
Por: Roberto Sosa — 4 de julio, 2008
En el inicio de esta puesta escénica los personajes no entran en ella desde un camerino o detrás del escenario, aquà los personajes llegan desde fuera, de la calle por la que usted o yo transitamos, del barrio de alguna zona marginal de esta gran ciudad; toman suya la escena no para contar una historia sino para representar la realidad.
El crack es la droga que los destruye, fÃsica y emocionalmente, pero también la sociedad hace “crack” desde sus estructuras, el paÃs está a punto de un “crack”, en un callejón sin salida, en el tubo del desagüe con toda la mierda que esto puede acarrear. Crack, o las cosas sin nombre, es una obra que no se disfruta, porque es eso, una mierda que refleja lo podrido que esta el ser humano por dentro, lo corrompida que está la sociedad.
Escrita por Edgar ChÃas, Crack, o las cosas sin nombre cuenta con las actuaciones de Emma Dib, Arturo Reyes, Gabino RodrÃguez, AdrÃan Ladrón de Guevara, Israel RÃos, Diana Fidelia y Leonardo Zamudio, bajo la excelente dirección de MartÃn Acosta. Se presenta del 3 al 27 de julio en el Teatro Benito Juárez (VillalongÃn 15, colonia Cuauhtémoc).
Los hechos transcurren en la vivienda de una pareja de clase baja y en un tubo del desagüe abandonado en un lote baldÃo. Los personajes emergen de una coladera, de la alcantarilla de una calle, salen a la luz con la mugre exterior e interior, para gritar en silencio: “¡Aquà estamos, en esto nos ha convertido la sociedad… mi familia!â€. Carentes de amor o de algún tipo de afecto, viven en constante violencia, se relacionan a través de la droga; el sexo se consigue a cambio de un “jalón†de crack, que los consume junto con sus vidas.
Lupe y Loco es un matrimonio convencido por el Mestro (narcotraficante disfrazado) que los induce a producir la droga dentro de su vivienda. Lupe es atrapada y se vuelve adicta al estupefaciente. Mona, Huero y Mosca forman un triángulo singular, jóvenes unidos por la droga. Mosca es un joven sin autoestima, Mona lo engaña, lo humilla y le hace creer que espera un hijo suyo, Huero es el padre, de quien también recibe insultos y vejaciones… al final, Mosca les cobrará caro los insultos.
El lenguaje es fuerte y abyecto, como es el caló que se utiliza en ese inframundo habitado por estos seres miserables… espiritualmente miserables. El narcotráfico es un problema que tenemos cada vez más cerca todos los que habitamos las grandes urbes, que alcanza todos los niveles sociales, pero que golpea más fuerte a los desprotegidos, a los sin nombre, a los marginados, a quien los gobiernos no han querido ver o no quieren ver.
Al hablar de la obra, MartÃn Acosta comentó: “Es costumbrismo post modernista, una farsa lúdica y cachetona, de lenguaje lumpen-fantástico e hiperbólico hasta la sofisticación, de guiñol, de grotesco, de esperpento y de telenovela. Crack es una tragicomedia sin pájaro azul, porque al bueno le va mal pero al malo tambiénâ€.
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