
Por: Antonio Riestra — 30 de julio, 2014
Bajo la dirección de Gilberto Guerrero y con actuaciones de Ana Luisa Alfaro, Karen Daneida, Abel Ignacio Hernández y Abril Pinedo, Perro Teatro presenta Palabras de amor en alemán, obra cuyo eje temático es el inevitable, permÃtaseme, extranjerismo en el extranjero; en este caso –ya el tÃtulo lo indica– en el viejo continente.
Al principio, más que una puesta en escena, es un performance. Es decir, el espectador asiste a un desenvolvimiento actoral que rebasa la escena, ciñiéndola hasta dejarla dentro de foco: los cuatro actores toman las riendas de sus personajes para dejar de modo claro que no existen otros personajes, pero existen: como si los cuatro habitaran en uno solo, como si uno solo habitara en los cuatro.
Una digresión: viene a mi recuerdo Carnage, del director y guionista Roman Polanski (no conozco la versión de Yasmina Reza), y El ángel exterminador, de Buñuel.
Cuando vi dichas pelÃculas, me hicieron sentir un extranjero. ¿Por qué? Porque extranjero, pienso, es quien desea salir de sà y algo se lo impide, quizás él mismo.
Luego, esto no es del todo una digresión: Palabras de amor en alemán, a lo largo y ancho de su extensión, muestra diversos estados de vaguedad, de vacÃo, esa identidad que se desconoce.
“¿Cuántos tipos de extranjeros conocemos?â€, parece decirnos el texto de Palabras de amor en alemán. Y es que los contrastes que podemos advertir (Guadalupe se fue para ganar dinero, mantener a su familia; Abel quiere realizar estudios de posgrado; LucÃa se ha enamorado de un alemán; ¿y Ana? Cada quien escribirá, leerá su historia) abren la mente clasemediera, la acomoda: casi todo se vuelve un desplacer cuando se abandona la patria por querer huir de uno mismo, por el deseo de erguirse sobre un terreno más firme, acaso feliz.
Hace ya bastante tiempo que descreo de la actuación, ¿del teatro? No sé cuándo platicaba con una excelente actriz acerca del terreno sagrado, que, sin duda, es el escenario. Conmovida argumentó que “en éste, hay cielo y hay infierno, que el actor elige dónde quedarse. Pero debemos tener en cuenta que en el infierno también puede hallarse el cielo, y en el cielo nomás hay cieloâ€.
Quiero pensar, por lo tanto, que no existe un purgatorio dónde expiar nuestras penas (tanto para los espectadores como para los actores) y, sin embargo, la obra que he referido en estas lÃneas, nos insta a reflexionar sobre los pecados que anegan nuestro mundo, reflejo del hombre moderno y sus circunstancias: una falta de identidad concreta, tal vez sólo aislada en nuestro idioma, en las personas que nos miran crecer o, a fuerza de hacernos crecer, sin quererlo nos empujan alevosamente a re-buscarnos, hasta encontrar, digámoslo asÃ, una especie de Ãtaca baldÃa pero segura: la tranquilidad recobrada.
Con una corta temporada (hasta el próximo 13 de agosto), Palabras de amor en alemán se presenta de lunes a miércoles en el Teatro El Milagro (Milán 24, colonia Juárez).
“He querido reflexionar sobre esa otra patria que se marchó -deshilada de esta que se queda-, en busca de pan, de paz y de amorâ€, Gilberto Guerrero.
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Muchas gracias, Antonio Riestra.
Nos quedan dos semanas.