
Por: C. Magun y S. Fernández — 1 de octubre, 2013
“En lo profundo de un bosque, en la cima de un volcán, existe un mundo extraordinario en el que todo es posible. Un mundo llamado Varekai…â€
Varekai es el nuevo espectáculo con el que Cirque du Soleil sorprende al público en su más reciente visita a nuestro paÃs. Una producción que aun cuando data de hace más de diez años –se estrenó en Montreal en 2002 y desde entonces ha sido representado 3.500 veces y ha sido visto por más de 8 millones de personas– no deja de sorprender por su fantasÃa, equilibrio escénico y derroche de tecnologÃa.
Es una más de esas fabulosas y perfectas aventuras con las que el Cirque du Soleil nos cambió la perspectiva de aquello que debe y es el espectáculo en el siglo XXI. Una más de sus millonarias producciones con las que esta compañÃa québécois ha conquistado a cientos y miles de fans en nuestro paÃs –y en el mundo–, como han sido AlegrÃa, Saltimbanco, Quidam y Ovo, la gran fiesta de los insectos que pudimos apreciar en el 2011.
El viaje de Varekai inicia en 65 camiones que transportan el sueño hecho materia, una realidad de más de mil toneladas de equipo técnico y fantasÃa teatral que se sustenta en más de 130 piezas de vestuario y un bosque con más de 300 “árboles†que abre la puerta a un mundo donde lo imposible adquiere color y forma.
Varekai –palabra que en lengua romanà de los gitanos significa “en cualquier lugarâ€â€“, es una alegorÃa llena de color, magia y virtuosismo que surge de la imaginación de Dominic Champagne –quien escribe y dirige– a partir de un homenaje al espÃritu nómada, al arte de la tradición circense y a aquellos que buscan el camino que lleva a una primavera encantada en un mágico bosque lleno de criaturas fantásticas…
Una ilustración que nace de una explosiva fusión que transforma los sueños en demostraciones de habilidad y poder para lograr una conjura entre arte escénico, expresividad coreográfica, arte circense, música y, por supuesto, el gran despliegue de imaginación con la que Cirque du Soleil ha sellado cada uno de sus emblemáticos espectáculos.
La historia de Varekai inicia con un joven solitario que cae del cielo en las sombras de un bosque mágico sembrado en un mundo caleidoscópico lleno de criaturas fantásticas. Un aterrizaje de gran belleza que llevará a este escultural hombre a emprender una aventura extraordinaria. Ese dÃa, en el lÃmite de tiempo, en un lugar de posibilidad pura y sin diluir, empezará un conjuro que lo llevará a descubrir los misterios del mundo y de la mente…
Es asÃ, que se nos revela la historia de Varekai, una súper producción que lleva la firma de Dominic Champagne, un talentoso artista que una vez más confirma esa habilidad única que tiene para llevar a escena aquello que imagina –también participó en Zumanity y Love–, porque sà que es un regalo el concretar una idea y cristalizarla, porque lo que más sorprende de cualquier espectáculo del Cirque du Soleil es que el imaginario lo aterrizan en el escenario.
Dominique Champagne es quien ha logrado conjuntar todo el equipo que hace Varekai, como ese juego acrobático que es coordinado por Andrew Watson, un gran artista que ha colaborado por varios años como figura estelar tanto en el escenario como tras las bambalinas donde intervino en el diseño de las acrobacias de Saltimbanco, AlegrÃa y Quidam.
La obra plástica del diseño escenográfico que da el ambiente onÃrico de Varekai es una idea de Stéphane Roy, gran creativo que además ha realizado los sets de Dralion, Zumanity, Kooza y Zarkana.
En el impacto visiual de la obra, el vestuario y el maquillaje es lo que finalmente moldea al personaje, esos seres etéreos que con su apariencia te seducen a un universo bizarro que no tiene tiempo ni espacio pero si una profunda filosofÃa.
Este oficio casi artesanal que conlleva harta imaginación y maquinación es concebido por Eiko Ishioka en el vestuario y Nathalie Gagné en el maquillaje, dupla sin la cual no se hubiera terminado de trazar la constelación de personajes que conforman Varekai.
Otro pilar de este espectáculo es el equilibrio que le proporciona la coreografÃa de Michael Montanaro y Bill Shannon, dos grandes figuras de la danza que dan armonÃa, exactitud y balance estético al movimiento, el cual sirve como marco para los ejercicios circenses: mientras en el aire se desafÃa las alturas abajo se crea un ambiente mágico que envuelve el entorno de aquello que sucede.
Cada anécdota que conforma la narrativa de Varekai se complementa con la música, escrita y dirigida por la italiana Violaine Corradi y François Bergeron en el diseño acústico, ésta viene a redondear todos los elementos del show.
La música es el último eslabón de un complicado mecanismo que a primera vista es bello, pero que en sus entrañas conlleva una perfecta logÃstica que como reloj suizo hace que el engranaje funcione perfecto. Un todo donde cada elemento tiene su lugar y momento especifico.
Es increÃble el pensar que aquello que los creadores visualizan se multiplica en la realidad, algunos dicen que es por los millones con los que cuentan para producir los espectáculos, pero el dinero sin talento no es suficiente y para este ensamble que alguna vez empezó como circo de la calle el talento nunca ha sido un problema, sino que abunda. Asistir al Circo del Sol es ver como funciona la maquinaria del espectáculo más que con dinero, con talento…
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