
Por: Susana Fernández — 21 de noviembre, 2014
“Escribir es algo que hago con gusto, que me da felicidad y rara vez lo hago con un objetivo preciso. Escribo por el gusto de escribirâ€, Wajdi Mouawad.
Con una mirada que denota a un hombre profundamente reflexivo, que observa al mundo como pocos empero que formula preguntas comunes, compartidas por distintas generaciones en diversos lugares del mundo, Wajdi Mouawad se encuentra en nuestro paÃs para presentar (entre diversas actividades académicas y escénicas que realizará en su estancia en México) Seuls, obra de su autorÃa que dirige y actúa, en dos únicas funciones que tendrán como escenario el Teatro de la Ciudad “Esperanza Irisâ€, mañana sábado 22 y domingo 23 de noviembre. Además, asistirá el jueves 27 de noviembre al Centro Universitario de Tesatro para disfrutar de la puesta en escena de Ventanas que el dramaturgo Hugo Arrevillaga Serrano hizo a partir de sus obras Solos y Sueños.
Agradecido con este joven director que ha llevada muchas de sus obras a la escena teatral mexicana, como la tetralogÃa La sangre de las promesas (conformada por Incendios, Bosques, Cielos y Litoral), además de Pacamambo, Ventanas y Sedientos, Mowad hace referencia a esta presencia que Arrevillaga le ha brindadado: “quien estuvo presente en los últimos seis años de mi vidaâ€, Wajdi Mouawad presentó –en conferencia de prensa– los aspectos de Seuls, asà como sus impresiones sobre el impacto que le provoca el reconocimiento con el que ya cuenta entre los amantes del teatro en nuestro paÃs.
“Siempre es impresionante llegar a un paÃs por primera vez, pero lo es más todavÃa cuando llegas a conocer a un público que te conoce mediante espectáculos de teatro o novelas que fueron escritas en la intimidad de un cuarto. El teatro es un arte muy local, uno hace teatro para la gente que vive a unos pocos kilómetros de la sala donde se va a presentar el espectáculo, es muy raro imaginar que una obra de teatro algún dÃa se presentará en lugares tan lejanos, te da como un vértigo y ese vértigo es porque hay gente que se dedicó a hacer posible estoâ€.
Inspirado por las reflexiones que movieron en él, las pinturas: El sacrificio de Isaac y El regreso del hijo prodigo de Rembrandt, ambas actualmente exhibidas en el Museo del Ermitage de San Petersburgo, Mouawad intenta responder en Seuls, algunas interrogantes además de explorar su propia condición de exiliado y su relación con la palabra y el oficio de escribir.
Seuls es la historia de Harwan, personaje que trata de reencontrarse a sà mismo en un paÃs que le es extraño y en un mundo que va cada vez más rápido, que impone un modelo de vida que aÃsla, que deja solos y cuyos fines son el éxito y el dinero.
Sobre su condición de dramaturgo, cuyo trabajo lo ha consagrado como una voz que se levanta para formular las eternas interrogantes de la condición humana de una forma sobresaliente y contundente, Mouawad se mostró sencillo al explicar su formación y origen como teatrero.
“Fue un contexto interesante el que me hizo entender que no tenÃa otra opción más que escribir. Yo querÃa ser actor de teatro, escribÃa en secreto, pero lo que realmente querÃa hacer era actuar. En Québec se habla francés y se escribe en francés, no se trata del mismo francés que el de Francia, con un acento y estructuras gramaticales que no tienen nada que ver, es otro idioma y si no lo dominas no consigues papeles. Entendà que la única forma de permanecer en el teatro era volviéndome director de escena y dramaturgo y dirigir a mis amigos en un idioma que serÃa el mÃo: un hÃbrido que mezclarÃa el francés de Francia, el libanés, el quebequense, el inglés y además el idioma poético que era mi propio idiomaâ€.
Con una actitud que nos indica que piensa y reflexiona hasta las más pequeña palabra, el autor nacido en LÃbano, criado en Francia y radicado en Quebec, se muestra respetuoso ante los sucesos acaecidos en nuestro paÃs, no sin ser enfático sobre los sentimientos que estos le provocan.
‘‘Desde hace unas tres semanas estoy leyendo mucho, todo lo que puedo encontrar acerca de la muerte de los estudiantes de Ayotzinapa. Por supuesto que se trata de algo que de entrada me aterroriza porque hay algo a nivel simbólico y tan fuerte en esa tragedia: el hecho de que sean estudiantesâ€.
Con esa sensibilidad particular para hacer mella en los sucesos que vive el ser humano y que pueden determinarlo, recordó la tragedia sucedida en Quebec, en diciembre de 1990, cuando un joven mató a mujeres en la Escuela Politécnica de Montreal y aseveró contundentemente en su relación con los sucesos nacionales: “Tal tragedia no puede ser olvidada, no puede ser banalizadaâ€.
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