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Ser o Estar en Proyecto Shakespeare

Por: Claudia Magun — 1 de septiembre, 2005

Proyecto Shakespeare

En este ánimo de reunir visiones distintas en Proyecto Shakespeare, la CNT sumó a la escenificación de El Rey Lear, El mercader de Venecia y Sueño de una noche de verano (estrenadas en mayo y junio de este año), cuatro propuestas escénicas de dos de las más importantes escuelas de teatro en México: la Casa Azul y el Centro Universitario de Teatro (CUT), los montajes de Coriolano, Romeo y Julieta, Pericles, príncipe de Tiro, de Shakespeare, y Rosencrantz y Guildenstern han muerto, de Tom Stoppard presentadas en julio y agosto.

“El director, la Compañía Nacional, es decir los actores y el proyecto somos una unidad no hay compromisos, sino un compromiso de nosotros, todos, con un proyecto determinado. Yo creo que lo interesante de este Proyecto Shakespeare es que nos involucra a todos a un hecho de creación en donde las obras, los directores, los actores, escenógrafos, iluminadores, musicalizadotes, etcétera tenemos que concebirlo en términos de Proyecto que incluye a todas las posturas. Además de sentar un precedente nada habitual en nuestra realidad teatral”. Raúl Zermeño.

Proyecto Shakespeare nos permitió ver cómo desde la piedad filial de El Rey Lear, el juego de poder y la avaricia de El Mercader de Venecia, la política de la antigüedad clásica de Coroliano, hasta la romántica historia de amor de Romeo y Julieta, todo nos lleva a la disección del comportamiento del hombre.

En ese sentido la aportación de Shakespeare a la exploración de la condición humana trasciende la dramaturgia y desentraña el psique rompiendo con el tiempo para cinco siglo después leerlo en cualquier punto del orbe y constatar cómo la obra de un autor del siglo XV ha trascendido épocas y lenguajes, sorprendiéndonos en el siglo XXI por su pertinencia y contemporaneidad.

“El teatro de William Shakespeare conserva plena vigencia. Se trata de una de las obras dramáticas más vigorosas de la tradición occidental, llena de temas, estructuras y formas que seducen y estimulan la imaginación; fuente de inspiración y sabiduría. A pesar de los cambios externos, la sociedad occidental y con ella el resto de la civilización conserva en su centro la problemática que el dramaturgo refleja en sus obras. No existe dificultad alguna para entenderlas; es más, la distancia en el tiempo favorece su comprensión, lo que hemos podido constatar en las semanas que ha venido presentándose el Proyecto Shakespeare. Incluso podemos hablar por lo menos de una obra, Hamlet, que parece estar por delante de nosotros, como si el protagonista fuera el modelo de un hombre por venir” José Caballero.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.