
Por: Susana Fernández — 1 de septiembre, 2006
Sin duda decir Héctor Mendoza en el ámbito del teatro mexicano es garantÃa de un trabajo realizado con esmero y pasión. Formador de innumerables generaciones y conocedor del oficio de la dirección, el maestro ha reunido a un equipo joven y entusiasta, que no oculta el orgullo de trabajar con su mentor, para presentar un clásico del Siglo de Oro español, El galán fantasma de Pedro Calderón de la Barca.
Una comedia de enredos que busca “darle al clavoâ€, como confesó el mismo director, para acercar este teatro a todo tipo de público. Un deseo siempre presente en el trabajo de Mendoza que se ha visto reflejado en sus montajes y en la forma de abordarlos. Una época favorita para el dramaturgo pero que al llevarla a escena le plantea la misma interrogante ¿lo habré hecho bien? Asà es, un hombre con su trayectoria busca y regresa a los principios básicos, hacer accesible el teatro al público, interesarlo en la trama y no temerle a los clásicos.
“Durante toda mi vida, desde los muy lejanos tiempos de PoesÃa en voz alta, la puesta en escena de los textos clásicos españoles, ha sido para mà una obsesión recurrente. La culpa ha de haberla tenido Juan José Arreola, que fue quien escogió los textos de aquel primer programa que hicimos y que incluÃa uno de Juan Encina, otro de Diego Sánchez de Badajoz y un tercero de Lope de Vega. Me parece que no he de haber quedado muy satisfecho con el resultado escénico que obtuve y por eso seguà buscando opciones en lo sucesivo†, Héctor Mendoza.
El galán fantasma no es una obra de profundas reflexiones filosóficas o pretensiones históricas, sino de un divertido relato, con un buen ritmo y una excelente música, realizada por Rodrigo Mendoza, que genera un producto atractivo donde sin la necesidad del chiste infructuoso los actores llevan a los asistentes por una anécdota sencilla y cómica que muestra que los clásicos no son aburridos, largos o tediosos, sino todo lo contrario. Una historia, que lejos del tiempo donde fue escrita ofrece una condición femenina distinta, ya que la protagonista se muestra como un ser capaz de rebelarse contra una boda anunciada, contrariamente a la represión que en aquella época estaba sujeta la mujer.
Con una acertada iluminación -de Alejandro Luna-, que crea los ambientos perfectos para pasar de un momento a otro, este último trabajo del maestro Mendoza hace reÃr, tal vez respondiendo al principio con que fue creada, aunque ciertamente no se sepa cual era la intención original de los autores españoles.
En esta historia, donde el Duque decide casarse con Julia, aunque ella ya entregó su amor al joven Astolfo y el pÃcaro Candil burla a unos y a otros buscando sacar ventaje de cuanta oportunidad se le presenta, la risa salta naturalmente y se aprecia el trabajo de los grandes de la literatura.
Para ello, el maestro cuidó la intencionalidad de cada frase, las ideas y emociones, ya que el texto al ser presentado en verso, condición poco común entre los espectador, pudiera correr el riesgo de perderse. No sucede asÃ, en esta nueva lectura de Calderón que ofrece Mendoza, el director agrega pinceladas de prosa y se permite pequeñas adecuaciones narrativas que cumplen su cometido de hacer compresible un texto que vive hace más de tres siglos.
Con las actuaciones de Laura Padilla, Fernando Escalona, Manuel Sevilla, Georgina Rábago, Sergio Alvarez, Lorena Abrahamsohn, Francisco Cardoso, Erika de la Rosa, Elisa Mass y Jorge MarÃn, El galán fantasma se presenta de jueves a domingo en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque.
En esta nueva temporada que enfrenta caos, polÃtico y vial, el dramaturgo nos recuerda que la risa es un antÃdoto invencible. “En tiempos caóticos o no, la comedia siempre es un deleiteâ€, Héctor Mendoza. Fotos: José Jorge Carreón
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