Ricardo III, el asesinato cubre de rojo el escenario del Teatro Julio Castillo

Por: Susana Fernández — 23 de mayo, 2014

Ecos de una guerra que da paso a la celebración de la paz, una paz efímera y de espejismo donde se sienten viejos rencores que no terminan de encontrar el perdón…

“Ricardo III es 100% Shakespeare, liberado de la retórica y del universo laberíntico del entorno en el que surge el drama, una obra que nos toca muy de cerca en el contexto de aquí y ahora en México, una historia sobre los muertos que cobra la ambición política”, Mauricio García Lozano.

“El invierno de nuestra discordia se ha vuelto verano”, exclama el protagonista al inicio de Ricardo III, última producción de Teatro del Farfullero, a partir de una historia teñida de rojo, rojo de violencia, tragedia y pasión.

Demostrando la gran capacidad para entender la psique humana que poseía William Shakespeare, Mauricio García Lozano lleva a escena una versión única de Ricardo III, una trama apasionada, visceral y universal traducida por el especialista Alfredo Michel Modenessi que con tintes de horror y tragedia puede leerse como una más de las sordidas notas periodísticas que hoy que describen el perfil de un hombre que impulsado por la ambición de poder y venganza avasalla todo a su alrededor.

“Este montaje es completamente nuevo en el sentido de que partimos del original en inglés, se trata de un texto que nunca se ha escuchado en español en ninguna parte del mundo, es una adaptación sobre la espléndida traducción de Michel que tampoco nunca se ha visto, es decir que estamos hablando de un Ricardo III muy particular, muy pensado para nosotros, para este México, para este 2014”, Mauricio García Lozano.

Sin ajustarse a una versión historicista que poco o nada tenga que decirle al público mexicano, empero con un apego y respeto al texto del dramaturgo inglés, Mauricio García Lozano guía a un extraordinario grupo de actores, encabezado por Carlos Aragón como el ambicioso monarca Ricardo, en una propuesta que sin caer en el drama absoluto narra con soltura, ingenio y humor una larga cronología de matanza y asesinatos, una serie de actos de crueldad desmedida que aun cuando motiven al público a la reflexión, también desencadenan una que otra carcajada provocada por la similitud entre tiempos y hechos históricos de nuestra sociedad actual. “Mi argumento está en las armas”, exclama el poderoso Ricardo III, mientras el espectador, sigue con espanto como se suman las víctimas de un hombre sin escrúpulos al que la conciencia estorba.

Por su parte, Paloma Woolrich, Haydeé Boetto, Jorge Zárate, Ricardo Esquerra, Sophie Alexander-Katz, Leonardo Ortizgris, Américo del Río, Daniel Haddad, Tamara Vallarta y Assira Abbate, conforman el elenco de este gran juego shakesperiano, un exhaustivo trabajo actoral de desdoblamientos donde representan a más de 30 personajes que nos muestran todos los vicios de la humanidad, los contubernios políticos, las alianzas mezquinas, los tejes del poder que bien pudieron suceder hace 400 años o hace seis meses, usted querido lector elija.

Es así que Ricardo III se convierte en una puesta para el lucimiento actoral donde si bien todos los protagonistas se entregan para goce del público, Zarate encarna toda la vileza del asesino y sirviente; mientras que la señora Woolrich y Boetto logran la nobleza de las verdaderas reinas, particularmente a título personal, estos tres actores hacen suya cada frase y movimiento de una forma absoluta para que nosotros desde la butaca los gocemos en toda su capacidad histriónica.

De esta forma García Lozano logra empatar con el autor, la misión de hacer del teatro un universo donde el público se adentre y compenetre de tal forma que el mundo real quede lejano pero no ajeno.

“Más que poeta, dramaturgo, sabio o filósofo –Shakespeare era todo eso y más–, pienso que era un cuate muy preocupado porque la gente fuera al teatro y se la pasara bien, no tanto por tirar netas, las netas están ahí. Lo que nosotros queremos recuperar, sobre todo, es esa inmediatez, esa urgencia con la cual él hacia y montaba sus obras. A mí me interesa, la gente de teatro, me interesa el actor, el colega, y –con todo respeto y modestia– hemos querido relacionarnos con Shakespeare de a tú a tú como gente de teatro”, Mauricio García Lozano.

Con una puesta ágil donde no se sienten sus tres horas de duración y la intensidad va subiendo de nivel conforme van cayendo las cabezas y los pecados del monarca lo hunden más en la sangre de sus víctimas, Ricardo III es una propuesta muy visual donde la escenografía, diseñada por Jorge Ballina, apoya cada escena que se desarrolla en distintos niveles y logra efectos ópticos que permiten apreciar en otra dimensión el rojo del asesinato que distingue la fuerza de este complicado y perturbador texto shakesperiano.

Montada sobre el escenario del Teatro Julio Castillo, Ricardo III es una apuesta donde García Lozano se permite transitar desde la tragedia hasta la farsa, con gran pericia y arriesgue, se trata de un intenso juego de malabares donde nosotros –como espectadores– experimentamos distintos estados de ánimo.

“Esa realidad de hace 420 años que plasma Shakespeare, termina resonando brutalmente con lo que nos está pasando hoy. No hay mayor inocencia, no hay solaz de tranquilidad, de armonía, creo que es un retrato muy intenso sobre una clase que puede ser la de los poderosos o sobre la condición humana que no admite tranquilidad. Es una obra muy angustiosa, pero también muy entretenida, que empieza a sonar terriblemente familiar”, Mauricio García Lozano. Fotos: Hector Lara