
Por: Arturo Carrasco — 10 de junio, 2014
Quizás, para muchos, el nombre de Yann Tiersen, no les diga mucho, pero su música sà les puede ser familiar: ¿quién de nosotros no se emocionó y vibró con las notas que acompañaron las aventuras de una joven chica llamada Amelie, o bien, ha sentido como sus notas expresan la problemática de vivir en un mundo que ya no es el que antes conocimos?…
Lo que sà se sabe es que las piezas de Tiersen han dejado de ser sólo el soundtrack de pelÃculas y se han convertido en parte de nuestra vida, tal como lo expresa uno de los cientos de comentarios esparcidos en un famoso sitio de videos: “por su capacidad para definir lo que uno siente y esâ€,
Pues bien, este extraordinario multiinstrumentalista francés de 43 años, de complexión delgada y actitud más bien introspectiva que para algunos puede pasar por tÃmida –quizás sea porque sabe lo que es capaz de hacer sentir y por eso prefiere guardarlo para el momento en que se presenta en un escenario–, regresó después de dos años de ausencia a México.
El espacio elegido para estas presentaciones fue el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, ¡no pudo haber elegido mejor lugar!. Dos fabulosos conciertos, que forman parte de Infinity, una larga gira que lo ha llevado a visitar más de 30 ciudades y muchas más que le faltan por recorrer por gran parte de los cinco continentes.
En este intenso ir y venir por el mundo, Tiersen ha presentando su última producción discográfica, la cual lleva como tÃtulo el mismo nombre de Infinity, una super producción que ha realizado en colaboración con Gareth Jones y Daniel Miller, dos productores ingleses de amplia experiencia.
Un disco compuesto entre Islandia, Bretaña y las Isla Feroe, por lo cual podemos encontrar en él un matiz multicultural pero no por eso alejado del estilo sonoro que lo ha identificado y como es usual en cada una de sus producciones amalgama piano, acordeón, violÃn, guitarra, armónica y otros tantos instrumentos para lograr un sonido lleno de plenitud, nostalgia y otros sentimientos capaces de conmover a más de uno.
Fue asà que en esta parada en México, quien esto escribe, tuvo la oportunidad de asistir a una de ellas y ser partÃcipe –más como un admirador que como periodista– de una la velada extraordinaria.
Se trato de un concierto, donde a lo largo de poco más de dos horas, Yann Tiersen y su banda interpretaron sin descanso diversas piezas de su nuevo disco y otras tantas de su vasta discografÃa, las cuales realmente merecieron el aplauso y reconocimiento de todos los asistentes que llenaron este espacio de Donceles.
Aun cuando el músico y su banda no interpretaron muchas de las icónicas piezas de las aclamadas bandas sonoras de las pelÃculas Amelie y Good bye Lennin –como el público lo esperaba–, lo cierto es que esto no dejó para nada un sinsabor de boca, al contrario, cada una de las composiciones interpretadas, sin importar si eran conocidas o no, nuevas o las ya clásicas de su repertorio, significaron un despliegue de talento que despertó una infinidad de sensaciones y emociones que sólo los atronadores aplausos que siguieron a cada una de ellas pueden definir y explicar aquello que se vivió en ese concierto el pasado 25 de mayo, donde se escucharon acordeones, violines, guitarra y algunos otros instrumentos como la melódica, xilófono, clavicordio y hasta un piano de juguete y una máquina de escribir, y para rematar los sonidos electrónicos del sintetizador
Una vez más quedo demostrado que Yann Tiersen, es hoy dÃa uno de los pocos artistas capaz de despertar una verdadera e increÃble mezcla de sentimientos y emociones en su público y, a la vez, expresar y compartir los diversos estados de ánimo, historias, recuerdos y vivencias que con su música puede despertar.
Muchas ideas se agolpan en mi cabeza para recomendar que se acerquen a su obra pero, que valga más la sencillez y dejemos por ahora la elegancia al sastre, creo que lo único que puedo decir es que escúchen a Yann Tiersen, uno de los instrumentistas más versátiles y multidisciplinarios de su generación, sientan su talento y dejense seducir por su enigmática personalidad a través de Infinity, una singular mezcla entre un pop acustico y música electrónica, donde por supuesto no deja de lado su influencia de la canción francesa, el rock, la música clásica y su infalibre estilo minimalista
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