
Por: MarÃa Teresa Adalid — 27 de mayo, 2008
Nuestra actualidad tiene como rasgo común rodearse de personas y exponer la intimidad al extraño en el ciberespacio, sin embargo, una vida que presume tanta comunicación, en el fondo se mantiene solitaria, consecuencia de la despersonalización en las grandes urbes.
Siberia, es la nueva propuesta de David OlguÃn, autor y director (X Premio Internacional de Teatro de Autor Domingo Pérez Minik, España), que nos recuerda algunos fantasmas; como el autonombrado superhombre: Raskólnikov, protagonista de Crimen y Castigo de Dostoievski, que acude precisamente al lejano paÃs para purgar una sentencia por asesinato, sumergiéndonos en una narrativa psicológica.
Tal escenario de la vida frÃa, de automática cotidianeidad, donde se percibe la esencia de la soledad es el punto de partida para explorar la historia de Rodrigo, el asesino; Mariana, la prostituta; Juan Carlos, el ebrio melancólico, y Laura, el demonio interior. Siberia, un mundo roto, en una atmósfera aparentemente ajena a nosotros, pero universalmente reconocida, un lugar lleno de rarezas y en el que todos cohabitamos.
Seres extravagantes, protagonistas que repentinamente asesinan e incitan a la violencia y muerte, sin mostrar algún rasgo de arrepentimiento. La sangre predomina en los titulares –que han impuesto casi una moda– apelando al voyerismo de un accidentado, una violada o un muerto, noticias que pasan sin inmutar a nadie.
El hombre se desposeyó de significados para sà mismo, su existencia se somete a tratar de sobrevivir, sólo eso, sin entender en qué consiste o qué función tiene la vida propiamente. Personajes sumergidos en los propios miedos, faltos de creencias, respeto por sà mismos y con severas obsesiones. La independencia se cree poseer con el hecho de caminar por las calles, pero la realidad es que se está sujeto a la voluntad desquiciante del otro, se está vulnerable.
La libertad individual ha mermado en la ausencia de valor comunal y carencia de fe, no se persigue ningún objetivo, ni ideal o acto sublime, nada es nuevo y todo es rutinario. Es la era de vivir por vivir y matar por matar.
Los personajes solitarios se acompañan de paisajes gélidos, hermosos árticos blancos, donde el frÃo conserva a los muertos y mediante los embriagues del vodka Stolichnaya, se incita a olvidar el dolor, a si mismos y acurrucarse en la inconciencia adulterada.
La rutina diaria de un bar de prostitutas, beber lo de siempre, el ruido de todos los dÃas, hablar las mismas cosas, conduce a Rodrigo a sucumbir en ese tedio, a ejecutar una acción repentina y sin motivo aparente, sucede lo inesperado; matar en abstracto, en un paÃs despersonalizado, donde no se ejerce la ley, ni el orden.
El lado animal y grotesco se arrastra a sangre frÃa, la fatalidad es motivo de una extraña coincidencia con Mariana. “Matar por nada es la corona de espinas al mundo contemporáneo†cimbra en la mente y como eco se reproduce a través del recinto como persistencia acústica.
Repentinamente, Paco asalta misterioso la escena, juega con el demonio interior que existe en cada uno de nosotros, con incisivo cuestionamiento y destacado raciocinio. Fuerza emana de su boca, enfrenta los pensamientos directo a la vaguedad actual, donde el dolor es evidente, concibe preguntas con dominio del lenguaje y apela a la profundidad dramática.
La reflexión conduce: ¿Cómo llegó la sociedad a este deceso comunal?, más allá del profundo análisis, la teatralidad habla de personajes reales, con discurso claro, actuales, localizables en cada esquina, fieles a su costumbre y no por ello derivan en lo cursi, victimario o melodramático.
Siberia, escrita y dirigida por David OlguÃn, cuenta con las actuaciones de Laura Almela, Rodrigo Espinosa, Mariana Jiménez y Juan Carlos Vives. La escenografÃa e iluminación es un trabajo de Gabriel Pascal; el vestuario es un diseño de Edyta Rzewuska; la coreografÃa de Gabriel Rosales y Rodrigo Espinosa a cargo del diseño sonoro.
Siberia, el insospechado enigma de la culpa, el castigo y la redención se presenta de jueves a domingo… Siberia, una obra que explora la conciencia criminal, el absurdo intrÃnseco de la violencia y la crueldad.
El teatro El Milagro es un titánico esfuerzo independiente por abrir nuevos espacios de reflexión, como lo ha sido la reciente apertura del Centro Cultural el Foco para la escena cultural del paÃs.
En dÃas anteriores, El Milagro convocó a la mesa redonda: ¿Y la cultura cuándo?, con la participación de VÃctor Hugo Rascón Banda, Gabriel Pascal, Gerardo Estrada e Inti Muñoz, entre otros ponentes. Como bien se resaltó aquél dÃa, impera una necesidad por abrir espacios fuera de la “institucionalidadâ€, donde la comunidad pueda reunirse a reflexionar, discutir y proponer acerca de los problemas que le aquejan, más allá de intereses y tendencias polÃticas (que oscilan en enfrentamiento perpetuo entre dos bandos). La cultura debe de anteponerse a propaganda individual, egos y pensarse como un beneficio para toda la comunidad. Larga vida a este nuevo recinto para el arte.
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.
Al entrar en la psique humana con la misma genialidad que Dostoyewsky, da muestra de lo terrible que es no poder escapar de los demonios internos y que no son ellos, sino uno mismo quien castiga de la peor manera. Extraordinaria, el texto y las actuaciones son incomparables. David Olguin da muestra de que en México existen grandes dramaturgos.
En horabuena.