
Por: Enrique R. Mirabal — 6 de junio, 2006
Entre los más recientes estrenos, dos han llamado la atención por su carácter alternativo y diverso en la cartelera que se ofrece al capitalino: El primero, es Vortex, una creación de Rodrigo Mendoza y Laura Morelos, que se presenta cada lunes en el Foro Shakespeare y el otro, Salvación de Neil LaBute en el teatro Xola, pieza inicial en el arranque del proyecto de igual nombre.
Vortex canaliza el empeño de Mendoza por poner en escena sus conceptos, inquietudes y su diseño de teatro en el que se complementen el texto, los movimientos y la música que, por supuesto, también se debe a su inspiración. Co-autora del proyecto en cuanto a escritura y dirección está la artista Laura Morelos, multifacética prima ballerina, actriz y cantante.
La trama de la obra se circunscribe a complejas relaciones en las que la amistad y la idea de pareja sufren serios cuestionamientos, estudiados y sopesados, nos aclara Rodrigo Mendoza, desde el punto de vista sicológico y social.
Cuatro actores –Mario LorÃa, Alejandra MarÃn, Fabián Peña y RocÃo Verdejo– se encargan de representar a los tres amigos y a la cuarta en discordia, respectivamente: celos, resentimientos y la atávica necesidad de encontrar un complemento emocional en la pareja.
Situaciones inusuales vistas a través de un prisma que, a veces aclara y otras, distorsiona la realidad, giros y vueltas de tuerca y un final inesperado mantienen al espectador al tanto de lo que sucede a estos cuatro individuos, a veces de manera hilarante, otras con conmiseración y por qué no, también con enojo y reclamo. Estudio de caracteres, de la conducta del ser humano, de la ética y del amor a gritos.
El Proyecto Xola, por su parte, cristaliza la necesidad de varios creadores y promotores del teatro por ofrecer al público y a todos los involucrados en las artes escénicas un cartabón a partir del cual juzgar la dramaturgia contemporánea a través de sus más recientes productos.
En el teatro que da nombre a la empresa, ya se estrenó la primera obra de un total de cuatro de este proyecto, que podremos ver entre este 2006 y el 2007. Se trata de Salvación ( The Mercy Seat en el original) con Laura Almela y Ari Brickman dirigidos por Jorge A. Vargas, muy activo en su profesión en los dos últimos años.
Septiembre de 2001, a raÃz del atentado a las Torres Gemelas en New York. Un departamento diseñado por Gabriel Pascal al estilo más representativo de los ejecutivos de clase media norteamericana en su cuarta década de vida, con carrera en ascenso y cada vez más necesidades materiales para suplir vacÃos existenciales, siempre al borde de un grito pero contenidos por el deber ser de su condición.
Los tÃpicos neoyorquinos que, no hay otra opción, viven en el Village, en el Soho o en Chelsea o Tribeca. Neil LaBute, conocido por el público mexicano mediante las pelÃculas que ha escrito o dirigido y por la obra montada por Antonio Serrano el año pasado, Por amor al arte (The Shape pf Things) está de moda, como le correspondió a David Mamet hace unos años.
Hay puntos en contacto entre este autor y LaBute como también existen convergencias culturales con Woody Allen o Paul Auster pero, ante todo, se muestra un notable empeño de LaBute por sobresalir a costa de la desdichada existencia de sus personajes, trátese de seres marcados por alguna discapacidad fÃsica o emocional o por formar parte de los menos favorecidos en la feria de las vanidades: hombres y mujeres feos, poco inteligentes y primitivos, gordos que casi siempre poseen una sensibilidad especial derivada de su condición.
En Salvación no hay tullidos ni borders pero sà hay mediocridad y ambición en una pareja que se encierra a lamer sus heridas mientras miles de personas yacen en los escombros del siniestro. Imposibilidad de convivir con el peligro o de escapar a las convenciones. Laura Almela, especialista en personajes atormentados e intensos, da rienda suelta a su experiencia en la materia y provoca en Ari Brickman reacciones emanadas del Actor´s Studio en la inevitable escena de gritos como sinónimo de catarsis que el teatro y el cine norteamericanos nos tiene acostumbrados (y hartos) desde fines de los cuarenta del pasado siglo hasta a fecha.
Una obra menor de LaBute, Salvación obedece más a una reacción visceral ante la tragedia o al miedo de todo hombre occidental de ver desparecer su mundo ante la amenaza exterior. Circunstancial y en espiral, la trama se cierra sobre sà misma después de dar vueltas en busca de su razón de ser.
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