃa Morett se presenta jueves a domingo en el Teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque, con la actuación de Nadia Ortega, Surya Macgregor, Guillermo Henry, Mario Balandra, Acoyani Guzmán e Imelda Castro entre otros actores.
Una obra compleja que maneja dos textos, por un lado, el del dramaturgo y psiquiatra chileno Marco Antonio de la Parra y Agua de la misma MarÃa Morett; pieza basada en los textos de Hamlet de William Shakespeare, que considera los temas de la traición, la venganza, el asesinato y el incesto. Para esta puesta en escena, la autora se actualiza y aborda temas como la anorexia, pero sobre todo habla de trastornos mentales y la muerte como consecuencia de éstos.
La pérdida de la madre a cualquier edad es un paso difÃcil, en el caso de Ofelia lo es, y junto con otra serie de problemas como la aceptación social la llevan al estado anoréxico en que se encuentra, se niega no sólo a comer sino a ser atendida por los médicos; los personajes que la intentan atender o bien darle apoyo en su estancia en el hospital están también alterados y muestran alguna patologÃas que hacen del guión algo muy fluido e interesante; se suma a esto la escenografÃa de la misma directora, cuyo centro tiene una pequeña tina, donde está Ofelia y se relaciona con el texto Agua, además esta metáfora escenográfica se toma como pretexto para el intento de suicidio del personaje.
Ofelia o la madre muerta, muestra a una adolescente llena de conflictos y confusión que se confronta con una familia y una sociedad que la enferman todavÃa más. AsÃ, en su búsqueda por la perfección o la pureza, la joven busca una salida al tirarse al rÃo, donde sus fantasmas de la gordura y fealdad desaparecerán, es ese lugar donde pretende encontrarse con su madre muerta.
Ofelia o la madre muerta muestra, esa idea de morir en medio de agua y flores como un tema recurrente y romántico que hace alusión a temas de pintura… una historia plena de elementos culturales que vale pena ver a detalle, entre ellos resaltan las arias operÃsticas que se pueden escuchar en voces de las sopranos Nadia Ortega y Gabriela Miranda alternando con la mezzosoprano Verónica Alexanderson quienes interpretan fragmentos de Haendel, Mahler, Purcell, Monteverdi y Vivaldi. Fotos: José Jorge Carreón
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