Infantil

Sin tanto Pancho… Los niños y la Revolución

Por: Colaborador Invitado — 15 de septiembre, 2006

La revolución armada de 1910 y años posteriores tuvo sus grandes protagonistas, el general Pancho Villa, entre ellos. La historia oficial y académica, tan pulidita e incuestionable como cualquier sacrosanta institución mexicana (incluidas las modernas como el IFE o el TRIFE), dan exhaustiva y pulcra cuenta de esos héroes que nos dieron patria y libertad.

Pancho Villa y los ninos de la bola se presenta en el teatro El Granero Xavier Rojas del Centro Cultural del Bosque Al margen de esa visión tan cívica están miles de historias reales que nos hablan de lo sucedido a principios del siglo pasado. Jugando con la ficción y la posibilidad histórica, el dramaturgo Antonio Zúñiga nos cuenta otras historias con más corazón, carne, hueso, sangre y poesía.

Su visión es a través de los niños que vivieron la lucha armada. Así es como nos ofrece Pancho Villa y los niños de la bola, montaje de la Compañía chihuahuense Alborde Teatro, que se estrenó el año pasado en el marco del Festival Internacional Chihuahua y posteriormente ofreció varias funciones en las Jornadas Villistas que se realizaron en ese estado. Ahora se presenta en temporada regular en el teatro El Granero Xavier Rojas del Centro Cultural del Bosque.

De la agrupación comenta la Compañía de Teatro Infantil del INBA: Alborde Teatro es una compañía de larga tradición en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde han realizado temporadas y giras al igual que en el sur de los Estados Unidos, de manera constante durante los últimos 10 años, además de sus reconocidas participaciones en diversas ediciones de la Muestra Nacional de Teatro.

Entre sus trabajos para niños se cuentan: Tino el bebe dinosaurio, Cuentos de colores, Aire de colores, La boda del comecocos, dirigidas por Rodolfo Guerrero. Una Luna de Pinole, de Antonio Zúñiga, es uno de sus más recientes montajes, que actualmente forma parte de su repertorio.

Pancho Villa y los ninos de la bola del dramaturgo Antonio Zuniga Esta última obra participó en el Festival Internacional de Teatro de La Habana, Cuba en 2003; en la Muestra Nacional de Teatro de Morelia y en el IX Programa de Teatro Escolar, cumpliendo 150 representaciones en todo el país, pero sobre todo cubriendo poblaciones aisladas de la sierra de Chihuahua.

Pancho Villa y los niños de la bola, bajo la dirección de Rodolfo Guerrero, se construye con una propuesta escénica y narrativa muy seria y comprometida que invoca a la inteligencia y atención de los niños, en virtud de un gran manejo de simbolismos, metáforas visuales y cuadros estéticos. No es una historia lineal, es un espacio “al que asisten los pájaros, los recuerdos y la memoria que se extiende en la vida de los personajes”.

Alfredo Chaparro es el viejo que se reencuentra con su juventud y su infancia en esos años de lucha y los convoca para mostrarnos cómo vivieron los niños de la bola esos sucesos que gracias al hecho teatral dejan de oler a rancio, a solemne, a libro de texto de historia.

Pancho Villa y los ninos de la bola bajo la direccion de Rodolfo Guerrero A ello contribuye el acertado trabajo actoral de la compañía compuesta por Gilberto Barraza, Roberto Heredia, Manuel Chávez, Yolanda Abbud, Xochiquetzatl Rodríguez y Citlali Rodríguez, quienes transpiran costumbres y comportamientos tan particulares que logran transportarnos a la época e involucrarnos en su picardía, en su humor, su alegría, su ternura y sus dolores.

Mención especial merece el niño-marioneta José Juan con su sobrecogedora mirada y su desbordante ternura que se nutre de sí mismo y de todo el elenco que lo manipula con cuidada precisión.

La propuesta escenográfica y de luces a cargo de Jesús Hernández corresponde a la complejidad de la visión del director y el dramaturgo logrando un sobrio pero bello espacio escénico multifuncional que es desde un carro de ferrocarril hasta la casita vieja de Alfredo Chaparro, hasta la calleja de un pueblo, nutriéndose además de elementos tecnológicos como la proyección de videos e imágenes que enriquecen la narrativa del montaje.

Pancho Villa y los ninos de la bola con escenografia e iluminacion de Jesus Hernandez Por otra parte resulta sorprendente la transformación del teatro El granero, un espacio arena de cuatro frentes, a un teatro a la italiana con una boca escena pequeña, lo cual reduce considerablemente el número de espectadores pero abona a favor de una intimidad y una cercanía entrañable con la representación.

Pancho Villa y los niños de la bola es una obra de teatro creada sin un falso condicionamiento por ser “para niños”. Por el contrario, los creadores (todos sin duda) entienden que el espectador infantil está en proceso formativo de su sentido estético y por ello experimentan con todas las posibilidades del lenguaje teatral y corporal, arriesgándose a gozar y expresarse de manera lúdica y por momentos poco convencional para el mal llamado “teatro infantil”. Por supuesto esta exigencia parte de un público con cierto nivel de experiencia, por ello se sugiere que la obra sea vista por pequeños a partir de 8 años.

La obra estará en cartelera los sábados y domingos a las 12:30 horas hasta el 10 de diciembre.

La recomendación es que no deje pasar la oportunidad de ver este estupendo trabajo con sus niños y luego comente con ellos. Es buen pretexto para conocer y hablar de las causas que llevan a un pueblo a levantarse en armas y exigir la justicia social. Ayude a su peque a ser más crítico y consciente. En resumen, no se hagan bolas, vayan a ver Pancho Villa y los niños de la bola.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.