
Por: Roberto Sosa — 16 de abril, 2015
Los hermanos Karamazov, de Fiódor Dostoyevski es considerada como la más importante obra del autor ruso y una de las más relevantes de la literatura universal…
Como buenas aventureras que son y como siempre pensando en lo diferente, Ylia O. Popesku y MarÃa Inés Pintado se atreven a desafiar el célebre texto de Dostoyevski y le dan una vuelta de turrca para llevarlo a la escena teatral en una versión a la que ellas dan el tÃtulo de Karamazov. Todo está permitido.
Se trata de una relectura del clásico ruso donde los roles masculinos se transforman en las hermanas Karamazov, de tal forma que la femineidad es un agregado que complementa el drama para que más allá del género se aborden las contradicciones éticas, religiosas, morales y polÃticas de una sociedad del siglo XIX, y porque no, de nuestro tiempo.
Adecuar y desarrollar un planteamiento de estas dimensiones sobre un escenario y con sólo dos actrices es una labor muy complicada. Sin embargo en esta propuesta se logra a partir de una adaptación libre que rescata lo esencial, lo trascendente y fundamental del texto en una historia que se despliega sobre un espacio semivacÃo, con todo el poder, el rigor y la Ãndole del sentido dramático de Fiódor Dostoyevski.
Hugo Abraham Wirth, cómplice del proyecto, está a cargo de la dirección de escena. Tomando el timón de una nave que bordea hacia otras tierras, en otro continente y en otro tiempo: “hay mucha nieve y distancia entre México y Rusia…â€, dice Popesku. “Son dos pueblos muy similares en esenciaâ€, agrega.
En el texto original, se plantea la moralidad de los actos del hombre, el crimen en su aspecto moral enfocado como delito y en lo religioso como pecado. En la propuesta de estas dos jóvenes y atrevidas dramaturgas, la escencia permanece, empero se transforma, Ivanka defiende y adopta la ideologÃa racionalista y nihilista. Cuestiona a un Dios por haber creado un mundo basado en el sufrimiento de niños inocentes.
“La relectura del clásico de Dostoyevski en estos tiempos es pertinente. Nos habla del dolor humano en otras dimensiones; cuestiona los conceptos actuales de justicia, libertad, amor y pasión; confronta nuestra modernidad, y nos lleva a explorar otros significados. Karamazov en teatro es una adaptación e interpretación femenina que indaga sobre nuestra condición como seres humanos y sociedad, donde el dolor se sigue experimentando de manera descarnada ante nuestra perdida de conciencia, omisión e indiferenciaâ€, Hugo Wirth.
Karamazov. Todo está permitido, se representa con seis personajes. Dos hermanas bajo el yugo deuna madre amoral y viciosa intentan escapar de su fatal destino. Dos hermanas que intentan alejarse de todo lo que podrÃa significar su autodestrucción, al buscar cortar de raÃz la semilla de su naturaleza maldita que, inevitablemente, parece germinar y apoderarse de sus voluntades.
Una de ellas, Ivanka, recibe a su hermana Dima, ambas riñen por el comportamiento de su madre –quien tiene un amante–; el matricidio (no parricidio como en la novela original) domina la acción de la obra: “todos somos culpables, porque todos deseamos su muerte…â€.
Cabe señalar que de este capÃtulo se desprende la obra El Gran Inquisidor (del mismo Dostoyevski), que describe el encuentro en Sevilla entre un representante de la institución católica con Jesús. AsÃ, el inquisidor debate con Jesús sobre la gracia del libre albedrÃo otorgado al hombre, responsabilizando a ésta por la condena que ha sufrido la humanidad a vivir en la miseria y el desamparo.
La epilepsia como paralelo del relato (como sucede en El idiota), también vive en uno de los personajes, de tal forma que, a partir de situaciones concretas, la obra explora el alma humana, desde un contexto espiritual, social y polÃtico. “Indaga sobre nuestra condición como seres humanosâ€, mencionó Hugo Wirth.
En el contexto actual donde “todo está permitido†y no es posible manifestación alguna de los cielos en la Tierra, y la maldad y la barbarie rigen sobre la bondad. ¿Cómo enfrentarse a un mundo cada vez más violento, si las creencias religiosas y los ideales parecen haber abandonado al ser humano, que a su vez, aparentemente, ha renunciado a ellos…? En Karamazov. Todo está permitido, toda esta intensidad del drama se mantiene, al igual cuestiona los problemas éticos, que el mismo como Dostoyevski vivió durante su vida, incomprensibles para cualquier mente pensante.
Con un único elemento escénico –una tarima inclinada hacia delante–, el ámbiente creado por Carolina Jiménez para Karamazov… –desde mi particular opinión- logra una visión sesgada de la realidad. De esta manera, el movimiento da vida a la escena sin restarle fuerza al drama, de tal manera que todo se centra en el texto y en las espléndidas actuaciones de las mismas Ylia O. Popesku y MarÃa Inés Pintado, quienes utilizan el vestuario concebido por Adela Cortázar, propio de la época y lugar, para redondear la puesta en su conjunto.
Karamazov. Todo está permitido que se presenta sábados y domingos en el Teatro Legaria –espacio que hoy administra el INBA junto con los teatros Isabela Corona y Julio Prieto–, es la segunda entrega de una trilogÃa que inició con Dostoyevski: El Demonio y el idiota, producción que fue escenificada entre 2013 y 2014 en el Teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque.
“Decidimos en este segundo montaje de la trilogÃa, querÃamos mostrar un punto de vista menos optimista sobre el destino del ser humano. En la actualidad vivimos tiempos de destrucción y crueldad, y para mà como actriz me es imprescindible hablar sobre el caos que ha generado el que ‘todo esté permitido’ en nuestra sociedad… Ya ni siquiera es importante amar, solo ser amadosâ€, Ylia Popesku. Fotos: Pili Pala.
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.
Deja un comentario