Teatro

Entre espadazos y carcajadas

Por: Oswaldo Valdovinos — 10 de agosto, 2006

Venser al sensei La farsa se basa en la exageración de las emociones humanas, llevándolas a un punto en el que lo absurdo y lo cómico son las principales características del género tanto a nivel verbal como a nivel corporal.

Los gestos, los movimientos corporales, las situaciones en sí mismas e incluso las soluciones para resolver un conflicto planteado en la escena son de una naturaleza ampulosa y burlesca que lleva a los personajes, las más de las veces, a ser caricaturescos y divertidos, que lo mismo pueden pasar en segundos de la mayor alegría a una rabieta desmedida o a un estado de felicidad inconmensurable. De este modo, toda evolución que tengan sobre el escenario podrá parecer desmedida o incluso fuera de lugar, pero cuando es bien llevada los resultados pueden llegar a ser satisfactorios.

Venser al sensei en el Helenico En este sentido es que se puede considerar el montaje Vencer al sensei, de Richard Viqueira, cuya temática básicamente remite a la relación maestro-alumno en la que el sensei procede sistemáticamente más como un verdugo que como un guía, siguiendo quizás el viejo dicho de “la letra con sangre entra”.

Sin embargo, a pesar de que el texto sugiere una historia de venganza -el alumno le pregunta al sensei si alguna vez fue a la guerra, y si fue así, cuántos huérfanos dejó, y si no tiene miedo de que alguno de aquellos huérfanos quisiera cobrar venganza-, ésta pasa a segundo plano debido a la espectacularidad del montaje en sí, el cual se presenta los fines de semana en La Gruta del Centro Cultural Helénico.

Pocas veces una obra se basa casi exclusivamente en la acción física, y en este caso prácticamente la mayor parte del tiempo trascurre entre una serie de coreografías de diversas artes marciales muy bien logradas y ejecutadas con gran precisión, aunque
en ocasiones remitan a las películas de Jakie Chan o a las películas de karatazos.

Vencer al sensei, espectaculo de artes marciales Cabe mencionar que uno de los elementos que más se han destacado es el hecho de que el público esté muy cerca de los actores, quienes evidencian una disciplina y un buen manejo de las armas en escena para evitar accidentes, ya sea en el público o entre ellos mismos. Sin embargo quizás esto no sea lo más relevante puesto que, como se dijo en alguna otra fuente, esta obra no necesariamente es sólo “para los aficionados a los deportes extremos”. Quizás haya que buscar una relación más estrecha entre la temática, el texto dramático (importante en sí mismo y no sólo como pretexto para las coreografías) y la acción misma.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.