Danza

Eterno Caracol… celebra 15 años con el estreno de Contemplación

Por: C. Magun y S. Fernández — 7 de noviembre, 2014

Eterno Caracol, celebra 15 años con el estreno de Contemplacion. Black Box del Cenart, noviembre 2014 “Soy coreógrafa porque antes soy bailarina y me gusta bailar”, Esther Lópezllera.

Con una emotiva selección de sus piezas más significativas y el estreno de Contemplación, Esther Lópezllera realiza una breve temporada del 6 al 9 de noviembre en el foro experimental Black Box del Cenart con motivo de sus primeros 15 años de trayectoria.

Radiante y entusiasta por “sus 15”, la coreógrafa Esther Lópezllera charló con InterEscena sobre el proceso de estos primeros tres lustros de trabajo y el estreno de Contemplación.

¿Cómo y de dónde surge esta pieza?
E.L: “Esta obra tiene que ver con el proceso creativo en que me encuentro. En general mis procesos tienen que ver con lo que me viene de aquí (señala el interior a la altura del corazón) y se va generando para ir del corazón a la cabeza. Particularmente, este año ha sido de adentrarme y observarme. En este caso, fue reflexionar en todo el proceso que he venido experimentando en estos 15 años. Fue muy loco porque también, extrañamente, tuve que hacer muchas cuestiones de actualización académica y fue impresionante ver todo lo que he hecho en este tiempo”.

Eterno Caracol, celebra 15 años con el estreno de Contemplacion. Black Box del Cenart, noviembre 2014 El concepto de Contemplación alude a una actitud de paz y quietud, ¿no es un contrasentido si se aplica a la danza que llama al movimiento?
E.L: “Efectivamente esta obra nace de ese estado donde parece que no haces muchos pero al mismo tiempo vas mucho hacia tu interior y observas tu exterior, es estar como conectado con las dos cosas: lo que te mueve desde lo profundo y lo que te mueve afuera. Normalmente me acercó mucho a las filosofías orientales porque me dan mucha paz y me gusta estar en estos estados de ‘contemplación’ donde ves hacia adentro y que también te vean a ti desde afuera, es un juego como entre las dos cosas”.

¿Cómo se refelja este estado filosófico en la puesta coreográfica?
E.L: “En esta pieza trabajan con nosotros pintores y es un poco también como cuando te encuentras en un primer momento con tu lienzo en blanco, que de pronto, también, ocurre en danza. A mí me pasa, aun cuando ya haya machacado la idea en la cabeza, estructurado la imagen, hecho un guión y decidir donde voy a comenzar y hacia donde llegar, cuando llegas al salón… siempre hay un momento de contemplación de tu lienzo. Es un poco como jugar, ésta una danza no lineal, más de ambientes, de sensaciones donde hay todos estos juegos de observar y ser obsevados. Hay dos pintores que observamos en escena y ellos te observan”.

Eterno Caracol, celebra 15 años con el estreno de Contemplacion. Black Box del Cenart, noviembre 2014 En esta interrelación con la plástica, ¿dónde queda la danza?
E.L: “Hay danza que evidentemente es producto de la contemplación. Hay una interactuación, observas al pintor y también cómo él te observa, a veces nosotros reaccionamos ante la mirada del pintor y a veces el pintor genera de lo que vio de nosotros. Cada actuación generará una pintura distinta, atrás del escenario hay un lienzo y adelante hay dos más. Estamos hablando que estamos en el Black Box, entonces el público está muy cerca y esto logra un contacto muy cercano con ellos y nosotros”

¿Esto quiere decir que hay mucho de improvisación?
E.L: “En todo lo que hago hay una estructura espacial pero sí, existe un margen de libertad. A mí me gusta pintar, dibujo y doy clases, en ese sentido con mi danza yo pinto, porque me gusta hacer diseños, trabajo de composición en el espacio, escribir, dibujar, escuchar música, crear para mí implica un proceso largo, conmigo todo es largo (sonríe). Es algo que traigo y que me preocupa”.

Eterno Caracol, celebra 15 años con el estreno de Contemplacion. Black Box del Cenart, noviembre 2014 Bailarina y coreógrafa de la “vieja escuela”, Tete Lópezllera es una artista que se apega al gusto y conocimiento de la danza, ella –de las pocas que respeta e interpreta el lenguaje corporal–, es humilde al autodefinirse desde su condición de creadora: “Soy coreógrafa porque antes soy bailarina y me gusta bailar”.

Feliz por el festejo de sus 15 Años, y consciente de que la danza es un oficio donde el tiempo cobra fuertes las facturas, Esther Lópezllera responde a la obligada pregunta del ¿por qué hacer danza?
E.L: “Porque me tranquiliza, me hace ser mejor humano, mejor persona y soy necia siempre me verás machetearle, creo que no hay sólo bailarín o coreógrafo que no lo sea”.

Eterno Caracol, celebra 15 años con el estreno de Contemplacion. Black Box del Cenart, noviembre 2014 Con la participación de Marina Acevedo, Kesia Herrera, Omar Luqueño, Bryant Pineda, Rebeca Portillo, Mireya Perea y la propia, Esther Lópezllera, Contemplación cuenta con la participación de los pintores Francisco Paz y Alex Zabro y a manera de gradecimiento y homenaje está dedicada a la memoria del bailarín Roberto Robles, fallecido el año pasado.

En este momento, los ojos de la maestra se humedecen y concluye…

“Mi Betito, amigo, hermano, compañero, cómplice, lo conocí desde que éramos estudiantes. Bailamos juntos mucho tiempo en Delfos, y cuando ellos se van y yo decido iniciar Eterno Caracol, a partir de ahí Betito fue fundamental, estrené con él la primera pieza de esta compañía, hasta el año pasado que murió, estuvo en Serpientes y Escaleras, de hecho murió bailando con nosotros. Un bailarín de la magnitud de Roberto, que dio tanto a la danza, duro tanto por la danza misma, la danza lo mantuvo vivo, te dejaba helada al verlo bailar. A mí me duele mucho que de pronto no se le de el reconocimiento que debiera, son cosas que me lastiman porque si un coreógrafo no tuviera bailarines no podría bailar…”

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.