
Por: Susana Fernández — 11 de diciembre, 2015
“Revindico el espejismo / de intentar ser uno mismo, / ese viaje hacia la nada / que consiste en la certeza / de encontrar en tu mirada / la belleza…“, fragmento de La belleza, Luis Eduardo Aute.
El frÃo de la noche del lunes 7 de diciembre, quedo atrás y lejano cuando el Auditorio Nacional recibió de manera más que cálida a quien –desde mi humilde consideración– es uno de los mejores autores de la canción hispana, Luis Eduardo Aute.
Celebrando 50 años de trayectoria, el concierto tuvo como introducción, la presentación del cortometraje Vincent y los girasoles, escrito, dirigido, musicalizado y animado por el mismo Luis Eduardo Aute, compartiendo asà con su público esas otras pasiones que desde siempre han motivado su vida: el cine y la pintura.
Con este preámbulo, el autor español hizo homenaje a todos los “giralunas†–llamados asi mismos muchos de los ahà convocados– al destacar el espÃritu insumiso de un girasol que anhelaba ser distinto y que gracias a la convicción de su fe, la curiosidad y la fuerza por mantener un criterio propio pudo ser diferente, sobra decir, que con esta introducción el público se puso más que emocionado por la aparición del compositor en el escenario del Auditorio.
Fiel a su costumbre y con esa sencillez que le caracteriza, Luis Eduardo Aute apareció en el escenario en jeans, camiseta y saco negro, acompañado por cuatro excelentes músicos, quienes dieron los primeros acordes de Me va la vida en ello, tema con el que dio inició una noche inolvidable, anunciada por el mismo autor como un “concierto antológico†nombre que hace honor al disco Giralunas, tributo que los “benjamines de la canción popular†como Natalia LaFourcade, Miguel Poveda, DePedro y Andrés Suárez, entre otros, le perpetraron en mayo de este año.
AsÃ, con una fusión de jazz, notas suaves, rock, interpretaciones acústicas y hasta temas cantados a capela, el también escultor y poeta español nos ofreció un extenso recorrido por los temas más significativos de su carrera. Más de 30 canciones que hicieron que el público presente acompañará al autor de forma total, sin reparos en la entrega y un total agradeciendo con el aplauso.
Con algunas bromas previas, como la que siempre cuenta antes de la canción que le abrió las puertas internacionales, Rosas en el mar, Aute mantuvo siempre un dialogo con los espectádores al tiempo que iba cantando De paso, Aleluya y Siento que te estoy perdiendo. Como buen seductor y admirador del género femenino, no pudieron faltar Imán de mujer, No te desnudes todavÃa y Prefiero amar, además del saludo a sus amigos de Tepoztlán, con Cinco minutos, canción dedicada a la actriz mexicana Katy Jurado.
Las horas transcurrieron, más de tres, y mientras tanto el ánimo del público no decayó en ningún momento. Aute coqueteó con las admiradoras y a los comentarios pÃcaros que hizo el español le siguieron esos tÃtulos amorosos que al paso del tiempo se han convertido en verdaderos clásicos como Una de dos, Las cuatro y diez, Dos o tres segundos de ternura, Sin tu latido y Slowly, canciones que los asistentes corearon y agradecieron.
Como siempre, con ese sentido crÃtico y con esa posición polÃticas más que clara que ha expresado desde siempre, para cerrar el concierto interpretó a capela La Belleza y Al Alba, dos temas emblemáticos de su repertorio que hicieron que los asistentes en el Auditorio le agradeciaran desde lo más profundo del corazón.
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