Por: Colaborador Invitado — 29 de agosto, 2013
Qué mejor espacio que el Foro Sor Juana Inés de la Cruz –del Centro Cultural Universitario de la UNAM– para recrear los diferentes niveles de existencia que nos rodean pero que no percibimos a primera vista.
Desde que el espectador entra se ve rodeado por una espesa neblina, como si caminara sobre la nada, podrÃa ser el pico de alguna zona montañosa de Oriente o incluso el mismo cielo.
Mai Sho Gakhu, Trazos de fuego es el nombre de la puesta en escena que recientemente terminó temporada, y en la que su creadora y directora Irene Akiko reúne tres expresiones artÃsticas: Danza (Mai) CaligrafÃa (Sho) Música (Gakhu), todas entrelazadas escénicamente de manera equilibrada.
Cada manifestación se convierte en un personaje protagónico, trascendiendo el hecho de que son interpretadas por actores de carne y hueso. Y es que se dice que una de las maneras más rápidas y posibles de liberación del espÃritu es a través de la actuación y el escenario.
Eso es precisamente lo que logran los intérpretes de esta propuesta multidisciplinaria a través de dos artes dancÃsticas de origen japonés: el Butoh muy de moda en los últimos años, pero con el valor agregado de otro género, el Kabuki Buyo.
La estilizada y figurativa caligrafÃa japonesa que se aprecia tanto en lienzos gigantes, en un gran biombo o en el mismo cuerpo de los intérpretes que a su vez trazan sus propios sÃmbolos corporales con movimientos sutiles y a la vez contundentes.
Y la música con sonidos suaves y delicados en momentos y en otros frenéticos y guerreros al ritmo del tambor (taiko) y otros instrumentos étnicos.
En una historia no narrada verbalmente, pero si contada en el lenguaje de cada personaje, se dibujan los venenos espirituales que condenan al mundo fÃsico: odio, ira, envidia, enojo, culpa, miedo para llegar al regocijo de la reconciliación de los opuestos a través de contactar con dos grandes deidades, los espÃritus del fuego y el agua, que siendo energÃas opuestas, al complementarse obtienen el centro.
Los actores-bailarines encarnan el mundo sutil y espiritual, pero al mismo tiempo interpretan al mundo material y terrenal, confrontando al calÃgrafo Shodoka quien al parecer no encuentra la satisfacción con los ideogramas que plasma en los lienzos y en el enorme biombo frente a él, hasta que finalmente consigue contactar con el espÃritu del agua (energÃa positiva) y el espÃritu del fuego (energÃa negativa) reconciliándose con su ser a través de su arte, la caligrafÃa.
El resultado escénico y estético de Irene Akiko, no solamente se muestra en movimientos y frases dancÃsticas suaves, claras, bien definidas y dramáticas, sino también a través de un vestuario llamativo, colorido a manera de pinturas sobre lienzos orientales; nos remite al teatro de máscaras. La música, omnipresente todo el tiempo, nos conduce a un mundo mágico que nos acompaña cada instante y se vuelve imperceptible pero que sin duda forma parte de la vida cotidiana de la cultural oriental.
Mai Sho Gaku, Trazos de fuego fue interpretada por la misma Irene Akiko (Elemental de agua- Fude), Arturo Tames (Elemental Fuego- Sumi), Yolox Medina (CalÃgrafo- Bonzo), Alejandro Méndez y Nahoko Kobayashi (músicos, Fujin y Rajin), asà como VÃctor Báez en el papel de Kuroko.
Mai Sho Gaku, Trazos de fuego consigue transportar al espectador a diferentes realidades, olvidando la necesidad de comprender a nivel racional, pero si conectando por medio de los sentidos, al cobrar conciencia del espÃritu que habita en los elementos, en las cosas y en los seres que nos rodean, en el arte que el ser humano es capaz de expresar.
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.
Deja un comentario